jueves, abril 18, 2024
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Rubén Darío Cortés: “Al Estado no le interesa la salud”

Un diagnóstico de la salud en Colombia hace el médico tolimense, Rubén Darío Cortés Guzmán. Señala sin ambages que hay un proceso de privatización en manos de las EPS

Doctor Rubén Darío Cortés.
Doctor Rubén Darío Cortés.

Nelson Lombana Silva

Según el médico Cortés Guzmán, la salud en el país es un negocio de las EPS, negocio particular en detrimento de la salud del pueblo colombiano en su conjunto. Median la corrupción y la politiquería en las altas esferas del poder, mientras tanto, el pueblo alienado, analfabeto y desinformado, descarga toda su indignación contra el médico de urgencias, la enfermera y el celador.

El semanario VOZ, dialogó con el doctor Rubén Darío Cortés Guzmán y esto nos dijo:

–¿Cómo analiza usted la situación de la salud en Colombia?

–La situación de la salud en Colombia que todo el mundo la está viendo y viviendo, es una problemática gravísima. Si hacemos un poquito de historia, viene del proceso degenerativo de la antigua salud que estaba en manos del Ministerio de Salud y cuando entra la nefasta ley 100, la concepción que ellos tenían en su interior supuestamente de mejorar todas las irregularidades y todas las falencias que tenía el antiguo servicio de salud que se prestaba a través del ministerio, sus secretarías departamentales y municipales.

La salud en manos privadas

Sin embargo, con la ley 100 ahí como se dice: “En río revuelto ganancia de pescadores”, muchos médicos y muchas instituciones prestadoras de salud facilitaron las cosas para que se impusiera este sistema nefasto que atenta contra la salud del pueblo colombiano. Fue el proceso de privatización del manejo económico por partes de las EPS e IPS. Hoy tenemos un panorama totalmente oscuro en el cual el gobierno no está interesado en solucionar la problemática de salud; nunca ha estado interesado en ello, por cuanto esto lo que genera son dividendos económicos grandísimos a los mercaderes de la salud.

Tenemos empresas, multinacionales, transnacionales dedicadas al tráfico de la salud. El gobierno ha dejado la salud en manos de entes privados en detrimento incluso, de los mismos empleados que trabajamos en la rama de la salud, de todas las áreas: Bacteriólogos, odontólogos, médicos, enfermeras. Es decir, todo el personal relacionado con la salud.

Se palpa el empobrecimiento de los hospitales públicos por cuanto no hay inversión y muchos pasaron a hacer parte del primer nivel, otros del segundo, otros del tercero. La mayoría son hospitales que carecen de financiación oportuna, condenados a un atraso tecnológico de más de 20 años, con pérdida de la parte humana incluso, con la pérdida de la calidad profesional.

Podemos decir que la problemática de la salud en Colombia toca fondo. Tenemos a un odontólogo ganándose $700 mil pesos, médicos trabajando de un sitio para otro, parecemos agentes viajeros. Lo que estamos viviendo es un verdadero caos.

Los pacientes son también trasteados como si fueran “turistas”, los mandas a ciudades y pueblos donde no conocen a nadie, donde tienen que pagar todo: Hospedaje, comida, largas esperas para recibir una atención que muchas veces no es la ideal. De Ibagué – por ejemplo – son enviados para Honda. ¿Cómo puede decirse que está mejor la calidad médica en Honda que en Ibagué?

Se acabaron los directorios científicos en Colombia. No existen. Ahora son gerentes y el gerente tiene que estar pegado a un “padrino” político. Esa es la calidad científica que tiene el pueblo colombiano en cuestión de salud.

La ley 100

–¿Siente usted que la ley 100 de 1993, lo ha afectado profesionalmente?

–Claro, profesionalmente también. Hemos presenciado una cantidad de universidades que han creado facultades de medicina, muchas de ellas sin un criterio pedagógico serio, sin práctica educativa, porque muchos hospitales no la tienen, sin docentes adecuados, con bajos salarios, hacen que el profesional no tenga tiempo de estudiar. Además, los nuevos médicos, muchos no tenemos la suficiente capacidad económica para pagar cursos, asistir a congresos y actualizarnos, eso es solo potestad de muy poquitos privilegiados.

De otro lado, tenemos especializaciones a las que no todo el mundo tiene acceso porque no hay estímulos, garantías, libertad para que hayan más especialistas en este país, sino que es algo como cerrado donde hay que pagar millonadas y muchos tienen que dejar el país para irse a capacitar, teniendo en cuenta que Colombia tiene una medicina que realmente tiene reconocimiento mundial.

No hay incentivos económicos decentes, es realmente una vergüenza. Especialistas ganando salarios miserables y esperando meses y meses para que les paguen un contrato miserable. Qué decir de los médicos generales, de los médicos metidos en urgencias, donde reciben a diario la carga de estrés porque los familiares los amenazan, porque no hay los insumos, los insultan, etc.

–Pareciera que los médicos estuvieran obligados a formular medicamentos baratos. ¿Cuál es su opinión?

–En algunas instituciones quizás exista. Pienso que todavía tenemos cierta libertad, aunque haya limitaciones.

El criterio mercantil

–¿Tiene el médico libertad para recetar lo que dicen sus conocimientos o tiene que guiarse por lo que dice la respectiva EPS?

–Autonomía tenemos, todavía nos queda un poco. Ahora, tenemos que formular genéricos porque eso es lo que exigen las EPS, lo que no sé es su calidad, habría que mirar los laboratorios, tener un control minucioso, la misma farmacia, no entiendo por qué el manejo en los Estados Unidos, las fórmulas privadas tienen que ser con fórmula médica, en Colombia no sucede así, va a una droguería y el vendedor le vende el medicamento de acuerdo a su parecer. ¿Por qué? Porque todo se mueve con un criterio mercantil.

–¿Tiene que ver la crisis de la salud con la política de privatización del neoliberalismo?

–Todo esto es una cadena: Si el pueblo no tiene salud, cómo le van a exigir. Volvemos a la época de la esclavitud hasta la última gota de sudor o de sangre la daba el esclavo y ahí tenía que morirse. Así está sucediendo en estos momentos en Colombia. La privatización de todo no para, continúa al precio que sea. Si no tiene plata para la medicina prepagada y para ir a los grandes centros médicos, está condenado a morir, a ser víctima de los paseos de la muerte.

–Se desarrolla un proceso de paz en La Habana, ¿Es posible contar con la paz sin tener derecho a la salud el pueblo colombiano?

–Si no se cuenta con la salud, sería un proceso de paz entre enfermos. Repito: El desarrollo de un país se da, precisamente, por la educación, por la salud. Pero un pueblo que está enfermo cómo va a producir, cómo se va a desarrollar, cómo va a crear, cómo va a poder laborar. Personas enfermas no pueden desarrollar conocimientos, cómo puede haber paz cuando hay un drama permanente en las urgencias de los hospitales, la gente muriéndose.

La gente tendrá que reaccionar violentamente ante muchas circunstancias, entonces de qué paz vamos a hablar; ¿Será la pax de los sepulcros? Santos no tiene voluntad patriótica para resolver este problema de la salud en Colombia, sin embargo, se le llena la boca hablando de paz. Eso es pura hipocresía. Le haría una propuesta al presidente, a los ministros y a los senadores: “Bájense los sueldos y las prebendas. Trabajen con el mismo salario que trabajamos en salud”. Si estamos hablando de paz, dejemos tanta retórica y vamos a los hechos concretos, tangibles.

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