jueves, marzo 28, 2024
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A Jamaica sin camisa

En la isla caribeña, Bolívar reflexiona, escribe y publica el 6 de septiembre la Carta de Jamaica.

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Armando Orozco Tovar

(…) Era esbelto como la palabra Héroe y tenía ojos de relámpago libertador. Se llamaba Simón…
Su corazón se dilataba de un modo pavoroso. Su corazón tomaba la forma de un continente.
Vicente Huidobro (Chile-1893-1948)

Bolívar, enemigo de las guerras fratricidas en las que lo compromete el gobierno neogranadino de la Patria Boba, inauguradora de las guerras civiles en Colombia. Como escribe José María Espinosa, el abanderado de Nariño: “No hay duda que la República estaba entonces en el noviciado del arte de derramar sangre en que hoy es profesora consumada. Tal vez por esto la llamaban Patria boba”.

Primero con la toma de Santafé, y luego de Cartagena de Indias, donde debía ir con las tropas dadas por el congreso federalista de Tunja a doblegar a Castillo y Rada, y luego a Santa Marta. Decide el 8 de mayo de 1815 en el Cuartel de la Popa despedirse de su ejército, diciéndoles: “Ningún tirano ha sido destruido por nuestras armas…”. En ese momento el Libertador se da cuenta de manera visionaria que militarmente quedará disminuido en estos combates fratricidas para el enfrentamiento inevitable contra el ejército de Fernando VII, que viene preparado para la reconquista.

Sin un centavo y con una sola camisa, como se lo manifiesta en una misiva a un amigo inglés, se va para la isla de Jamaica: “No tengo ni un peso, y la lavandera, que es un alma paciente, se niega a lavar mi única camisa…”. Allí, ayudado por Julia Cobier, rica viuda dominicana que lo acoge una noche en su cama, lo salva de un atentado, como años después en 1828 lo hiciera Manuela Sáez la inquieta quiteña.

En la isla caribeña, Bolívar reflexiona, escribe y publica el 6 de septiembre la Carta de Jamaica. En ella repasa la historia de la conquista, la colonia y sus abusos que dan motivos a la búsqueda independentista. Hace un balance del movimiento revolucionario en varios países latinoamericanos. “…La muerte, el deshonor, cuando es nocivo, nos amenaza y tememos todo lo sufrimos de esta desnaturalizada madrastra”. Dice también, que la lucha americana representa “el equilibrio del mundo”. Y fija la naciente y vaga identidad de las nuevas naciones, expresando poéticamente: “Somos un pequeño género humano”.

Al final de la Carta o Contestación de un Americano Meridional a un caballero de esta isla, profetiza acerca del futuro de estos países, anunciando la unión de Venezuela con Colombia para que surja una nueva nación”, que “se llamaría Colombia como un tributo de justicia y gratitud al creador de nuestro hemisferio”.

Al final del Mensaje a Henry Cullen, Bolívar formula un anhelo en su delirio de poeta: “¡Qué bello sería que el istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos!”… “Ojala que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios, a tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra con las naciones de las otras tres partes del mundo!”. También manifiesta el Libertador, en este documento de doscientos años, que la unión de estos pueblos “no es posible… porque intereses opuestos… dividen a la América”.

Intereses opuestos, que no son más, que los dos modelos de las diferencias sustanciales: económicas, políticas, culturales y sociales, representados por el capitalista salvaje neoliberal, y el socialismo del siglo XXI, que avanza con dificultades colosales de todo tipo hacia un progreso latinoamericano más próspero.

Alegría de Pío 9/28/15/10:43 a.m

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