viernes, marzo 29, 2024
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Se toman en serio amenazas

UP exige garantías

El director de la Policía Nacional, Rodolfo Palomino, dialoga con los miembros de la dirección de la Unión Patriótica, Gabriel Becerra y Aída Avella.
El director de la Policía Nacional, Rodolfo Palomino, dialoga con los miembros de la dirección de la Unión Patriótica, Gabriel Becerra y Aída Avella.

Hernán Camacho

Desde su reaparición en la arena electoral, la Unión Patriótica, UP, no ha dejado de denunciar una serie de amenazas en su contra que, como en las décadas de los 80 y 90, se toman en serio.

Con la llegada al país de la ahora candidata vicepresidencial de la izquierda para las próximas elecciones Aída Avella, se han disparado las amenazas de todo tipo, desde los correos electrónicos que dictan una sentencia de muerte a todos los militantes de ese movimiento, hasta las amenazas selectivas a los integrantes de la dirección nacional o quienes enarbolan sus banderas en las regiones, llegando a los ataques directos a los monumentos que representan su memoria.

El último caso fue el pasado 12 de abril en inmediaciones de la capital del país, cuando un grupo denominado Tercera Fuerza atentó contra el mural de la memoria que describía la trágica historia del genocidio del que fue víctima la UP. En dicho mural descansaba el premio “Arte y Memoria”, otorgado en 2012, por la Alta Consejería para las Víctimas, el Centro de Memoria e Idartes, instituciones distritales por la paz y la reconciliación.

La reacción ante semejante acto por parte de las autoridades fue etérea. El hecho coincidió con la muerte, por esos días, de Alfredo Devia, jefe de los neonazis en Bogotá y quien, según autoridades, fue asesinado por un ajuste de cuentas entre narcotraficantes y paramilitares. Sobre el mural escribieron amenazas de muerte contra la UP, levantando consignas apologéticas al crimen.

A cincuenta metros del mural se encontraba una patrulla de vigilancia de la Policía Nacional, que no actuó contra los nazis. Según testigos de los hechos, el grupo de delincuentes “tuvo bastante tiempo de hacerlo, ante la indiferencia de agentes de la policía que se encontraban en un CAI móvil”.

El pasado 7 de marzo se conocieron amenazas a dirigentes regionales de la Unión Patriótica en Caquetá, de parte de un grupo paramilitar denominado Águilas Negras – Bloque Andaki. Durante el último mes, dicen los dirigentes amenazados, han recibido panfletos cada semana, mientras de las autoridades se espera respuesta.

En ese departamento se pretende sembrar zozobra y terror al campesinado y la dirigencia social con la reestructuración de este aparto criminal que ya tiene antecedentes violentos. “Desde el paro campesino y hasta la campaña a la Cámara de los dirigentes de izquierda del departamento se despertó la alerta paramilitar en nuestra contra”, dice uno de los dirigentes amenazados.

De acuerdo a los hechos la dirigencia nacional de la UP y el Partido Comunista interpusieron ante la Fiscalía General de la Nación denuncia penal por las amenazas. Entre el acervo probatorio presentado están las fotografías de los muros de la memoria estropeados y las comunicaciones de los paramilitares que le ponen precio a las cabezas de los dirigentes de la UP en las regiones.

“El delito de apología del genocidio pretende sancionar el hecho de difundir por cualquier medio, incluidos los murales, ideas o doctrinas de regímenes o instituciones que amparen prácticas generadoras de genocidio”, le explicó a VOZ el jurista Diego Martínez.

La dirección nacional de la UP le expresó al general Palomino, en audiencia en la Dirección Nacional de la Policía, la preocupación por las reiteradas amenazas, las múltiples denuncias y los ausentes resultados en las investigaciones: “Las amenazas contra nuestro movimiento político no cesan. Los hechos demuestran que la persecución contra la UP es sistemática y responden a un patrón de comportamiento que el Estado colombiano no ha dejado de practicar desde décadas pasadas y que llevó al genocidio político más grande en el país”.

En esa misma reunión se le manifestó a la autoridad que tales hechos no son aislados y que bien vale la pena redoblar esfuerzos por determinar quiénes están detrás de las amenazas contra la UP. Y es que aún hoy, después de cuatro meses de investigaciones, no se ha determinado de qué correo electrónico llegó la primera amenaza que recibió Aída Avella apenas pisó suelo colombiano, como se lo hizo saber ella misma al ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón, en reciente reunión. “Ministro, solo encuentre la dirección del computador en el que fue enviado y verá que puede tener una sorpresa o de Andrómeda o del propio ministerio”, le dijo Aída al ministro en su despacho.

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