viernes, abril 19, 2024
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Precios y seguridad alimentaria

El pequeño productor labora casi a pérdida y el consumidor final paga altos precios por los productos en los supermercados.

Los colombianos se quejan de los precios de la canasta básica encarecidos. Foto J.C.H.
Los colombianos se quejan de los precios de la canasta básica encarecidos. Foto J.C.H.

Iván Posada P.

La sequía por la que atraviesa el país por la intensidad del fenómeno cíclico del Niño se presenta como la causa última de la escalada alcista en los precios de la canasta familiar, sobre todo en los productos provenientes del sector agropecuario. En efecto, el siguiente cuadro nos permite apreciar la diferencia de precios entre una central de abastos y un supermercado.

Artículo

Corabastos

Supermercado

Incremento (%)

Carne (kilo)

$ 18.000

$ 40.000

122

Papa ( libra)

$ 1.000

$ 1.750

75

Arveja (libra)

$ 4.000

$10.750

169

Habichuela

$ 2.000

$ 2.940

47

Tomate chonto

$ 2.000

$ 2.750

38

Cebolla cabezona

$ 1.500

$ 2.165

44

Yuca (libra)

$ 1.500

$ 1.850

23

Manzana (kilo)

$ 3.000

$ 6.190

106

Entre tanto el salario mínimo se incrementó en tan solo el 7 por ciento, aumento estrictamente simbólico frente a los precios reales de la canasta familiar.

La diferencia se explica entre otras causas, por la cadena de intermediación en la cual el pequeño productor labora casi a pérdida y el consumidor final paga altos precios por los productos en los supermercados. Otros factores que elevan los precios tienen que ver con la oferta y demanda, la especulación, el monopolio de los mayoristas, de los supermercados, etc. El fenómeno del Niño es coyuntural, existen otras causas de fondo que inciden sobre el costo de los alimentos:

Latifundio

La estructura latifundista de la propiedad sobre la tierra, donde grandes extensiones de tierra aptas para la agricultura, se mantienen como baldíos, para pastos o simplemente para engorde. En ganadería hay cerca de 40 millones de hectáreas cuando los estudios demuestran que son suficientes 20 millones, en tanto para agricultura tan sólo hay 7 millones en producción.

Trabajo a destajo

En el campo colombiano predomina la figura del jornalero y el trabajo ocasional en recolección en los cultivos de temporada, sin ningún tipo de seguridad social. Sólo en los cultivos tecnificados, tales como caña de azúcar, palma africana, banano y en algunas haciendas cafeteras y bananeras se dan relaciones obrero patronales con cobertura en seguridad social, posibilidad de organización sindical, etc.

Apertura económica

Implementada desde 1990, cuando se importaba el 10 por ciento de los alimentos, hoy importamos once (11) millones de toneladas, el 65 por ciento. Se importa por ejemplo, el cien por ciento del maíz amarillo para concentrados, o sea 3,4 millones de toneladas; el 38 por ciento del arroz, la mitad del fríjol y el 65 por ciento de lentejas. De China importamos entre otros productos cebolla cabezona y ajo. Todos estos productos son de consumo masivo dentro de las clases populares y de allí su alto impacto en la economía familiar.

Productividad

El 75 por ciento de los alimentos son producidos por pequeños y medianos productores en predios cuyas áreas fluctúan entre 5 y 20 hectáreas, condición que impide introducir la mecanización y técnicas que aumenten la productividad del trabajo agrícola. Un granjero norteamericano produce alimentos para 10 personas, un colombiano apenas para cuatro.

Los tratados de libre comercio, TLC

Estrategia que perfecciona e intensifica la apertura económica en todos los sectores de la economía colombiana, pero especialmente nociva para el sector agropecuario por cuanto permite la importación de alimentos en su gran mayoría de Estados Unidos y de la Unión Europea con bajos aranceles. Los pequeños y medianos campesinos colombianos no pueden competir con agriculturas altamente tecnificadas y subsidiadas.

Infraestructura

Inexistencia de una red de vías secundarias y terciarias en las zonas rurales que permita el transporte de la producción a las cabeceras municipales y a los centros de acopio. En lo social no hay redes de hospitales, escuelas y otros servicios que incentiven la permanencia de las familias campesinas en sus regiones.

Otra causa tiene que ver con el conflicto armado que ha ocasionado el desplazamientos de millones de familias campesinas, lo que implica abandono y pérdida de tierras. Una familia campesina en su región produce para su propio consumo, y uno que otro excedente según las circunstancias. En las urbes esta misma familia desplazada debe recurrir al rebusque para adquirir lo que producía en su parcela. Este hecho produce aún más presión sobre la demanda de alimentos y sobre sus precios. Y si este proceso se multiplica por el número de familias desplazadas en todo el país, estamos ante una espiral sin fin con peligrosas consecuencias sociales.

Con la actual política en materia agrícola, además de los altos precios de los productos alimenticios de consumo masivo, lo que está en juego a futuro es la soberanía y la seguridad alimentaria de la población colombiana.

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