La coexistencia de dos monedas en Cuba, un peso corriente y otro convertible, equiparado al dólar, que se denominaba moneda fuerte, y que estaba promoviendo expresiones de desigualdad social, en una sociedad profundamente igualitaria, además de resentimientos y manifestaciones de corrupción, no va más en la circulación monetaria de la isla. Así lo confirmó de manera categórica el gobierno del presidente Raúl Castro.
Las dos monedas venían siendo utilizadas desde el año 1990, cuando apareció en el mercado el peso convertible, como reacción a una difícil coyuntura signada por la caída de la Unión Soviética y los países del bloque socialista de Europa oriental, y de otra parte, el endurecimiento del criminal bloqueo comercial y financiero de los Estados Unidos contra el gobierno revolucionario cubano.
La existencia de las dos monedas, en estos años, se prestó para expresiones de corrupción, a partir de las ventajas que pudieran tener familias o personas con acceso a divisas extranjeras, o que recibían ayuda de familiares en el exterior, y por el desequilibrio con quienes a partir de su trabajo, recibían salario en pesos corrientes que iban perdiendo capacidad de compra. En este sentido, aparecieron inequidades sociales, de las que el propio gobierno llamó la atención y hoy son corregidas a partir de las reformas económicas diseñadas por el Partido Comunista y el gobierno de la isla.
La eliminación de la doble moneda es apenas un paso, en el marco de un paquete de reformas más audaces que toman en cuenta una apertura al capital extranjero y una mayor diversificación del comercio internacional expresado en el incremento de exportaciones e importaciones.
Apertura
Entre el 3 y el 9 de noviembre pasado, se realizó la Feria Internacional de La Habana, versión 2013, con una asistencia récord de 1.400 empresarios de 65 países invitados, que adelantaron conversaciones y negocios con representantes de unas 475 empresas nacionales. Este hecho ya es anuncio del buen recibo de la economía internacional a las reformas en la mayor de las Antillas del Caribe.
Coincidiendo con estos eventos, el gobierno socialista confirmó la creación de una especie de zona franca en el puerto de Mariel, al occidente de La Habana, que se denominará Zona Especial de Desarrollo Económico, y que entrará en funcionamiento el próximo año. Dicha zona será un moderno puerto para contenedores, grandes almacenes, industrias con capitales foráneos y condiciones de infraestructura hasta ahora inéditas en la isla.
El proyecto, que aspira a convertirse en polo de desarrollo comercial e industrial será presentado como la principal ventana cubana al mundo de las exportaciones, y es construido a un costo de 900 millones de dólares, de los cuales 640 millones son aportados por Brasil, que se garantiza un espacio en la zona franca, en un sitio estratégico a la entrada del Golfo de México, próximo al Canal de Panamá y enfrente del nuevo Canal de Nicaragua.
El Sexto Congreso del Partido Comunista Cubano, de reciente celebración, había aprobado un paquete de reformas en la economía, que hoy se expresan en pasos adelante en dirección al aumento de la productividad, la introducción del trabajo privado, denominado allí, por cuenta propia; la diversificación del comercio internacional, exportaciones en salud, biotecnología, industria farmacéutica, y apertura al capital extranjero.
