jueves, marzo 28, 2024
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A salvo Isagén, en cambio las pensiones…

Los negocios de la banca en Colombia y la obsecuencia del gobierno con los banqueros harían ruborizar a la mafia rusa.

Luis Carlos Sarmiento Angulo, empresario constructor y banquero colombiano
Luis Carlos Sarmiento Angulo, empresario constructor y banquero colombiano

Mario Serrato

El actual gobierno de Colombia, con el ministro Mauricio Cárdenas al frente de la cartera de Hacienda, propuso recientemente la venta de Isagén para destinar los recursos obtenidos al financiamiento de las denominadas carreteras de cuarta generación, o (4G).

La privatización de la productiva empresa de energía se malogró cuando sectores de la oposición al gobierno, y expertos en economía, demostraron la inconveniencia de la propuesta e interpusieron acciones judiciales que por fortuna abortaron momentáneamente el propósito gubernamental.

Sin embargo el problema sigue vivo. La razón se explica en el súbito interés de Luis Carlos Sarmiento Angulo en ampliar su cartera de negocios hacia la construcción de carreteras.

En razón a que don Luis Carlos Sarmiento no está dispuesto a arriesgar su propio dinero en la construcción de una sola obra, entonces el gobierno, con el fin de complacer al viejo zorro de la banca, se inventó y expidió el decreto 1385 de 2015 mediante el cual las compañías autorizadas para recaudar el dinero de las pensiones, quedaban facultadas para disponer de los ahorros de los pensionados y con ellos hacer inversiones en nombre propio.

No sobra recordar que las compañías recaudadoras de las pensiones más poderosas son controladas por Luis Carlos Sarmiento Angulo.

En pocas palabras: el pobre le presta al rico sus ahorros sin darse cuenta y sin intereses, el rico hace negocios con ese capital y obtiene descomunales beneficios. En caso de que algo salga mal, por ejemplo: la carretera no sea usada con la intensidad programada para asegurar la recuperación de la inversión, el gobierno reaparece y cubre el faltante con patrimonio público.

La naturaleza de las concesiones consiste en que el contratista (concesionario) invierte su propio dinero, corre riesgos como todo negociante, construye la carretera, y después, en un lapso de 15 o 20 años de cobro de peajes, recupera su inversión y obtiene ganancias.

En Colombia, gracias al ministro Cárdenas, el contratista (concesionario) recibe la plata de los pensionados sin intereses, invierte en la construcción de la carretera el dinero ajeno, y cuando termine la obra, se queda 20 años cobrando peajes. Si el dinero recaudado en peajes no es suficiente, entonces el gobierno lo indemniza, puede ser con la venta de Isagén o disponiendo de nuevo de los ahorros de los pensionados. Y créanme, nunca el dinero recaudado en peajes es suficiente, gracias al truquito infame de la mayor cantidad de obra.

Las condiciones en que el banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo interviene en la economía y obtiene sus beneficios, dista mucho del modelo económico neoliberal que nos vendieron e impusieron los economistas de la Universidad de los Andes desde el gobierno de Cesar Gaviria.

En ese modelo nos dijeron que habría competencia y que esta sería igual entre los proponentes.

Los competidores, aseguraban los “Andes Boys” hace 25 años, deberían hacer gala de mucha capacidad en la calidad de su trabajo, mejoramiento constante de su producto, alto nivel en el servicio y disposición para asumir los riesgos inherentes al negocio.

Lo que se está viendo, en el caso de Sarmiento Angulo y las pensiones de los ahorradores colombianos, no es otra cosa que el engaño del poderoso, con el beneplácito del gobierno, al pobre asalariado que por ley se encuentra obligado a depositar los ahorros para atender su vejez, en los Fondos Privados de Pensiones.

Por ahora, y con el propósito de dar un parte de tranquilidad, informo está a salvo Isagén. En cambio los ahorros de los pensionados…

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