sábado, abril 20, 2024
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Salud, educación y equidad de género: Diana Cortés al concejo de Ibagué

Diana Cortés Hipus está marcada en el tarjetón con el número cuatro. A pesar de no tener una estructura poderosa, ni capital, tiene capacidad de lucha y conciencia de clase para soñar con un cambio radical que tanto necesita la ciudad.

Diana Cortés Hipus. Foto Nelosi.
Diana Cortés Hipus. Foto Nelosi.

Nelson Lombana Silva

Diana Cortés Hipus es una joven comprometida con la problemática socio económica de la ciudad musical de Colombia, Ibagué. Se define como joven tímida, de pocas palabras, pero que tiene una gran capacidad de escuchar y analizar la problemática y dinámica propia de la sociedad.

Abrazó las ideas de la izquierda y concretamente de la Unión Patriótica producto del estudio analítico sobre todo durante el bachillerato en el Liceo Nacional. Allí, gracias a un par de docentes que recuerda y admira mucho, le permitieron comprender la complejidad socio económica del país y de alguna manera el papel fundamental en la transformación de esa realidad que encarna la Unión Patriótica. Sin embargo, señala que jugó papel importante también el ejemplo de su padre y el haber podido escuchar pacientemente discusiones de adultos sobre todos estos temas, siendo muy niña.

A pesar de su juventud tiene clara la película. Entiende la lucha de clases, la conciencia social y de clase y la necesidad de generar un cambio que realmente redunde en el bienestar de todos y todas. Dimensiona el proceso de paz que se desarrolla en la Habana (Cuba) entre las Farc – Ep y Santos. También tiene claro la tragedia que le viene encima a la naturaleza en su conjunto con la megaminería a cielo abierto que vienen animando las multinacionales y transnacionales. “Estoy totalmente en desacuerdo con eso”, señala.

Sobre la prioridad en el eventual caso de ser elegida concejal el 25 de octubre de 2015, Diana Cortés Hipus, señala tres aspectos centrales: Salud, educación y equidad de género. Se lamenta que muchas mujeres tienen que dejar de estudiar o dejar su empleo por un embarazo. Dice que hay que tomar medidas para que estos lamentables hechos sean corregidos y no se vuelvan a presentar.

Diana Cortés Hipus está marcada en el tarjetón con el número cuatro. A pesar de no tener una estructura poderosa, ni capital, tiene capacidad de lucha y conciencia de clase para soñar con un cambio radical que tanto necesita la ciudad. Es una mujer emprendedora con ganas de liderar iniciativas para todos y todas.

La página web: www.pacocol.org en exclusiva obtuvo este reportaje en la sede departamental del Partido Comunista regional Tolima:

– Diana Cortés Hipus: ¿Cómo llegó a conocer y a enamorarse de la Unión Patriótica al término de ser hoy candidata al concejo municipal de Ibagué?

¿Cómo la conocí? Digamos que fue una experiencia muy bonita porque de cierta forma la familia, especialmente mi papá, se ha vivido un proceso político que le ha hecho crear a uno la cosquillita de conocer, de aprender; digamos que es algo que se ha llevado en la sangre.

En la medida que fui creciendo…en las clases de sociales entonces quedaban las dudas y uno preguntaba. Además, conté con muy buenos profesores en ciencias sociales en la época en el Liceo Nacional (lo quiero mucho) y una profesora que me marcó mucho que fue la profesora de noveno grado: Las clases de ella las clases fueron de historia básica y ahí fue como tal que realmente conocí la Up, las guerras que se han vivido, la verdadera historia de Colombia. Fue una excelente profesora. Nos dejó muy buenas bases y de ahí fue que nació junto con otra profesora la promoción de Derechos Humanos y Convivencia Ciudadana en el Liceo Nacional que hice parte de la primera promoción que se dio, fue ese grado donde todos salimos con una raíz gigante por el amor a la política, por el amor a la historia, por el amor a los derechos y la mayoría hoy es politóloga, socióloga o estamos metidos en algún cuento en la parte política.

