jueves, marzo 28, 2024
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Primera vuelta presidencial: Gana la abstención

Una campaña agitada por escándalos y escasas propuestas entregó una jornada electoral cuyo protagonista vuelve a ser la abstención. Santos y Zuluaga a segunda vuelta

Hernán Camacho

Solo 13 millones de colombianos de los 32 habilitados para votar asistieron a las urnas el pasado domingo para elegir a los dos candidatos que disputarán la segunda vuelta el próximo 15 de junio. La abstención llegó a un 60%, cifra que confirma el comportamiento histórico de los colombianos ante las contiendas electorales.

Desde el primer boletín emitido por la Registraduría, 15 minutos después del cierre de los centros de votación en todo el país, se presentó una tendencia que no se varió hasta el boletín 20, dos horas después del cierre de los comicios. El ganador, Óscar Iván Zuluaga, con 3’759.685, seguido del presidente candidato, Juan Manuel Santos, 3’299.548; Martha Lucía Ramírez del Partido Conservador con 1’995.365. Clara López, la candidata de izquierda que se presentó con el aval del Polo Democrático y la Unión Patriótica, llegó a 1’957.390 y, por último, Enrique Peñalosa, quien conquistó 1’065.046. El 6% de la votación valida el pasado domingo se fue con el voto en blanco.

FARC cumplieron

La jornada se desarrolló sin alteración en el orden público. Un particular y significativo hecho que se desprende de la declaración unilateral de cese al fuego emitido por la insurgencia de las FARC-EP y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) hasta el 28 de mayo. Un gesto cuya valoración positiva tiene en deuda al gobierno nacional.

La Misión de Observación Electoral (MOE) desplegó un equipo de observadores por todo el país, quienes reportaron plena tranquilidad. Solamente recibieron 285 reportes ciudadanos sobre posibles irregularidades y delitos electorales desde la apertura de los centros de votación. La MOE recomendó para las próximas justas electorales implementar mecanismos de facilitación y seguridad.

En eso coinciden observadores la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) invitados a ser testigos del proceso electoral, quienes destacaron la eficiencia y efectividad de la entrega de resultados por parte de la autoridad electoral. Leila Rachid, integrante de la misión, señaló: “Los delegados miembros de la misión tuvieron oportunidad de dialogar con electores, testigos y jurados de votación, quienes ratificaron la normalidad en el desarrollo del proceso electoral”.

Guerra sucia

No obstante, la tranquilidad de las elecciones contrastó con la dinámica de las campañas que a lo largo de casi seis meses estuvo marcada por los escándalos, los agravios, la pobreza en las propuestas y la ausencia de debates profundos. La denominada guerra sucia se apoderó del foco de la prensa y el debate de ideas se trasladó a los tribunales y barandas judiciales con demandas y contrademandas entre las campañas. Solamente en dos oportunidades los colombianos pudieron calificar a los candidatos previo al día de elecciones. En esas citas la indiscutible ganadora fue Clara López. El todo vale no modificó las intenciones de votos de los uribistas que cumplieron al pie de la letra las orientaciones del jefe de esa colectividad.

La campaña fue desigual, sin garantías y con un tratamiento diferencial ante las propuestas de la candidatura alternativa de Clara López y Aída Avella. Una propuesta distinta al modelo económico, con una radical oposición a la política social de la Unidad Nacional, con una propuesta de paz sin ambigüedades, con iniciativas alcanzables como la tregua bilateral de hostilidades y el acelere de las conversaciones en La Habana. Clara López se destacó como una candidata con fuerte personalidad política, para quien el reencuentro con Aída Avella, representante de la Unión Patriótica, le significó un complemento político inmejorable para conseguir la segunda votación más importante de la izquierda en los últimos años.

Las voces

“Agradezco por haber depositado ese voto de confianza en nosotros. Quiero agradecer a todos los colombianos que nos apoyaron. Nosotros nos sentimos satisfechos por casi dos millones que recibimos de los colombianos. Hicimos una campaña exitosa, y nos forjamos como una nueva izquierda, una izquierda moderada, una izquierda fiable”, manifestó Clara López.

