viernes, abril 19, 2024
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Una reivindicación histórica

Magda Alberto y Francy Franco

Pensar históricamente el proceso de lucha emancipadora de las mujeres nos ubica necesariamente en una agenda de paz.

Foto: Luz Adriana Villa A. via photopin cc
Foto: Luz Adriana Villa A. via photopin cc

Si el fundamento de la guerra a lo largo y ancho de la historia de la humanidad ha sido el ejercicio del poder, comprendido este por las clases dirigentes como el sometimiento y la dominación, como la conquista y la apropiación de la vida, tierras y demás propiedades del derrotado, entonces la guerra y la paz es un debate que tiene que ver con la vida de las mujeres, sus luchas, sus visibilizaciones e invisibilizaciones históricas y la apuesta política construida a través de los siglos y que hoy podemos plantear claramente como antisistémica, antipatriarcal, anticapitalista, feminista y comprometida entonces con una sociedad que pueda dignamente vivir en paz.

En este sentido la lucha de las mujeres colombianas no puede menos que responder a los históricos oprobios del sometimiento que se encarnan sobre todo en el cuerpo sexual y político de las mujeres. Sometidas por siglos a la doctrina de la Iglesia, el Estado, y la patriarcal configuración de la familia, las mujeres colombianas hemos vivido en guerra, en guerras privadas y públicas, en guerras sociales, políticas y económicas, en múltiples guerras, todas fundadas en la desigualdad estructural, la injusticia social, la falta de reconocimiento a la historia diferenciada de las mujeres y la consabida antidemocracia con que se forjado la historia de este frustrado Estado nación.

Desde las luchas de resistencia a la conquista y el sometimiento desarrolladas por nuestros pueblos indígenas, las mujeres hemos estado al frente en busca de libertad y dignidad. Recordemos a la cacica Gaitana en el Tolima Grande, a Leonelda de los Hacaritamas, y a tantas mujeres que como Policarpa Salavarrieta, Manuelita Sáenz, Manuela Beltrán, Agustina Ferro, entre miles de otras mujeres invisibilizadas en la historia oficial, desarrollaron sus luchas por contribuir a una sociedad en paz, que en el lenguaje de mujer se traduce siempre en dignidad, amor, justicia, emancipación y libertad.

La agenda de paz de las mujeres, en los últimos dos siglos en Colombia tiene sus demandas y ha construido sus mediaciones sociales y políticas en las voces de mujeres como María Cano con el movimiento obrero a mediados de los 20. Con Gerda Westendorp Restrepo comenzamos a incorporarnos a los procesos académicos en 1935, en la voz de las sufragistas, las demandas básicas de incorporación oficial al quehacer político colombiano.

Quizá el primer paso en la larga historia de lucha en la búsqueda de la paridad política en Colombia, que no se estancó en el reconocimiento de una de las formas de uso de la ciudadanía, sino que se ha ido perfilando en una perspectiva emancipadora que ha demandado el reconocimiento y garantía de la autonomía de nuestros cuerpos, de nuestra opción de ser madres o no, y que en todo caso se creen condiciones que posibiliten con respeto y reconocimiento un ejercicio de la política desde la ética, desde el cuidado, con un horizonte de sentido que reconoce las construcciones de clase y las trasciende históricamente al encontrar en el sistema patriarcal el fundamento de todo tipo de inequidades de clase, sometimientos y dominaciones políticas, sociales, económicas y culturales.

La agenda de paz de las mujeres que reconoce las estructuras de dominación predominantes en Colombia y el mundo no se exime de acompañar, demandar y exigir las reformas estructurales que requiere alcanzar la paz en Colombia, pero comprende que esta no será una paz estable y duradera si no logra trascender y dar a sus contenidos, a cada uno de los acuerdos y a las instancias de implementación un enfoque que se aleje de los parámetros patriarcales de poder político y logre traducir en la cotidianidad de la vida, de los simbólicos mediáticos y de la reconfiguración económica y política el aporte histórico emancipador aportado por las mujeres a esta búsqueda de paz con justicia, democracia y dignidad para todos y todas. La paz con las mujeres sí va.

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