viernes, abril 19, 2024
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Relaciones con Cuba: ¿A qué le apuestan los norteamericanos?

Los cubanos saben que el país del norte no ha renunciado a su deseo de ver fracasada la revolución

Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino

Para entender cómo la sociedad y el gobierno de Cuba ven la posible normalización de relaciones con Estados Unidos y el fin del bloqueo económico, VOZ habló con José Ángel Pérez quien visitó Colombia invitado por el Movimiento Nacional de Solidaridad con Cuba.

Es profesor de historia, licenciado en Economía Política, Magíster en Relaciones Económicas Internacionales y Magister en Relaciones Políticas Internacionales. Autor de numerosos artículos en revistas académicas nacionales e internacionales y autor de cuatro libros.

–¿Por qué cree que Estados Unidos cambia su política y se acerca a Cuba?

–El cambio es de forma no de contenido. El contenido sigue siendo pragmático, para destruir el socialismo, porque para ellos seguimos siendo un mal ejemplo. Hay cuatro razones para que Estados Unidos dé ese paso: Primera, se están quedando aislados en las ONU con la votación sobre el bloqueo. Segunda, ha cambiado el mapa político en América Latina con gobiernos progresistas y revolucionarios que han presionado a Obama para que normalice relaciones con Cuba. Tercera, Cuba se ha acercado a China y Rusia, y está muy cerca de Estados Unidos; tienen temor a la presencia de chinos y rusos en nuestro país. La percepción de ellos –no la nuestra- de que el socialismo se está erosionando y que la isla podría quedar en la égida chino-rusa, hace que quieran estar en el escenario antes de que ocurra lo que creen: la implosión de la revolución. Cuarta, en términos comerciales Cuba le puede servir de puente para vender sus mercaderías en la cuenca del Caribe, teniendo en cuenta la ampliación del Canal de Panamá y la construcción del canal en Nicaragua.

–¿Qué falta para la normalización de relaciones?

–Conversar no significa que se normalicen las relaciones. Está frente a frente la firmeza de principios de los cubanos y el pragmatismo norteamericano. Hemos declarado que para normalizar relaciones ellos tienen que levantar el bloqueo, cesar las acciones de desestabilización política y devolver Guantánamo. Y ellos quieren que hagamos economía de mercado y democracia burguesa representativa, y eso no lo vamos a hacer. Nosotros no les estamos diciendo que cambien su economía ni su sistema, ¿por qué tenemos que cambiar el de nosotros?

El nuevo mercado

–La irrupción del mercado que habrá al levantar el bloqueo ¿puede tener consecuencias políticas e ideológicas negativas en sectores de la población cubana?

–No veo por qué hay que tener ese miedo. Todo evento económico tiene implicaciones políticas, ideológicas y morales. Una crisis económica tiene implicaciones de esa índole y una mejoría económica, también. Pero aceptemos que ocurra y que se presenten en Cuba sus mercaderías desde las más ordinarias como comida y ropa, hasta las más sofisticadas como las tecnologías de la información y las comunicaciones -en las cuales estamos interesados para modernizar-, entonces me pregunto cómo es posible que el gobierno esté interesado en eso si le puede hacer daño a la población. Por lo contrario, necesitamos que Cuba se conecte más con el mundo. Tenemos fortalezas que nos permiten enfrentar esos posibles costos. Estamos jugando a una dialéctica costos-dividendos.

–¿Están listos para enfrentar esos retos?

–Estamos débiles en unas áreas y fuertes en otras. Entre las fortalezas tenemos que el pueblo cubano es muy nacionalista, antiimperialista, fidelista y la mayor parte es revolucionaria; si no fuera así no hubiéramos resistido 55 años. ¿Cuántos millones de cubanos están en el exterior? Tres. En la isla hay 11,2. El 95% de esos tres millones está por razones económicas, no políticas, por la escasez. Si podemos arreglar los problemas económicos la gente estaría muy contenta.

Durante muchos años hemos hecho un trabajo ideológico y político; la obra de la revolución se ve, la gente no quiere perderla; un Estado socialista que no se ha desmontado; unas fuerzas armadas revolucionarias que tienen el deber de defender la revolución; hay un partido comunista al frente del proceso; hay una obra social hecha. No crean que vamos a ser barridos si probablemente lograremos que la gente viva mejor.

Entrada de capitales

–¿Y qué pasará con la entrada de capitales como empresas o industrias?

–Si montan empresas e industrias, ellos no harán ninguna negociación con ninguna empresa cubana sino que lo harán con el Estado socialista, respetando la ley de inversión extranjera que se contextualizó hace dos años, porque necesitamos ese capital para tener una tasa de acumulación del 20% y tener más productividad, más eficiencia y rentabilidad. Tienen que cumplir nuestras reglas. Tienen que contratar la mano de obra al Estado cubano, y el Estado retribuirá a los trabajadores según los principios de la ley de distribución con arreglo al trabajo; si ganan muy bien, no tenemos inconveniente con eso.

–¿Qué pasará con el control a lo que se produce en temas de calidad, por ejemplo en alimentos, en lo que ese país es cuidadoso?

–Somos claros que en el área de la agricultura no estamos abiertos a transgénicos ni al uso excesivo de agroquímicos. La ley tiene esas cláusulas. Unos pueden decir que si hay muchas restricciones no irán a invertir, pero no es así. Van a tener una cuota alta de ganancia y el país les permitirá la repatriación de esas ganancias según los acuerdos a los que se llegue, porque en el país hay un nivel de corrupción muy bajo, porque usarían una mano de obra muy calificada que permitirá mayor productividad, porque la isla tiene una ubicación geográfica muy buena para el mercado.

–¿Cómo aprovechar esa apertura para el desarrollo de la propia industria cubana?

–Tenemos muy buenos ingenieros, arquitectos y personal calificado. Lo que nos ahoga es que no tenemos financiamiento, no hay crédito del Banco Mundial ni del Fondo Monetario Internacional, no tenemos crédito de nadie. Y para acceder a tecnología necesitamos relaciones con los países que la tengan, entramos en negociaciones con ellos donde como regla al menos la mitad más uno de las acciones siempre tienen que ser cubanas. Sin privatizar, no está previsto privatizar nada.

–De ser así, ¿a qué cree que le apostarán los norteamericanos para derrumbar el socialismo cubano?

–Ellos apuestan a la penetración cultural, ideológica, por la vía de los medios y los turistas. Sabemos que vamos a tener una confrontación ideológica fuerte para la que tenemos que prepararnos mejor. Pero el mejor trabajo es resolver las necesidades insatisfechas de la población y no podemos por no tener financiamiento ni tecnologías. Entonces, los esfuerzos que ha hecho Cuba en deporte, salud, educación, hay que llevarlos a las áreas de la industria, la agricultura, las comunicaciones, la navegación aérea y marítima, para que se desarrollen las fuerzas productivas y se cumpla la meta del socialismo: Que toda la gente viva mejor.

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