jueves, marzo 28, 2024
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Una selección para un nuevo país

La Selección Colombia cumplió una destacada actuación en Brasil y se convirtió en símbolo y admiración del pueblo colombiano. Fue el quinto mejor equipo del torneo

Una multitud recibió en Bogotá a la Selección Colombia.
Una multitud recibió en Bogotá a la Selección Colombia.

Camilo Rueda Navarro

El 6 de julio pasado, miles de aficionados arribaron al aeropuerto El Dorado y los alrededores de la Avenida 26 de Bogotá para recibir a la Selección Colombia de fútbol, luego de su presentación en la Copa Mundial de Brasil 2014.

Los 23 jugadores y el cuerpo técnico tuvieron un recibimiento de héroes después de su destacada actuación en el Mundial, torneo en el que se llegó a los cuartos de final por primera vez en la historia.

El equipo arribó en la mañana y tomó un bus que lo trasladó al parque Simón Bolívar, en medio de una mancha amarilla con banderas y pancartas con mensajes de agradecimiento a los jugadores y al técnico José Néstor Pékerman.

En la plaza de eventos del Simón Bolívar se concentraron más de cien mil personas para homenajear a la selección por su destacado desempeño en Brasil, la mejor de las cinco participaciones mundialistas. Allí, el equipo nacional celebró con bailes a ritmo de “salsa choke”.

Colombia no sólo se ganó el cariño del público sino que se convirtió en símbolo de la pujanza colombiana. Comentaristas destacaron que la selección logró unir al país en una causa común, superando diferencias regionales y políticas.

El equipo tricolor se destacó por su trabajo colectivo, la humildad y el compañerismo de sus protagonistas, en contraste con las rivalidades y los escándalos que protagonizaron algunos seleccionados en el pasado.

El estratega

Con la consigna “Pékerman es colombiano”, los aficionados expresaron el profundo agradecimiento al entrenador José Néstor Pékerman, el artífice de la destacada actuación cafetera en Brasil.

Pékerman llegó al banco técnico colombiano en el 2012, en medio de opiniones divididas en el periodismo deportivo y la afición. En ese momento, una corriente planteaba que el director técnico de la selección debía ser “criollo” y conocer el ambiente del fútbol colombiano.

Otros planteaban la necesidad de un técnico extranjero, que cortara con las “roscas” y presiones externas.

Ya por ese cargo habían pasado Hernán Darío Gómez y Leonel Álvarez. El primero tuvo una actuación cuestionada en la Copa América 2011, en la que fue eliminado en la segunda ronda por Perú. Luego fue despedido en medio de un escándalo por golpear a una mujer.

Lo sucedió Álvarez, que como entrenador fue la sorpresa del fútbol colombiano al ganar el título local con Independiente Medellín en el 2009. Pero con la selección tuvo un balance apenas aceptable en las primeras fechas de la eliminatoria, y fue removido del cargo.

Entonces llegó Pékerman, que impuso la política de blindar el equipo de los factores externos. El entrenador argentino sólo se dirigía a los medios de comunicación en ruedas de prensa, práctica que molestó a algunos comentaristas, pero que a la postre redundó en un buen ambiente de trabajo y en una escuadra cohesionada.

Además impuso un ritmo de trabajo meticuloso, que combinó con la implementación de un estilo de juego técnico, vistoso y ofensivo. Con una camada de jugadores jóvenes pero de amplia trayectoria, consolidó un gran conjunto que se ubicó segundo en la eliminatoria y regresó al Mundial luego de tres ausencias, un periodo de 16 años.

James Rodríguez fue el conductor y figura de Colombia en el Mundial. Con apenas 22 años, fue elegido el mejor jugador de la primera ronda y deslumbró por encima del argentino Lionel Messi, del brasileño Neymar, y de otras figuras del fútbol internacional.

James anotó en seis ocasiones, lo que lo ubicó al frente de la tabla de goleadores del torneo, por lo menos hasta la fase de cuartos de final.

