jueves, abril 25, 2024
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VII Cumbre de las Américas: Habló la dignidad de América

Tanto en la Cumbre oficial como en la Cumbre de los Pueblos, los representantes de América Latina y el Caribe se “encabronaron”, como dijo el presidente Maduro, y le propinaron una paliza a la política imperial, personificada en Barack Obama

Alberto Acevedo

Si la diplomacia norteamericana tuvo entre sus cálculos que la promulgación de un decreto presidencial declarando “enemigos” al gobierno y al pueblo venezolanos y amenazando con una intervención directa en ese país habría de amedrentar a otros gobiernos de la región creando una coyuntura favorable para afianzar su política de dominación en la región, esa diplomacia se estrelló estrepitosamente contra el muro de dignidad de los pueblos de América Latina.

Y el escenario de esa formidable paliza fue la VII Cumbre de las Américas, que concluyó el pasado sábado 11 de abril en la ciudad de Panamá. El representante norteamericano no solo no consiguió amedrentar a los gobiernos de la región, sino que tampoco consiguió respaldos ni solidaridades a su política imperial, y si no hubiera sido por el veto que las delegaciones de Estados Unidos y Canadá interpusieron al texto de una declaración final del evento, la condena a su política exterior en la región hubiera sido aún más resonante.

En este sentido, la Cumbre de las Américas se convierte en un hecho histórico de la política latinoamericana, no sólo por la circunstancia de que Cuba regresó a ese escenario, tras sesenta años de infame exclusión, sino porque demostró que los Estados Unidos ya no imponen la agenda del continente, que no se considera a sí mismo el “patio trasero” de Washington.

Son contundentes las palabras del presidente Evo Morales, al asegurar en la Cumbre: “Es importante recordar que entre Estados Unidos y América Latina hay más relaciones de fracasos que de éxitos. Nuestra historia está cargada de invasiones armadas: Granada, Guatemala, Panamá… El país que más ha promovido dictaduras militares en el mundo es Estados Unidos. Es la mirada del invasor sobre el invadido, del colonizador sobre el colonizado”.

Amenaza latente

La política intervencionista norteamericana fue duramente fustigada por las delegaciones de Argentina, Brasil, Ecuador, Venezuela y Cuba. Este hecho es importante resaltarlo, porque el foro de Panamá se cumplió en momentos en que se desarrolla una peligrosa ofensiva norteamericana sobre el continente, que recuerda no solo la amenaza latente contra Venezuela, sino la presencia de la IV Flota de la Marina de Guerra de los Estados Unidos en aguas continentales, las cada vez más numerosas bases militares norteamericanas en territorio latinoamericano, y los planes de intervención en varios escenarios regionales.

Por eso, en el foro de Panamá habló la dignidad de América. No solo en la voz de Raúl Castro, que mostró que el bloqueo infame contra su pueblo se estrelló contra un muro de resistencia patriótica sin precedentes en la historia. Esa dignidad estuvo presente también en la Cumbre Alternativa de los Pueblos, que rechazó la política intervencionista imperial sobre sus destinos.

Desde luego, el momento de mayor contenido antiimperialista fue el discurso de Raúl Castro, que se prolongó por espacio de 50 minutos y que el representante de la mayor potencia imperial debió soportar con paciencia.

Historia de agresiones

El presidente cubano inició su discurso recordando que el ideal de Simón Bolívar de construir una gran patria latinoamericana inspiró batallas independentistas desde el comienzo de las naciones en esta región. Pero ya desde el siglo XIX apareció la idea norteamericana del “Destino Manifiesto”, en su pretensión de dominar el continente.

En el siglo pasado, recordó el estadista, se instalaron en la región más de 20 dictaduras militares con el beneplácito de los Estados Unidos. Dijo que el golpe contra el presidente Allende, en Chile, fue uno de los episodios más dolorosos de esa historia.

Vino el triunfo de la Revolución Cubana y casi al tiempo Estados Unidos impuso el criminal bloqueo económico, comercial y financiero contra el pueblo de la Isla. Raúl recordó que hoy el 77% de la población nació en las condiciones de ese bloqueo, lo que ha implicado grandes penurias para el pueblo de la isla.

Ante los nuevos acontecimientos entre Cuba y la potencia norteamericana, Raúl Castro expresó al presidente Obama su disposición al diálogo, en condiciones de igualdad y respeto. Pero recordó que “el bloqueo persiste como un obstáculo esencial para el desarrollo de nuestra economía”.

Gesto amable con Obama

Al finalizar su intervención, Raúl Castro recordó que varios mandatarios norteamericanos tienen responsabilidades ante el pueblo cubano por esa política criminal de más de sesenta años. Pero, señaló, Obama no es responsable de ello. Calificó al actual gobernante norteamericano como un hombre honesto, de origen humilde, que busca restañar las heridas frente al pueblo cubano. Esta afirmación de Raúl dista de las recientes declaraciones del líder histórico de la revolución, Fidel Castro que, a raíz del anuncio de restablecimiento de relaciones entre las dos naciones, dijo: “No confío en la política de Estados Unidos ni he intercambiado una palabra con ellos”.

El otro hecho histórico de la cumbre fue la solidaridad brindada al pueblo venezolano a raíz del decreto de Obama declarando al pueblo de ese país como su ‘enemigo’. La mayoría de mandatarios latinoamericanos pidieron al gobernante de la Casa Blanca reversar esa decisión y suspender su política intervencionista en la región.

Nicolás Maduro, quien recibió uno de los mayores aplausos en el foro, dijo que Washington “ha cometido una agresión” al promulgar un decreto que calificó como “irracional y desproporcionado”. Maduro afirmó que su gobierno y su pueblo “no somos antiestadounidenses, somos antiimperialistas”. Dijo ante los representantes del continente: “Le tiendo la mano a Obama, para que dialoguemos y busquemos puntos de coincidencia en la solución de nuestras diferencias”.

Otros temas, como la protección del medio ambiente, la lucha contra la pobreza y la inequidad social, la calidad de la educación y un apoyo generalizado al proceso de paz que se adelanta entre el gobierno colombiano y la insurgencia, fueron abordados por todas las delegaciones asistentes a la VII Cumbre de las Américas en Panamá.

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