Entonces, fue una experiencia muy bonita y que de cierta forma nos marcó en especial a un grupito y a mí.

– Bueno, se le ilumina sus ojos, su rostro al hablar de esa profesora del Liceo Nacional. ¿Quién es esa profesora?

Dejémosla ahí en secreto porque no sé, no la volví a ver, no volví a saber nada de ella, entonces la dejo quietica, cuando vuelva a saber de ella ahí le digo, incluso, para tomarnos una fotico.

– ¿Fue una profesora que le enseñó a ser crítica del acontecer nacional?

Sí, sí. Justo en ese momento, en ese año, fue cuando empezó nuevamente el apogeo del Tratado de Libre Comercio (Tlc), ella en ese año nos enmarcó el TLC que ya había vivido Colombia y nos lo trajo a la actualidad, nos hizo hacer noticia, nos hizo buscar, indagar y como que nos pidió la opinión de cada una, entonces ahí fue donde ese criterio fue naciendo y uno preguntaba: Profe, pero tal cosa y ella, siempre: Pero, por qué, pero por qué, entonces siempre estuvo ahí, siempre como que esculcándole a uno y a la que le sacó le sacó la raíz.

– Mire usted una cosa: Creo que usted fue una estudiante destacada porque usted escuchaba a su papá y de ahí tomaba elementos para opinar en clase. ¿Me equivoco?

Sí y no, porque una cosa es que a uno le guste la academia y la otra es que viva o se pegue de la nota. Uno iba por aprender, pero en cierta forma por andar en otros roles ya fuera de la academia, la parte juvenil, los movimientos por estar mirando afuera que había que no había políticamente para los jóvenes, un cogía para un lado y se le olvidaba que tenía tareas de otras materias.

Entonces, habían unas materias que compensaban con otras y es ahí donde se nota el gusto. Entonces: Ciencias Sociales, bien; Filosofía, bien; en estas materias salíamos bien; las flojas: Biología, Ciencias Naturales, que a uno les gusta pero que en cierta forma no le llegan, no absorben tan rápido.

– ¿Cómo fue usted como estudiante? ¿Era rebelde, participaba de los paros o se marginaba de ellos?

En el Liceo Nacional tuvimos una experiencia muy bonita y fue que fuimos las primeras en hacer paro en esta institución, fuimos el “combito” principal que movió a la personera, que movió a la representante estudiantil ante el consejo académico. Buscando y buscando, encontramos muchos profesores que nos apoyaron, profesores que creíamos que eran los más “ogros”, terminaron siendo los mejores amigos, los que sí hágale, yo les doy permiso en la clase para que hablen, para que den charlas. Comenzamos a hacer talleres. Encontramos que fuimos las que de cierta forma rebelamos el colegio. Por un lado unos profesores nos miraban y se reían y nos decías: “Estas muchachitas y sus aventuras”, como otros profesores nos veían con otros ojos: “Venga, este es un trabajo más a fondo, sigan investigando”. Fue algo muy bonito.

– ¿Qué talleres dictaban ustedes a sus mismas compañeritas de estudio? ¿Qué era lo que le hablaban a los estudiantes?

En ese momento iniciamos hablando de la educación pública, de la rectoría, de la corrupción que había en el colegio en su momento, del futuro que nos esperaba como universitaria, las dificultades que había con el método de evaluación que se tiene en Colombia, como es el Icfes, las pruebas saber y como una crítica al saber que cuando iban a presentar esas pruebas, sacaban a las de mejores notas, a las otras las excluían, no se estaba como tal midiendo el nivel del colegio, sino tratando de subir el nivel, pero no era de una manera honesta. Bueno, había fallas tanto en el alumnado como en los profesores. Nos planteábamos que debíamos hacer sobre todo en los cursos superiores como octavo, noveno, décimo y once. Sexto y séptimo son grados que están empezando como a despertar, pero igual siempre muy activas en teatro, conversatorios. Es lo que más me acuerdo: Conversatorios y teatro. Esa fue la parte más lúdica que se tuvo allí.

