viernes, marzo 29, 2024
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¡Vibró Ibagué con la marcha del serrucho!

Manifestación combativa que congregó a un millar de personas venidas de los barrios más humildes de la ciudad con el fin de rechazar la administración municipal neoliberal y corrupta que preside Luis H. Rodríguez

Los ibagureños denuncian la corrupción de la administración local.
Los ibagureños denuncian la corrupción de la administración local.

Nelson Lombana Silva

La marcha del serrucho se realizó con éxito en Ibagué el pasado 12 de septiembre; la protesta se desarrolló por la carrera tercera comenzando en el parque Andrés López de Galarza y culminando en la plaza Simón Bolívar frente al palacio municipal. Manifestación combativa que congregó a un millar de personas venidas de los barrios más humildes de la ciudad con el fin de rechazar la administración municipal neoliberal y corrupta que preside Luis H. Rodríguez, según denunciaron los participantes utilizando como símbolo el serrucho. “El esfero del alcalde es el serrucho”, fue una de las consignas más coreadas durante la protesta.

La ciudad de Ibagué está manga por hombro. El caos es total y el mandatario solo piensa en favorecer a los contratistas e impulsar la privatización. Es una administración de puertas cerradas. Las calles son verdaderos caminos de herradura, la semaforización no responde a las exigencias de la ciudad y, para completar la tragedia, se une el alcalde con el concejo municipal para aprobar el oneroso impuesto de las fotomultas.

Como lo han venido denunciando el Partido Comunista local de Ibagué y el semanario VOZ, la verdad del pueblo, la ciudad musical de Colombia está sumergida en una profunda crisis por la falta de agua: Si hace sol se va, si llueve se va, se va por la mañana, por la tarde, por la noche. Sin embargo, los recibos sí son puntuales y costosos. Toda la extensa zona del hermoso cañón del Combeima se encuentra concesionada a las multinacionales y transnacionales, especialmente a Anglogold Ashanti. Ante esta problemática cada vez más aguda, la respuesta del alcalde Luis H. Rodríguez es la privatización del Instituto de Acueducto y Alcantarillado (IBAL).

Se persigue a los vendedores ambulantes como vulgares criminales. El Esmad destruye sus carretillas, destruye los alimentos, son puestos presos, golpeados por la simple osadía del ibaguereño intentar conseguir algo para sobrevivir él y su familia. El déficit de vivienda de interés social en esta ciudad es alarmante. Muchas familias, incluso, han perdido sus casitas por la acción avara del sector bancario.

El hambre es un fantasma que recorre la ciudad sin que el alcalde intente contrarrestarla con políticas claras y precisas. El hospital regional Federico Lleras Acosta está intervenido y a un paso de ser privatizado o liquidado. La Universidad del Tolima se mantiene en la mira de ser privatizada. La semana pasada fue inundada una vez más de Esmad golpeando y lanzando gases lacrimógenos en forma violenta. Por eso y mucho más, los ibaguereños hicieron parte de la marcha del serrucho.

Las reacciones de los participantes se conocieron, como la de Olga Cecilia Gutiérrez: “Necesitamos que no nos atropelle la Policía, no nos quiten el mercado, no nos peguen, ni nos corran, que somos mujeres solas y pobres que luchamos para conseguir el sustento y pagar el arriendo para nosotras y nuestros hijos”.

Voceros del Partido Comunista, local Ibagué, manifestaron: “El principal serruchero es el sistema capitalista y el alcalde Luis H. Rodríguez defiende los intereses de la clase dominante, la clase serruchera por excelencia. El serrucho es sinónimo de corrupción, de robo, de mentira e infamia y eso es lo que estamos viviendo en Ibagué y por eso los habitantes se han movilizado pacíficamente pero con mucha decisión y coraje. La respuesta, además de la movilización es la unidad, la defensa de la paz con justicia social y de los diálogos de La Habana. Fuera la oligarquía serruchera de Colombia y de Ibagué”.

Y por último, Miguel Gordillo Hernández: “Esta es una manifestación de inconformismo de la ciudadanía ibaguereña de diferentes estamentos sociales como lo hemos podido observar. Es una marcha contra la desidia administrativa, contra la mala administración, contra el despilfarro del dinero. Todo esto la gente lo asimila con el serrucho”.

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