Por su parte, Aída Avella dijo de la posibilidad de darle la vuelta al país y de reencontrarse con esa realidad que desde hace dos décadas ha cambiado para mal: “Vamos a construir la unidad de la izquierda y de los sectores democráticos y de verdad darle el giro que el país necesita. La izquierda debe avanzar unificadamente porque los nuestros son votos de la sensatez, de la unidad, del cambio y de la paz con justicia social”.

Otras voces del Polo Democrático destacaron los resultados obtenidos y señalaron que la izquierda sigue siendo la única esperanza para los cambios. El senador electo Iván Cepeda dijo: “tendremos que hacer un análisis detallado y sopesado de esta situación. Por ahora hay que decir que el Polo ha obtenido una extraordinaria votación. Y vamos a analizar con mucho detenimiento el camino a seguir. No es un elemento menor en ese análisis el asunto de que el país pueda ir por el sendero de la guerra. Vamos a sentarnos con calma a discutir esto. Llegará el momento de los anuncios”.

El escenario

Por su parte el candidato Juan Manuel Santos, luego de conocer el 99.9% de los resultados, manifestó que el país debe en dos semanas escoger entre la guerra y la paz: “Lo que ha quedado claro es que en tres semanas los colombianos tendrán dos opciones: entre los que quieren poner fin a la guerra y los que quieren una guerra sin fin, y vamos a triunfar con la paz, ese es nuestro norte. Hoy comienza la campaña de la esperanza, de la confianza del trabajo por la paz frente a la opción exclusiva de la paz”.

Lo cierto es que el presidente candidato hizo todo lo posible para salir derrotado. Su doble discurso le costó caro. Mientras en Colombia estalla en sus manos la crisis del agro y se moviliza el país por los sentidos problemas sociales, la carencia en salud, precaria educación, la ausencia de justicia; en La Habana, se compromete con unos mínimos de apertura democrática y desarrollo agrario integral.

Nunca Santos pudo desprenderse del militarismo a quien le hipotecó su discurso en favor de la paz. Así lo dijo el jefe de la Delegación de paz de las FARC, Iván Márquez en recientes declaraciones: “Resulta paradójico e incoherente que un hombre que ha hecho de la paz el estandarte de su campaña por la reelección a la presidencia, ordene al mismo tiempo a sus oficiales presionar con más operativos militares a la insurgencia con la que dialoga”. De no virar de manera urgente en sintonía con los anhelos de paz pasará a la historia como el presidente doblemente perdedor.

El candidato Óscar Iván Zuluaga entregó un discurso de victoria en el que agradeció al presidente Álvaro Uribe y su equipo de campaña el apoyo recibido. Zuluaga atacó el proceso de paz y la campaña de Juan Manuel Santos, de quien dijo le estaba entregando el país a las FARC en La Habana. A pesar de los escándalos y el video en el que se muestra conspirando con información de seguridad nacional al lado del hacker Andrés Sepúlveda, el nicho uribista no fue afectado.

Ganó la abstención

Unos 19 millones de colombianos no participaron en elecciones. La participación más baja en la historia reciente del país. “Los ciudadanos tienen un rechazo a la política, a los partidos, a los gobernantes, a sus prácticas. Ya van dos indicadores que llaman la atención, pues en las elecciones pasadas de Congreso ocurrió algo similar, lo que quiere decir que nos acercamos a una crisis de representación insanable para Colombia. Es un costo alto para la democracia y el Estado. Aquí se mide en votos pero en la calle en el día a día la gente siente una especie de asco y desprecio por la política”, explicó el profesor y analista Fernando Giraldo.

La segunda vuelta será a mediados del mes de junio y, como se prevé, según los discursos de los ganadores, la disyuntiva paz o guerra definirá el nuevo presidente de Colombia. Para ello el candidato presidente llamó a la izquierda y a otras candidaturas a apoyarlo en el empeño de la paz. Mientras que Iván Zuluaga le hizo una invitación a Martha Lucía Ramírez para adherirse a su campaña y así enfrentar al Presidente. Ahora le queda al presidente Santos cambiar la estrategia, imponer en primer renglón de importancia el proceso de paz como el único capital político que le queda.

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