– ¿Cómo comenzó usted a interesarse por los problemas sociales, económicos, con un criterio mucho más estructurado?

Creo que el simple hecho de venir de barrio, de cierta forma madurar con lo que se ve. En mi caso, creo que fui muy observadora desde chiquita. Hablo muy poco, soy más bien callada, pero les estoy poniendo mucho cuidado a los que están hablando.

Soy la mayor de la casa de las nietas, de las sobrinas. Entonces, sentarme en medio de solo adultos a ponerles cuidado, que sí que el sueldo, que la salud, que yo no sé qué, entonces va creando como esa incógnita y uno sale a la calle y ve los niños, ve la señora de la esquina vendiendo arepas, el señor que es borracho pero por qué es borracho, la niña que se volvió prostituta pero por qué es prostituta, entonces son todas esas cositas que se van creando: Venga, ¿Por qué?

– Y tomó la inclinación hacia la izquierda, ¿Precisamente animada por eso?

Sí, pues en ese momento uno no dice izquierda – derecha, sino que se vaya yendo hacia ese lado humano, por qué todos no somos iguales, por qué todos no podemos tener los mismos derechos, por qué todos no pueden ir a la universidad, por qué no estudiar lo que realmente se quiere y no la mano de obra que se necesita, por qué todo mundo no puede tener su casa, por qué me toca pagar arriendo y por allá en la parte más barata, por qué no un sueldo para poder comer y vivir tranquilo, no volverse multimillonario, pero sí dignamente.

Entonces, son todas esas cositas que uno va analizando críticamente, llegando a la conclusión: “¡Aaaahh, soy de izquierda!” Cae en cuenta que tiene una filosofía, a pesar usted como tal no la haya estudiado, pero cuando comienza a estudiarla, usted dice: Es que yo me identifico con este señor, con esta señora, con esta ideología, entonces: ¡Soy de izquierda!

– ¿Cómo recibió usted la lectura del semanario VOZ La verdad del pueblo? ¿Cuál fue el impacto? ¿Cómo fue esa experiencia?

Fue bonita. Eso fue ya hace años. Lo vi. Digamos que a raíz del colegio uno comienza a averiguar, quién es quién. Por allá vi una estrellita, por allá vi una hoz y el martillo y va creando como esas dudas, porque a usted le dicen el nombre, pero en sí no le dicen quien fue, quienes fueron o como se han movido de pronto aquí a nivel Ibagué. Empezando a averiguar encontré un día por la tercera, no recuerdo bien en qué caseta, el periódico. De esas cosas que uno pasa ve y se devuelve. No tenía plata pero lo detallé, lo miré por encimita. Me fui con la intriga. Más adelante, me lo ofrecieron. Alguien que conocí, me dijo: “Vea el semanario”. Tuve la oportunidad de leerlo. Impresión de primera mano: Diferente totalmente. Más clara la noticia, más real, más dirigida al pueblo, más crítica. Obviamente, no es una noticia a medias. Es una noticia más completa.

– Desde la perspectiva política, ¿Cómo analiza usted el proceso de paz que se desarrolla en la Habana entre las Farc – Ep y el gobierno Santos?

Es duro. Es bastante crítico y autocrítico, porque uno dice: La necesitamos porque necesitamos quitarle excusas al gobierno y muchos que tienen en cierta forma el poder y la excusa es que la guerrilla, la guerrilla, la guerrilla… entonces armas, guerra, guerra y guerra.

En cierta forma la guerra no va dirigida a la guerrilla sino al mismo pueblo. La excusa de ellos es la guerrilla pero muchas veces es la excusa mayor. También me he tomado el trabajo de preguntarles a campesinos que han vivido en zona como tal guerrillera y es ahí donde uno entra en contradicciones porque en la ciudad se siente pero no en una forma tan directa, en el campo sí.

