miércoles, abril 24, 2024
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Siria, Ucrania, Venezuela: Tres escenarios de intervención

Estados Unidos y la Unión Europea, apoyados en una monstruosa campaña mediática, y con ayuda de la CIA y la OTAN, urden planes para desestabilizar los gobiernos de estos países, en beneficio de los intereses geoestratégicos y financieros del gran capital

Aspecto de las protestas en Kiev que precipitaron el derrocamiento del presidente Víctor Yanukovich.
Aspecto de las protestas en Kiev que precipitaron el derrocamiento del presidente Víctor Yanukovich.

Alberto Acevedo

Un denominador común en los conflictos que hoy viven Ucrania, Siria y Venezuela, es que los grupos de derecha, con una generosa financiación de las potencias occidentales y la no disimulada intervención de agentes de inteligencia de esas potencias, han sido capaces de crear una plataforma de acción “popular” para desestabilizar gobiernos populares.

De esta manera, según el analista Rafael Poch, se da la impresión de estar ante movilizaciones populares legítimas, que luchan contra gobiernos ilegítimos, cuando la verdad es que son gobiernos elegidos popularmente, que mantienen el apoyo de amplios sectores de la población.

Detrás de la agitación social que se vive en estos tres países, está una siniestra estrategia de Washington de pretender mostrar al mundo que es capaz de liderar de manera simultánea cambios de rumbo en los gobiernos de estos países y hacer una demostración de poderío que le permita encontrar una correlación de fuerzas favorable, con miras a reconquistar su papel hegemónico en el concierto internacional.

De esta manera, Kiev, Caracas y Damasco aparecen como laboratorios de nuevos golpes de estado que ya se anuncian en el pentagrama neoliberal. El libreto desestabilizador parece seguir el mismo patrón.

Aparecen en la oposición grupos de “demócratas” que generalmente son avanzadas de sectores radicales, homófobos, racistas, de inspiración fascistoide, cuyas hojas de vida son cuidadosamente ocultadas por los grandes medios de comunicación. Vienen las manifestaciones con expresiones de violencia, aparecen varios muertos y se difunde la noticia de que el gobierno mata a sus ciudadanos.

Piezas para armar

Los grandes medios de comunicación, al denunciar la “tiranía”, venden la imagen de que estos grupos son demócratas a los que hay que apoyar, e invitan a los organismos internacionales y las corporaciones financieras a imponer sanciones para aislar la dictadura. Ablandada la opinión pública, comienzan a darse los pasos concretos hacia el golpe de estado para cambiar el régimen. En el caso de Ucrania, ese paso ya se dio.

Los movimientos cívicos comienzan siempre con una manifestación en la que mueren opositores pacíficos. En Kiev y Caracas, han aparecido francotiradores infiltrados, situados estratégicamente, que disparan a la vez contra manifestantes y policías. En la capital de Ucrania provocaron la muerte de 20 personas, incluyendo varios policías, un día antes de precipitar el golpe contra el presidente Yanukóvich. En el caso de Caracas, exámenes forenses encontraron que en el caso de la muerte de varios policías y manifestantes fue disparada la misma arma, de acuerdo a experticios balísticos.

En 1991, en la ciudad siria de Deera, grupos calificados como “demócratas” por el Pentágono norteamericano, provocaron una matanza semejante, que después fue atribuida al gobierno de Bashar al Assad. El mismo episodio se repitió con la utilización de armas químicas contra la población civil, que más tarde se estableció fueron suministradas a los rebeldes por países aliados de Estados Unidos.

Interés geoestratégico

Otra particularidad de los conflictos mencionados, es que estos movimientos “demócratas” están acompañados de un gigantesco entramado mediático en el que la CNN y los grandes medios de comunicación occidentales, a menudo financiados por la CIA norteamericana, a través de filantrópicas fundaciones, se coaligan para dejar caer rayos y centellas contra los gobiernos que quieren desestabilizar.

En el caso de América Latina, el famoso Grupo de Diarios de América, que reúne a los grandes empresarios de la prensa, ligados al grupo Prisa de España, mantienen una página en la que cotidianamente reproducen la bazofia de los grupos ultraderechistas venezolanos.

Un análisis simplista, que frecuentemente se maneja, es que hay expresiones de corrupción, errores en la conducción del estado, que ameritan un cambio de régimen. Y aunque puedan encontrarse manifestaciones semejantes, la realidad es que detrás de estos conflictos se ocultan los intereses geoestratégicos y militares de los Estados Unidos, la Unión Europea y otras potencias occidentales.

El petróleo venezolano, la inmensa producción de cereales y la mano de obra barata de Ucrania, y los recursos naturales de Siria, son apetitosos platos para entregar a la dictadura del mercado. Si se obtienen, sería un triunfo de la derecha internacional. Por su posición geográfica, Venezuela, Ucrania y Siria son piezas de un enorme valor estratégico para las potencias occidentales.

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