martes, abril 23, 2024
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Veinte años sin Manuel y sin paz

Cómo me hubiera gustado que constataras que, a pesar de los duros golpes y la guerra sin cuartel, el Partido se mantiene y la UP resurge de sus cenizas como el Ave Fénix.

Manuel y María, camino a Creta. Junio 1994.
Manuel y María, camino a Creta. Junio 1994.

María Cepeda Castro

En estos días que se cumplen 20 años de esa fatídica mañana en que una ráfaga de fuego cortó la vida de Manuel Cepeda Vargas en el barrio Kennedy, mi pensamiento y mis recuerdos viajan alrededor de los sucesos de ese 9 de agosto de 1994.

La noticia de su muerte y las escenas de su funeral se transmitieron en los grandes medios europeos, como un episodio más del horror de la violencia y de la paz inexistente que vivía Colombia.

Vi a mi padre por última vez en junio de 1994. Vino a visitarnos en Grecia aprovechando un viaje a Europa. Estuvo con nosotros, la idea era vernos y descansar un poco de las amenazas. Conoció la Acrópolis en una tarde de sol en la que íbamos con Manuela, mi hija mayor. Lo vi muy preocupado y muy agobiado. Los asesinatos se hacían cada vez más frecuentes y la UP estaba muy diezmada. Me dijo que eran ya muchos los camaradas que habían sido ejecutados y me contó que habían estado hablando con el gobierno, poniendo la denuncia sobre la existencia del “plan golpe de gracia”. Al despedirnos lloré y le besé las manos, sabía que no nos volveríamos a ver.

Era como si hubiese comenzado a cerrarse el círculo de “su muerte anunciada”.

Toda la vida, desde que tengo uso de razón, vivimos en un clima de persecución. Mis padres, dirigentes los dos del Partido Comunista, habían sido acosados siempre por su actividad política. Recuerdo las innumerables ocasiones en que fue allanada nuestra vivienda, a veces buscaban a mi papá, a veces venían por mi mamá, Yira Castro. Nuestra infancia con mi hermano Iván distaba mucho de ser la infancia de los niños de otras familias.

A pesar de las dificultades y del poco tiempo que podíamos compartir con ellos, nos dieron tanto amor y lo mejor de sí. Mi papá era un artista, un poeta y un hombre con mucho sentido del humor. Imaginaba y recreaba un mundo muy agradable, lleno de fantasía para nosotros. En las noches, cuando estábamos los cuatro, nos leía poesía o cuentos de Chejov. El amor de los dos y su militancia fiel y honesta nos dieron la fuerza para poder seguir creyendo en la posibilidad de un mañana mejor.

Las enseñanzas de Manuel

El periódico VOZ era para él un estandarte de la palabra clara, decidida y valiente. A través de su columna ¨La flecha en blanco¨ se hacían denuncias de mucho peso que habían puesto el dedo en la llaga mostrando las relaciones de la cúpula militar con el paramilitarismo. Para el Noveno Festival del periódico y en homenaje a los 30 años de VOZ, editó el folleto “¿Qué significan estos 30 años de VOZ?”, un viaje y resumen de lo que es la prensa partidaria y del papel que debe jugar en la lucha.

Hoy la VOZ se prepara para celebrar su 30 Festival y cumple 57 años de existencia.

En la labor parlamentaria nos enseñó el camino de la unidad interlocutando con dirigentes de diferentes iglesias y fuerzas políticas. Hizo importantes proyectos entre los cuales se destaca la creación del Ministerio de Cultura.

Podemos decir en resumen que su asesinato marcó en este periodo el fin de la posibilidad de una solución política al conflicto armado. En estos 20 años no hemos visto un esfuerzo significativo para negociar la paz hasta el momento en que comenzó el proceso de diálogo en Oslo y La Habana.

Unas pequeñas palabras para él:

Cómo me hubiera gustado que conocieras a Vasiliki, como Manuela se parecen mucho a mi mamá.

Cómo me hubiera gustado que vieras a Iván haciendo debates y siguiendo tu ejemplo de hombre íntegro y valiente.

Cómo me hubiera gustado que constataras que, a pesar de los duros golpes y la guerra sin cuartel, el Partido se mantiene y la UP resurge de sus cenizas como el Ave Fénix.

Que por fin se vislumbra el camino hacia la paz.

En estos momentos cómo nos hace falta tu luz y la de tantos y tantas camaradas.

En estos momentos cómo me haces de falta.

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