Dicen otros: Queremos la paz, es que donde se acabe la guerrilla corremos un riesgo de inseguridad en cierta forma. O sea, ya se enseñaron como a esa protección que mucha gente no la ve. Todo el mundo tilda a la guerrilla de mala y, obviamente, han cometido muchos errores, pero es ahí donde uno dice: “Venga, las noticias dicen una cosa y la gente dice otra. Entonces, es ahí la contradicción, pero, obviamente, necesitamos la paz. Tenemos que acabar la excusa contra el campesino, contra el ciudadano de la violencia. Digamos: Es más de educación hacia el mismo pueblo, que es donde realmente se va a vivir un cambio. Arriba, pues obviamente, en el poder se vive un cambio, pero ellos ya se están estructurando, ya se están viendo sí, sí o si no y cómo van a hacer las cosas. El pueblo – creo yo – es el que está más desprotegido porque de cierta forma, ellos dicen: Bueno, el cambio, pero no están preparados para un cambio. Hay gente todavía con mucha rabia, con mucho dolor. Es ahí, donde se pueden despertar otros tipos de guerras civiles, digámoslo así.

– ¿Cómo fortalecer el proceso de la Habana para que salga finalmente adelante?

Educándonos. Culturizándonos. Cultura ciudadana, el perdón, que es un trabajo gigante, nos cuesta a veces perdonar el vecino que nos metió en un chisme pendejo; el tomar conciencia de que tenemos que acabar con muchos mitos de que si yo lo perdono, lo vuelva a hacer o quizás va a ser peor; entonces es educarnos, tomar conciencia y arriesgarnos al cambio. Los cambios dan temor pero son los que nos muestran las verdades frente a las cosas que queremos ver de cierta forma.

– ¿Cómo ve usted el problema ambiental?

Muy triste. Triste sobre todo aquí en el Tolima ver que ya no se ven los pastos igual de verdes, los animales están sufriendo mucho el calor, el ganado, los cultivos, el campesino está viviendo una época muy difícil, saber que cultiva y que se le quemó el cultivo, que se le secó, porque la vía de acceso al agua ya no está, o está contaminada. Es muy triste ver cómo nos atrasamos de cierta forma ambientalmente a sabiendas que contamos con muchos profesionales y muy buenos, pero que nos dedicamos a trabajar en la industria, nos dedicamos a trabajarle a personas que no les interesa como tal el campesino, ciudadano y los riesgos ecológicos que estamos corriendo en estos momentos, entonces nos preparamos, pero a la final nos preparamos para un sueldo no más, no nos preparamos realmente para aportarle a la sociedad y estamos viendo el cambio climático y sobre todo, estos azotes y estos incendios que se han vivido en Ibagué.

– Se habla mucho de la explotación minera a cielo abierto en el Tolima e incluso, en Ibagué. ¿Cómo analiza esta situación?

Obviamente, no estoy de acuerdo. Se habla que en cierta forma tiene que haber una explotación minera o petrolera, pero de una manera segura, de una manera controlada, qué rico que esas ganancias realmente quedaran para el pueblo, pero, obviamente, son transnacionales que vienen a hacer el daño y salen y se van. E único afectado, obviamente, es el pueblo que está ahí viendo que se queda sin tierra, sin agua, sin qué cultivar, porque, obviamente, la tierra no se va a dar. Entonces, es algo que se rechaza totalmente.

– Diana Cortés Hipus: ¿Cuáles son los principales problemas que tiene la mujer hoy?

Uuuyyyy. Es duro. Obviamente, la mujer ha venido en una lucha grande, ha logrado muchísimas cosas, pero desde mi punto de vista, veo que hemos cometido ciertos errores. Y uno es que hemos querido ser tan “independientes”, que lo podemos ser, que lo hemos logrado ser, pero le dimos a nuestro género contrario, la posibilidad de que se aprovechara de eso.

