En declaraciones de prensa recientes, la guerrillera holandesa Tanja Nijmeijer, demuestra más compromiso, sentido de pertenencia y patriotismo, que muchos extranjeros nacionalizados en Colombia
Ricardo Arenales
Conocida en las filas guerrilleras como “Alexandra Nariño”, la combatiente internacionalista Tanja Niejmeijer, ha dado diversas declaraciones a la prensa, a raíz de su designación como miembro del equipo negociador de las FARC en las conversaciones de paz en La Habana.
En una de ellas, concedida a un medio de prensa francés, Tanja le dijo al periodista Eliécer Jiménez Julio: “En cuanto a mi participación en esta lucha, es bastante sorprendente que la masiva participación de los Estados Unidos en esta guerra, no despierta muchos juicios de los medios de comunicación, pero sí están preocupados por el hecho de que pocos internacionalistas han decidido tomar partido por y a favor de la gente del común de cualquier rincón del mundo, contra la opresión de las fuerzas dominantes.
“Porque no soy la única, ni en las FARC, ni en el mundo. Para mí es un deber moral esto, y lo que no es normal es sentarse y no hacer nada”. Muchos años antes, en la misma ciudad de La Habana, donde ahora se encuentra en calidad de plenipotenciaria de la más antigua agrupación guerrillera del continente, Fidel Castro hablaba también de lo inmoral que para algunos revolucionarios resulta “sentarse en la puerta de la casa a ver pasar el cadáver del imperialismo”.
Tanja con estas declaraciones, ha demostrado tener más sentimiento patrio por la nacionalidad colombiana, más sentido de compromiso y pertenencia con los sueños e ideales de los trabajadores y campesinos de este país, que muchos extranjeros que han venido a Colombia, atraídos por distintos motivos y que han reclamado la doble nacionalidad, pues algunos de ellos han dicho que quieren morir en esta tierra fértil y amable.
Honor y honra
Tanja no sólo ha dicho esto, que ya de por sí la honra, y la coloca en un sitial de luchadora internacionalista honesta, comprometida con una causa justa. Ante una pregunta del periodista, en el sentido de que si una vez firmado un acuerdo de paz, como es el anhelo de propios y extraños, ella regresaría a Europa, a vivir tranquilamente al lado de su familia, a disfrutar una vida de holgura y comodidades que la lucha armada no le permitió en los últimos once años de vinculación a la guerrilla colombiana, ella en forma tajante, sin vacilaciones, dice “me quedo en este país, por el que he luchado”.
Sobre si se va o se queda, la guerrillera holandesa dice con perfecta claridad y firmeza: “En realidad esto no es mi decisión. Yo creo que si firmamos un acuerdo de paz, si conseguimos algunas garantías reales para implementar la acción política, el verdadero trabajo comienza para nosotros como movimiento político. Y voy a estar disponible para cualquier tarea que se requiera. Mi compromiso es con el pueblo colombiano, y es incondicional y por tiempo indefinido. Si la paz se firma, seguiré en Colombia, haciendo las tareas que se requieran”.
Compromiso social
En la ancestral lucha por la segunda y definitiva independencia del pueblo colombiano, pocos ejemplos de compromiso social como el de esta mujer, honesta y desinteresada. A lo largo de muchos años, ha luchado bajo el fuego enemigo, los, bombardeos, las emboscadas, el frío, las enfermedades y el hambre, los colombianos estamos en deuda con esta combatiente internacionalista.
Por eso decimos, ¡que le concedan la doble nacionalidad!, para que afiance su pertenencia a este pueblo que tanto le debe en su lucha emancipadora. Tanja podría estar a la altura o superar el aporte de extranjeros nacionalizados en este país, como Florence Thomas, Lauchlin Currie, Fernando González Pacheco, Jorge Cao, Fanny Mickey, Marta Traba, Armando Villegas y otros, que aportaron en el campo de la ciencia, la cultura, el arte, la literatura.
Y desde luego muy por encima, si de mujeres se trata, de oscuros personajes como la señora Salud Hernández Mora, un verdadero petardo de la lucha anticomunista, antivenezolana, chovinista y enemiga de la paz.
¡Démosle la doble nacionalidad a Tanja, para que se quede y eche raíces en esta tierra fecunda! Y además que se case, para que le dé hijos, luchadores como ella, a esta patria de ensueño. Si de casarse se trata, a la menor señal que ella haga, seguramente le van a llover pretendientes. ¡Incluso, desde las orillas del periodismo!
