martes, abril 16, 2024
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Unión Patriótica en la liza política

La acción política popular requiere consciencia del momento histórico, realismo para fortalecer el desarrollo de un sujeto político que recoja el sentimiento popular y las sensibilidades revolucionarias de la izquierda en torno de un programa democrático de gobierno.

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Jaime Caycedo Turriago

Aída Avella encabezará una lista unitaria al Concejo de Bogotá por la Unión Patriótica. Este hecho pone en marcha el proceso político de los acuerdos, de las alianzas y de la proyección del Frente Amplio como espacio de convergencias, de solidaridad y de concreción de formas de unidad de acción programática y electoral. Es decir, pone en perspectiva la tarea hoy posible de un amplio espectro de fuerzas que coinciden en puntos de plataforma de un proyecto democrático que aspira a ganar espacios en la disputa popular por el poder local.

Sucesos recientes alientan este horizonte. La lucha social despierta pese a los bandazos guerreristas del Estado que ponen en crisis el diálogo de paz. La movilización de más de un millón de personas el pasado 9 de abril, el crecimiento del inconformismo y de la protesta laboral del magisterio, como de núcleos laborales golpeados por la actitud gubernamental de descargar el peso de la crisis en los trabajadores califican el momento en un sentido favorable a la movilización, a la unidad y a las iniciativas emancipadoras que vienen del pueblo. El objetivo democrático de un cese bilateral es parte de la consciencia en nuevos ángulos de la opinión.

El gobierno de Santos quiere acelerar un acuerdo de paz, sin crear las condiciones de una apertura democrática, sin ningún cambio en el modelo de desigualdad y empobrecimiento de las mayorías, sin tocar la escandalosa corrupción que corroe al Estado. Hay dinero para costosísimos bombardeos aéreos y operativos con miles de soldados, para coimas y subsidios a los ricos, pero no hay para nivelar las condiciones salariales de los maestros. El llamado “equilibrio de poderes” cierra aun más el sistema, mientras el Plan Nacional de Desarrollo pretende ser un compendio de todos los “micos” que el Gobierno no ha podido imponer con leyes específicas para desconocer conquistas democráticas, negar mejoras a las condiciones laborales y reducir la inversión social.

Los crímenes y amenazas a defensores de la paz no paran. El Estado se muestra cada vez más incapaz de otorgar garantías a los sectores democráticos. Al separar tercamente el proceso de paz de toda relación con lo social y con la apertura política, Santos concilia con la ultraderecha, acelera su desgaste y cae en las encuestas. La justicia social y la libertad política son el tema central de la paz. En la movilización de masas y en su ascenso está el acelerador de la paz justa y democrática.

La acción política popular requiere consciencia del momento histórico, realismo para fortalecer el desarrollo de un sujeto político que recoja el sentimiento popular y las sensibilidades revolucionarias de la izquierda en torno de un programa democrático de gobierno. El Polo realiza próximamente su Congreso, del que se espera reconozca que no es la única fuerza en la izquierda y que le viene bien el acercamiento con la Unión Patriótica y el Frente Amplio, más que con la derecha empresarial. Unión Patriótica y Marcha Patriótica como izquierda unitaria y alianza patriótica despejan un nuevo espacio de reagrupamiento popular, ajeno a exclusiones, abierto al diálogo y a la acción común entre pares.

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