martes, marzo 19, 2024
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San Juan de Reineras (Arauquita): Niños y niñas sin protección

VOZ visitó la escuela de primaria Uncaría en donde las largas distancias para llegar a estudiar y los enfrentamientos armados son el pan diario de las niñas y los niños

Profesora Rosa Aminta Rubio Ortega con sus alumnos. Foto Kikyo.
Profesora Rosa Aminta Rubio Ortega con sus alumnos. Foto Kikyo.

Kikyō
Enviada especial

“Estábamos en clase y de repente se oyeron unos tiros. Cuando nos dimos cuenta era la Fuerza Pública que empezó a disparar a la escuela. Entonces yo refugié a los niños tras la unidad de saneamiento que es un salón pequeño, todos abrazados hasta que todo pasó. A Dios gracias no sucedió nada fatal”.

Este es el testimonio de la profesora Rosa Aminta Rubio Ortega, quien ha sido educadora por 29 años de la escuela Uncaría ubicada en la vereda de San Juan de Reineras de la inspección de Panamá en el municipio de Arauquita. Allí los enfrentamientos entre el Ejército y la guerrilla no son raros, ni tampoco que la Fuerza Pública se posesione de las instalaciones poniendo en riesgo a los estudiantes. El jueves 14 de febrero el Ejército invadió nuevamente la escuela, con la excusa de que necesitaban agua para sus hombres.

El Ejército empieza el bombardeo desde el Morrocoy hasta la zona de supuesta influencia guerrillera, sin medir consecuencias frente a la población civil. Ya han sido muchas las casas afectadas por esos bombardeos, cultivos y animales como micos, lagartijos y pájaros. La población de San Juan de Reineras tiene miedo de que un día estas bombas maten algún niño.

“Por ejemplo cerca a mi casa cayó una bomba como a 120 metros y otra como a 80 metros. Mi esposo y mi hijo estaban trabajando en una platanera y les cayó una bomba como a 60 metros. Nosotros pusimos la denuncia, pero usted sabe que en esta zona de todo le echan la culpa a la guerrilla. Y supuestamente aquí todos somos guerrilleros, entonces no nos escuchan”, añade la profesora de Uncaría.

Al parecer la situación de que el Ejército invada bienes civiles como la escuela ocurre muy a menudo en Arauca. El Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos denunció el continuo acoso de los militares a la población civil en el distrito de Flor Amarillo, y el miedo que sienten las mujeres al quedarse solas en sus casas y los niños de este corregimiento al ir a la escuela.

A raíz de estos bombardeos muchos de los padres de familia se han visto empujados a desprenderse de sus hijos y a trasladarlos a otros municipios y de esta manera salvaguardar sus vidas.

El Ejército no sólo ha bombardeado desde el complejo de Caricare a las veredas San Juan de Reineras, sino también a las de Sinaí y Los Colonos, entre otras. Según sus habitantes, lo hacen con el firme propósito de causar miedo y temor para que la gente abandone estos predios cercanos a las zonas petroleras. Se sabe que el objetivo es unir por medio de una carretera el complejo petrolero de Caño Limón y Caricare. Pero además construir una base militar en la vereda del Sinaí.

Los habitantes han denunciado que los niños encuentran en el suelo artefactos explosivos sin detonar y vainas de balas, lo mismo ocurre en el corregimiento de Flor Amarillo.

Se ven constantemente hasta 48 tanquetas cerca de las casas, de las veredas, pero también en las carreteras, en Saravena, Fortul y Tame.

Pero la guerra no es la única desgracia de estos niños, hay que decir que el abandono estatal es evidente. En la escuela Uncaría son 20 niños y todos estudian en jornada de la mañana, a muchos de ellos les queda lejos la escuela desde sus hogares, a más de una hora en algunos casos. En la escuela Uncaría hay cursos desde preescolar hasta quinto de primaria y doña Rosa Aminta es la única profesora para todos en un único salón.

Apenas hace dos años que la administración ha mirado a la escuela Uncaría, ya que antes todo funcionaba gracias a la comunidad y a los padres de familia.

En la fotografía de Kikyo se observa uno de los agujeros del ataque indiscriminado del Ejército contra la escuela.
En la fotografía de Kikyo se observa uno de los agujeros del ataque indiscriminado del Ejército contra la escuela.
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