jueves, abril 18, 2024
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Túnel de Crespo, otro elefante blanco en Cartagena

Muy pocos ciudadanos pudieron advertir en Cartagena el atropello ecológico del túnel de Crespo para el cual tuvieron que cavar y sacar miles de metros cúbicos de arena y desfigurar el paisaje, en un punto tan sensible, solo porque unos intocables de Crespo no querían ver pasar vehículos por la playa.

Tunel de Crespo en Cartagena

Libardo Muñoz

Un túnel artificial que se construye en Crespo, para evitar el paso de vehículos por la playa, es centro de una polémica urbana, por las consecuencias ecológicas, ambientales y paisajísticas que, sin estar terminado, saltan a la vista y dan la impresión de ser otro elefante blanco, en Marbella, lugar de tradición como punto de recreo popular de varias generaciones.

Crespo es un barrio residencial de estrato alto, donde se encuentra el aeropuerto que sirve a Cartagena.

Los constructores del túnel de Crespo, el Consorcio Vía al Mar, no pudieron evitar que se conocieran fallas en la estructura de concreto, con filtraciones de agua del mar, que han dado lugar a serias dudas sobre la calidad de la obra general. “El túnel está presentando problemas con la estructura de concreto”, declaró Luis Andrade Moreno, director de la Agencia Nacional de Infraestructura.

El Consorcio Vía al Mar reaccionó y declaró: “Los problemas encontrados no van a afectar la estabilidad del túnel”. Salvo Basile, cinematografista y columnista de El Tiempo, residente en Cartagena hace 40 años, dijo en reciente nota sobre el Túnel de Crespo: “cavaron un hueco debajo del mar que va a ser otro elefante blanco, húmedo esta vez. Han levantado una loma de concreto que afecta la entrada por Marbella”.

Una acción popular ya llegó al Tribunal Contencioso Administrativo de Bolívar, en la que se argumenta que el túnel y el puente son “un atropello al goce de los ciudadanos, a los bienes naturales, al mar y al medioambiente”.

Habitantes de unos 30 barrios cartageneros ya hicieron una marcha con pancartas en rechazo al túnel y al puente: Canapote, Paseo de Bolívar, Daniel Lemaitre, Torices, Santa Rita. En las consignas se leía: “El puente tapará la vista al mar. Las playas de Marbella van a ser afectadas, el puente no estaba en los prediseños”.

Se solicitó al personero distrital observar el choque popular que la comunidad cartagenera va a padecer con el túnel de Crespo, que tiene todas las trazas de ser un enorme negocio de la voracidad insaciable de contratistas de adentro y de afuera del gobierno.

El túnel de Crespo parece una obra traída de los cabellos, innecesaria, en una ciudad que tiene otras urgencias sociales y materiales, pero habitada por una comunidad indefensa, a merced de un periodismo fletado por una publicidad dosificada por la ultraderecha que maneja los hilos del poder.

Muy pocos ciudadanos pudieron advertir en Cartagena el atropello ecológico del túnel de Crespo para el cual tuvieron que cavar y sacar miles de metros cúbicos de arena y desfigurar el paisaje, en un punto tan sensible, solo porque unos intocables de Crespo no querían ver pasar vehículos por la playa.

Otra evidencia de que el túnel de Crespo va mal es que acaban de aplazar “por seis semanas” la entrega de la obra.

Aunque el túnel de Crespo lo financia la Nación, desde el Concejo se advierte que el Distrito sufrirá un detrimento que hay que investigar.

El túnel de Crespo va en camino de ser otro paquidermo que se agregaría a ese otro fracaso urbano llamado Transcaribe, retrato de la incapacidad de una clase dirigente mediocre y ladrona que ha llevado a Cartagena a ser una ciudad de mayorías empobrecidas.

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