viernes, abril 19, 2024
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Salir del revés

Violencia y exclusión juvenil

Foto: AcnurLasAméricas via photopin cc
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En nuestro país gran parte de los 29 millones de pobres y los cinco millones de personas que viven en la indigencia son jóvenes; el número de jóvenes sin empleo es de 1,1 millones, sin contar con la precariedad de la mayor parte del empleo juvenil.

El sistema educativo mantiene tasas de deserción en la secundaría del 50%, el acceso a la educación superior sigue siendo privilegio de pocos y por supuesto cada día son más los jóvenes que están por fuera de los programas de salud, de preparación para el trabajo, de acceso al mundo de la cultura, la recreación, la ciencia y la tecnología, las posibilidades de la expresión artística y uso creativo del tiempo libre, es decir, las posibilidades de realización del ser joven siguen siendo una reivindicación a la que pocos tienen acceso.

En Colombia ser joven es sinónimo de alta peligrosidad y se juzga como factor dominante de la agudización y generación de la violencia y la criminalidad. La cuestionable dirección del sentido común de la sociedad, de la moral, y de qué es legítimo y qué no por parte de la Iglesia y los medios masivos de comunicación genera, produce y circula imágenes de niños y jóvenes que nos correlacionan como una carga social delincuencial, sin principios, sin valores, sin metas y con un futuro susceptible de ser salvados o no, de ser la semilla del pecado o la desviación social.

Se ubica sobre todo a quienes vivimos en situación de pobreza como un mero sector sujeto de precarias políticas públicas (Estatuto de Ciudadanía Juvenil) que se encuentran lejos de ser opciones que contribuyan a la intervención directa de los jóvenes en la resolución de sus problemas y menos de la materialización de nuestras necesidades más sentidas como jóvenes y se nos endilga la odiosa tarea de sostener la dinámica de guerra del Estado, a partir del reclutamiento obligatorio de un tortuoso lugar en el pie de fuerza colombiano, que asciende a más de 400 mil efectivos y que se presenta como la “mejor opción” laboral o de ocupación del tiempo libre, para evitar la penosa tarea de la formación en sociedad.

Sin embargo la respuesta del Estado colombiano se encuentra basada sobre todo en principios morales, en detrimento de salidas estructurales, por lo que ha situado como forma de control social a la “peligrosidad del ser joven”, instrumentos legales y paraestatales que se fundamentan en la criminalización: ley de infancia y adolescencia 1098/06 y ley 1453/11 de seguridad ciudadana, y el impulso, aceptación y connivencia con paramilitares y grupos de limpieza social, que mantienen al orden las respuestas organizadas de los jóvenes, las resistencias, las estéticas y las formas contestatarias de respuesta al sistema de valores y a la hegemonía.

Ambas respuestas del Estado han mostrado sus limitaciones al generar en detrimento de la cacareada justicia restaurativa del sistema de responsabilidad penal, mayor victimización de los jóvenes y una bomba de tiempo que no será solucionada con más centros de reclusión, sino con una pedagogía para el abordaje de la vida en sociedad, donde el joven primero no tenga que batirse por vivir dignamente, con educación, vivienda, salud, cultura en una sociedad dirigida por una minoría acumuladora de la riqueza económica y social, y donde en la Colombia al revés no se le aliene para “enseñarle” que, pese a que algunos tengan sus condiciones de existencia mínimas, deben consumir Nike, Reebook como forma de mediación simbólica para ser más aceptados socialmente, y por otro lado se hable de esta generación como la generación perdida.

Porque en la Colombia al revés, estamos convencidos que esta nueva generación es una generación que se está forjando para el conflicto social, que se resiste a ser un falso positivo y que viene inaugurando luchas juveniles por la democracia en Bogotá, por la educación pública, por el trabajo digno, contra la megaminería y contra el militarismo y por la objeción de conciencia que denotan que, al contrario de lo que muchos pensaban, en Colombia se forja una generación de jóvenes para la paz con justicia social, que luchan por contribuir a que Colombia salga del revés.

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