El diez colombiano surgió en el fútbol infantil del departamento del Tolima, donde fue figura en varios torneos. El Envigado se fijó en él y lo contrató para jugar en primera división, debutando a los 14 años.

Del Envigado pasó al Banfield de Argentina, donde jugó dos temporadas y se dio a conocer en el fútbol internacional. Fue comprado por el Porto de Portugal, donde anotó 32 goles en 107 partidos.

El año pasado fue comprado por el Mónaco de Radamel Falcao García, la figura de Colombia hasta su lesión de rodilla que lo dejó fuera de la copa.

Con selecciones nacionales, James había disputado ya el Mundial sub 17 del 2007 y el Mundial juvenil 2011. Con la selección mayor jugó las eliminatorias a Brasil 2014, en las que se consolidó como volante de creación, por encima de jugadores como Dorlan Pabón y Macnelly Torres, que finalmente se quedaron fuera de la nómina mundialista.

En el Mundial demostró que la camiseta diez no le pesa y que está para grandes cosas. Fue fundamental en los triunfos de Colombia y se ganó la admiración de los aficionados al fútbol de todo el globo.

La campaña

Gracias al ránking de la FIFA, en la que Colombia figuró en los primeros lugares, la selección fue una de las cabezas de grupo del Mundial.

La tricolor enfrentó a Grecia en la primera fecha, con una contundente victoria 3-0 ante un equipo ultradefensivo y de rigor táctico que le imprimió su entrenador, el portugués Fernando Costa Santos.

La segunda salida nacional fue ante Costa de Marfil, conjunto al que derrotó 2-1 en el partido más parejo de la fase de grupos y que dio la clasificación a octavos de final, la segunda luego de Italia 90.

En el tercer juego, Pékerman presentó una formación mixta ante Japón. El partido estaba empatado 1-1. Ingresó James, lo que desequilibró el juego y al final Colombia venció 4-1.

En ese partido, Faryd Mondragón impuso el récord de jugador más veterano de los Mundiales. Ingresó al minuto 40 del segundo tiempo y evitó una opción de gol.

En octavos de final el rival fue Uruguay, que venía de vencer a Inglaterra e Italia, históricos seleccionados que quedaron eliminados del grupo de la muerte ganado por la sorprendente Costa Rica de Jorge Luis Pinto.

En Río de Janeiro, Colombia dominó el partido y James anotó un doblete que acabó con las ilusiones charrúas de repetir el Maracanazo de 1950.

En cuartos de final, el rival fue Brasil, anfitrión de la copa y pentacampeón mundial. La localía y la tradición copera de los brasileños influyeron en el ambiente del juego. Colombia lució nerviosa y, en un descuido defensivo, Brasil anotó a los siete minutos del primer tiempo. Thiago Silva empujó el balón a la red luego de un tiro de esquina en el que Carlos Sánchez permaneció inmóvil.

Pero además, el “jogo bonito” de los brasileños se vio reemplazado por el juego fuerte, que contó con la negligencia del árbitro español Carlos Velasco Carballo. James y Cuadrado eran víctimas de fuertes faltas que no fueron amonestadas por el juez.

En la segunda parte, David Luiz cobró un tiro libre a los 23 minutos. El disparo fue inalcanzable para David Ospina y el partido se puso 2-0.

Colombia se adueñó del balón y la iniciativa. El descuento llegó a diez minutos del final luego de un penal cobrado por James tras falta sobre Carlos Bacca. Los últimos minutos del partido vieron a un Brasil temeroso, acorralado en su área y pidiéndole al árbitro la finalización del partido. Y a una Colombia buscando con todo el gol del empate que nunca llegó.

La mala noticia para Brasil fue la pérdida de su máxima figura: el delantero Neymar, que sufrió la fractura de una vértebra luego de que Camilo Zúñiga le diera un rodillazo en la espalda en una dura entrada.

Con la finalización del partido, terminó el sueño mundialista que tuvo ilusionado y unido a todo un país. Una empresa que demostró que con trabajo y unidad se pueden hacer grandes cosas. Por eso esta selección se convirtió en la mejor prueba de que otro país mejor es posible.

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