viernes, marzo 29, 2024
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Otro crimen racista en Estados Unidos

El presidente Obama condenó los crímenes de los dos muchachos, pero en honor a la verdad, durante su mandato se multiplicaron estos hechos sin que su administración hubiera adoptado medidas significativas para detener los asesinatos.

Aspecto de las protestas de la comunidad negra de Estados Unidos por la matanza selectiva de sus miembros.
Aspecto de las protestas de la comunidad negra de Estados Unidos por la matanza selectiva de sus miembros.

La muerte de dos jóvenes negros, uno, Philando Castile, de 32 años de edad, en Minnesota, y otro, Alton Sterling, de 37 años de edad, en Luisiana, en hechos ocurridos la semana pasada a manos de la policía, provocó una ola de indignación en varias ciudades de los Estados Unidos, donde el episodio más destacado fue la muerte en Dallas de cuatro policías y otros diez heridos.

Oleadas de manifestantes gritaban por las calles de las principales ciudades, exigiendo poner fin a los crímenes contra ciudadanos negros y enarbolando las consignas “las vidas de los negros importan” y “sin justicia no hay paz”.

En Dallas, en desarrollo de una protesta, desde uno de los edificios altos de la ciudad, según reporte de las autoridades, dos francotiradores dispararon, causando la muerte de cuatro policías y heridas a otros diez.

Desde luego, los grandes medios se refirieron a los disparos contra los uniformados y minimizaron la indignación ciudadana por el crimen contra los ciudadanos negros, cometidos por unidades policiales. Algunas publicaciones, sin embargo, reconocieron que en lo corrido de este año, han muerto más de medio millar de ciudadanos de color en hechos racistas en aumento.

El presidente Obama condenó los crímenes de los dos muchachos, pero en honor a la verdad, durante su mandato se multiplicaron estos hechos sin que su administración hubiera adoptado medidas significativas para detener los asesinatos.

En general, esta actitud muestra un doble discurso en materia de derechos humanos en su país, presentado con frecuencia como un paraíso de la libertad y la democracia.

Este discurso de derechos humanos es instrumentalizado por Estados Unidos al querer imponerlo a países como Cuba y Venezuela, siendo en la práctica una coartada para cometer delitos y felonías en los Estados Unidos. En 2015, Washington envió tropas elite a 135 países y sembró cientos de bases militares por todo el planeta, hostilizando a pueblos y naciones.

Esta actitud muestra en realidad a Estados Unidos como el principal violador de los derechos humanos, y la matanza selectiva de ciudadanos negros y latinos en ese país, es apenas una expresión de esta situación.

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