Entonces, estamos encontrando que la mujer es la que trabaja, es la que tiene a cargo la casa, la familia, todo y el caballero, compañero, amiguillo, no. Vida chévere; no se está viviendo una lucha en pareja cuando se habla, pues, de familia, estamos viendo que el hombre le dejó ahora todo a la mujer. Usted es tan independiente, entonces tenga, hágale. O sea, como que se lavaron las manos, digámoslo así. Y eso tampoco es la idea. La idea es que haya equidad. Que tanto el hombre como la mujer luchen, que hay un hogar, hay una familia, que hay unos hijos, que entre los dos se luche, no que la mujer sea la de todo y el hombre se quede ahí esperando a que le llegue todo. Digamos que en cierta forma el hombre se aprovechó de esa independencia o de esa fuerza de mujer y no hay que permitirlo. O sea, la mujer es fuerte, la mujer es independiente, la mujer puede sola, pero, la idea es que vayamos todos unidos, que vayamos al ritmo, no ni adelante, ni atrás, sino a la par.

– Alguna abogada dijo que la liberación femenina era que la mujer fuera más mujer y el hombre más hombre. ¿Algo así?

Sí, obviamente, el feminismo no se puede perder, la feminidad tampoco, pero sí cada quien tiene su visión y es respetable, pero no quiere decir que estemos ni adelante, ni atrás, sino equidad. Yo digo: La equidad ante todo. Ese cuentico de que yo soy el hombre y usted la mujer, tampoco; pero tampoco: Yo soy la mujer y punto. No, ante todo equidad, equidad por todos lados, equidad, obviamente, en trasgénero, estamos viendo como toda esa parte del despliegue de gustos, digámoslo así, entonces es rico ir como todos con respeto, con igualdad y todos ayudándonos a todos. Es como buscar esa manera de ser iguales. Todos tenemos nuestra forma de pensar, pero todos bajo el mismo techo.

– ¿Qué va a hacer Diana Cortés Hipus en el concejo municipal de Ibagué a nombre de la Unión Patriótica?

Quisiera uno hacer muchas cosas, pero las condiciones son complejas ante un gobierno antidemocrático y por las cadenitas que han venido forjando la corrupción y todos estos politiqueros. Es una lucha bárbara, pero la idea o las ideas, ante todo es la salud. Recuperar totalmente la salud pública, el Federico Lleras, el San Francisco, los puestos de salud. Es algo que comparto mucho con el doctor Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez después de ver el trabajo que ha venido realizando, fortalece más la idea y se puede decir: Sí se puede, ahorita que Bogotá recuperó 22 hospitales públicos, entonces es como un respiro decir: Sí se puede, todo esto va del manual tarifario, de la glosa, del servicio que hoy en día se llama: Servicio de Salud, cuando no debería ser un servicio, sino un derecho. Es como darle a conocer a la gente que es un derecho que nos quitemos esa frase de cajón de que el servicio de la salud, porque a raíz de eso, nos han despojado de medicamentos, de beneficios como laboratorios o si usted quiere que le aplique la inyección, entonces traiga la aguja, compre el medicamento. O sea, una excusa tras de otra, que lo único que ha hecho es deteriorar la salud del colombiano, del Ibaguereño. Es algo que no podemos seguir permitiendo. Es una lucha pesadísima, pero hay que arrancar de algo pequeño, pero hay que arrancar.

Otra cosa para trabajar, obviamente, la mujer, la equidad, los niños, la salud de los niños, educación total junto con la mujer que triste y llanamente en el colegio, en la universidad, en algún momento de su academia tiene que parar porque quedó embarazada. Este es un tema bastante importante. Hay mucha deserción en la mujer y eso es algo que tenemos que acabar aquí en Ibagué, por mentalidad, porque triste y llanamente quedó embarazada, le tocó salirse a cuidar el bebé, le tocó salir a trabajar y a ver qué logra hace con las uñitas. Entonces, es forjar eso, forjar a la mujer y forjar la salud.

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