jueves, marzo 28, 2024
InicioVisiónCiencia y tecnologíaValentina Tereshkova: La gaviota que horadó el universo

Valentina Tereshkova: La gaviota que horadó el universo

Fue la primera mujer cosmonauta, que a lo largo de tres días le dio 48 vueltas a la tierra y se convirtió en uno de los símbolos de la tecnología socialista. Su hazaña envió el mensaje de que las mujeres también pueden conquistar el universo

Valentina Tereshkova, primera mujer cosmonauta
Valentina Tereshkova, primera mujer cosmonauta

Ricardo Arenales

Antes de iniciar su histórico vuelo en la nave soviética Vostok-6, el 16 de junio de 1963, hace 50 años, Valentina Tereshkova le dijo a su familia que se iba a la academia, a hacer unas prácticas de paracaidismo. Debido a su absoluta discreción, no sólo por su formación campesina, sino por razones de seguridad estatales, la que consagró la historia como la primera mujer en surcar el cosmos jamás le había mencionado a su familia paterna la naturaleza de los planes en que andaba.

Para dar semejante paso, Valentina tuvo que someterse a una dura, prologada y exigente labor de entrenamiento. Había nacido en la localidad de Máslennikovo, en la Federación Rusa, el 6 de marzo de 1937. Después de cursar los primeros años de escuela, trabajó en una fábrica de neumáticos y después estudió ingeniería y comenzó prácticas de paracaidismo.

De alguna manera, su afición por el paracaidismo fue la puerta de entrada a la academia de cosmonautas y su selección final para realizar el primer vuelo tripulado por una mujer al espacio. Las autoridades soviéticas buscaban paracaidistas para entrenar en el cosmódromo, pues para esa época las naves espaciales Vostok, las más avanzadas, no tenían aún dispositivos de aterrizaje, y era necesario, al regreso del vuelo, eyectar al piloto y su cápsula, que completaba el descenso sobre el mar.

En 1962, Valentina Tereshkova fue seleccionada para ingresar al cuerpo femenino de astronautas. Para aspirar a tripular la nave Vostok, fue seleccionada entre 400 candidatas. Las aspirantes, además de ser paracaidistas, tenían que ser menores de 30 años, medir menos de 1.70 metros y pesar menos de 70 kilos.

Trabajo preparatorio

El entrenamiento incluía ensayos generales sobre tolerancia de alimentos en la fisonomía femenina, reacciones sicológicas, pruebas con un traje especial a 70 grados centígrados y una humedad del 30%. La jornada comenzaba a las nueve de la mañana con clases teóricas. Después, recuerda Valentina, “continuábamos con la preparación física y con especialistas de institutos académicos, que nos dictaban charlas. Los aspirantes a cosmonautas girábamos por 10, como denominábamos a las 10 unidades de sobrecarga; tu peso de 60 kilogramos se convertía en 600 kilogramos con la fuerza centrífuga”.

Al despegar de la base espacial de Baikonur, en una soleada mañana de junio, Tereshkova, que para esa misión fue identificada con el nombre clave de Chaika (gaviota, en ruso), manifestó en su primer mensaje: “Aquí Chaika, veo el horizonte, una banda azul claro. Ahí está la tierra, ¡qué hermosa es! Todo marcha espléndidamente”.

Condujo la Vostok-6 durante 71 horas, a lo largo de tres días, suficientes para superar en un 50% el tiempo general de vuelo sumado hasta ese momento por todos los cosmonautas norteamericanos. Realizó diferentes experimentos y pruebas, especialmente en materia de radiocomunicaciones y en relación a los efectos de la permanencia en el espacio en el organismo de hombres y mujeres.

Volvería al cosmos

Terminada la misión, la primera cosmonauta continuó estudios en la Academia de las Fuerzas Armadas, en Zhukovski y se graduó como ingeniera espacial en 1969. Ese mismo año, el grupo de mujeres cosmonautas fue disuelto y debieron pasar 19 años más para que otra mujer soviética, Svetlana Savitskaia, viajara al espacio.

Valentina Tereshkova recibió en 1977 el doctorado en ingeniería. En 1966 fue elegida miembro del Soviet Supremo de la URSS. De 1974 a 1989 hizo parte del Presídium del Soviet Supremo y entre 1969 y 1991 perteneció al comité central de PCUS. En 1997 se retiró de las Fuerzas Armadas y del cuerpo de cosmonautas.

A lo largo de su vida, Valentina Tereshkova recibió numerosos premios, condecoraciones y reconocimientos. Hace poco, en una entrevista de prensa, admitió que todavía añora volar al cosmos: “volaría con mucho gusto a Marte. Si pudiera llevarlo a cabo, volaría allí, e incluso no regresaría”.

RELATED ARTICLES

Most Popular

Recent Comments