viernes, abril 19, 2024
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Venezuela: Unasur llama a detener la violencia

En escenarios internacionales como la OEA, Unasur, Mercosur y la Unión Europea, se producen manifestaciones de respaldo a la institucionalidad en Venezuela. Estados Unidos, más aislado en su empeño por detener el proceso de cambios de la Revolución Bolivariana

Nicolás Maduro, presidente de Venezuela
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela

Alberto Acevedo

La diplomacia venezolana obtuvo en la última semana significativos triunfos en diversos escenarios mundiales, donde la revolución bolivariana y los procesos de transformaciones sociales que ella encarna recibieron un espaldarazo.

Uno de esos escenarios fue la reunión de una comisión de cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur, que sesionó en Caracas los pasados 25 y 26 de marzo, coincidiendo con la celebración de la Conferencia Nacional de Paz, promovida por el presidente Nicolás Maduro, para buscar una salida a las expresiones de protesta organizadas por la oposición de derecha.

Los cancilleres instaron a deponer todas las acciones violentas en Venezuela y sentarse a negociar. Condenaron “cualquier tentativa de ruptura del orden constitucional” en el país y reconocieron “la apertura y disposición del presidente de la República de acoger las recomendaciones realizadas, y especialmente celebran la voluntad de acordar un testigo de buena fe que facilite el diálogo entre todas las partes”.

Los cancilleres de Unasur se reunieron con representante de la opositora Mesa de Unidad Democrática, MUD, con los voceros del Gran Polo Patriótico y con las autoridades gubernamentales. Nicolás Maduro, por su parte, expresó su disposición de acoger las recomendaciones producto de estas consultas. Unasur dijo que en Venezuela existe un estado capaz de garantizar el orden público, con instituciones fuertes, y una fuerza policial y militar preparada para actuar con uso proporcional y diferenciado de la fuerza.

El pronunciamiento de los cancilleres del bloque regional de integración, coincidió en el tiempo con el rechazo que la reunión del Consejo Permanente de la OEA produjo a la petición minoritaria de algunos gobiernos de provocar una intervención en los asuntos internos de Venezuela y eventualmente el uso de la fuerza mediante la aplicación de la denominada Carta Democrática.

El plenario le negó la palabra a la diputada derechista venezolana María Corina Machado, que pretendió utilizar la silla diplomática de Panamá en la OEA, para una exhortación a la intervención extranjera y al derrocamiento del gobierno de Maduro. El Palacio de Miraflores valoró la posición independiente de la OEA, que históricamente se plegó a las orientaciones de Washington.

De otra parte la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, en un pronunciamiento del 28 de marzo pasado, avaló los esfuerzos de Unasur por buscar un diálogo entre el gobierno de Maduro y los partidos de oposición y valoró otros esfuerzos regionales, como los del Mercosur y del Mercado Centroamericano, para sentar a todos los partidos venezolanos en torno a una misma mesa.

Estas declaraciones marcan además el creciente aislamiento de la diplomacia norteamericana en torno a la cuestión venezolana y el empeño de la Casa Blanca por detener la revolución bolivariana y el consiguiente proceso de transformaciones sociales. La derecha, entre tanto sigue actuando arteramente. La detención de tres generales de la Marina, vinculados a los planes golpistas de la oposición, así lo confirma. Sin embargo todo parece indicar que las fuerzas del cambio se fortalecen y el proyecto bolivariano es de largo aliento.

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