“La retaliación no corrige males que ya han sucedido, y generalmente solo acumula más amargura para el futuro. Lo que es crucial es girar hacia el futuro, no vivir en el pasado y asumir una postura política basada en la esperanza, el trabajo y el reconocimiento de los demás”
Yaneth Corredor Castro
Gran parte de analistas políticos, tanto nacionales como observadores internacionales, coinciden en señalar que los colombianos estamos frente al reto más importante de nuestra vida republicana, y en palabras del profesor Rodrigo Uprimny “es una tarea ética y la más transcendental en la vida política del país”. No es una afirmación ligera: es definir entre la violencia generalizada contra quienes piensan distinto -o reclaman derechos- y la posibilidad de resolver los conflictos de manera civilizada.
Martha C. Nussbaum, filósofa norteamericana, nos envía una carta a todos los colombianos y espera que tengamos sensatez y generosidad, porque “la retaliación no corrige males que ya han sucedido, y generalmente solo acumula más amargura para el futuro. Lo que es crucial es girar hacia el futuro, no vivir en el pasado y asumir una postura política basada en la esperanza, el trabajo y el reconocimiento de los demás”, es decir espera el voto afirmativo de las grandes mayorías por la paz y un rechazo a quienes claman venganza.
Por tanto, estamos obligados a enmendar la postura que nuestros padres y abuelos tuvieron en el plebiscito de 1957 (que dio paso al Frente Nacional) cuando votaron por no volver a participar en una consulta popular semejante; la participación masiva este 2 de octubre nos mostrará ante los ojos del resto del mundo como un país del cual nos debemos sentir orgullosos; en caso contrario asombraremos, porque nadie entendería que elijamos continuar con una estela de muerte y destrucción, en pocas palabras como verdaderos bárbaros sin futuro. Ese es el reto: votar sí a la paz.