jueves, marzo 28, 2024
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Paramilitarismo, al centro del debate en La Habana

La realidad violenta del paramilitarismo en Colombia tiene una mirada apática del gobierno nacional.

Paramilitares

Redacción Política

La insurgencia de las FARC-EP, desde La Habana, reclamó la ausencia de golpes militares contra el paramilitarismo y advirtió que será poco probable acabar el conflicto sin la decisiva orden gubernamental de liquidar ese fenómeno violento y mafioso. La respuesta de las FARC ante la muerte de uno de sus combatientes, presentado como un delincuente común con vínculos con los grupos narcotraficantes en el suroccidente de Colombia, puso el dedo en la llaga.

“Las infames acusaciones según las cuales las FARC-EP sostenemos pactos criminales con el Clan Úsuga, Los Urabeños, o cualquier otra organización de delincuentes comunes, contrastan con la realidad de que somos los únicos en combatir directa y frontalmente tales bandas, como lo prueban recientes combates en Unguía y Tarazá, y la pérdida, producto de tal confrontación, de valiosos combatientes como Gabino unas semanas atrás”, explicaron voceros de la delegación de paz de la insurgencia.

En la agenda para la terminación del conflicto se describe específicamente la obligación del Estado colombiano de combatir eficazmente el paramilitarismo y erradicarlo como forma violenta de ejercer autoridad el establecimiento. Para muchos expertos en el conflicto, el tema paramilitar es un factor real de amenaza del conflicto. Según voceros de organizaciones defensoras de derechos y líderes políticos como Piedad Córdoba, el paramilitarismo se está rearmando en todas las regiones del país, en especial en aquellas zonas de influencia de las FARC, a partir del cese de fuego unilateral decretado por la guerrilla.

El temor de las comunidades del Cauca es una muestra de lo que puede estarse fraguando en una combinación de mafias, militares de extrema derecha saboteadores del proceso de paz, y políticos de la misma facción. En el norte del Cauca se están reacomodando las fuerzas paramilitares y están provocando asesinatos selectivos y desapariciones forzadas, además de desplazamiento, se explicaba en un artículo de la pasada edición de VOZ.

Ese fenómeno se presenta también en departamentos como Caquetá, Meta, Putumayo y Tolima, de donde se reportan patrullajes de nueva generación de paramilitares llamadas eufemísticamente por la Fuerza Pública “bandas criminales”.

“La misma muerte de Gilberto en un presunta operación contra las bandas criminales pone de presente que, antes que combatir esos grupos, las fuerzas del Estado ingresan a golpear a las guerrillas que las combaten, a fin de garantizar a tales bandas el campo libre para sus actividades mafiosas. Por otra parte, las estadísticas nunca han registrado combates entre los paramilitares y la Fuerza Pública”, explica la guerrilla.

Las FARC le han propuesto al país la puesta en marcha de una comisión específica para el esclarecimiento del fenómeno del paramilitarismo. Se trata de una comisión de investigación específica para conocer la verdad sobre los nexos con grupos paramilitares de empresas, compañías transnacionales, gobiernos extranjeros, políticos y fuerzas políticas, iglesias e instituciones públicas y privadas. Las FARC dicen que tal comisión deberá dar trato especial al nacimiento, constitución, financiación, dirección, desarrollo y extensión de dichos grupos paramilitares.

La propuesta deberá ser tramitada por las delegaciones de paz sentadas en La Habana, con el fin de llevar a buen término la agenda para el fin del conflicto y para entregarle al país la verdad que tanto se reclama sobre el paramilitarismo.

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