jueves, marzo 28, 2024
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Otra vez Frantz Fanon

El “Tercer Mundo se expresa y descubre”, en su voz de combatiente, contra el imperio, en nombre de los pobres, especialmente, los campesinos, indígenas y negros, que luchan con las armas en la mano.

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Hernán Ortiz Rivas

Con mucho interés, leímos un buen artículo de Ricardo Arenales, aparecido en VOZ, el 14 de octubre de 2015, dedicado Frantz Fanon, gran revolucionario y hombre de letras, nacido en Martinica, un 20 de julio de 1925, muerto en plena juventud, un 6 de diciembre de 1961, en un hospital de Estados Unidos (Bethesda, Maryland); su existencia, pues, no llegó a las cuatro décadas.

Semblanza

Simone De Beauvoir, escribió una bella semblanza del “negro” Fanon, correspondiente al tiempo, cuando le pidió al famoso filósofo Jean Paul Sartre, un prólogo para su libro más conocido: Los condenados de la tierra, petición atendida con un valioso escrito, donde le dice que el “Tercer Mundo se expresa y descubre”, en su voz de combatiente, contra el imperio, en nombre de los pobres, especialmente, los campesinos, indígenas y negros, que luchan con las armas en la mano. Esa violencia revolucionaria, cicatriza las heridas infligidas, como la lanza de Aquiles. Para Sartre, el joven Fanon brilla con luz propia, en la lucha anticolonialista. En efecto, el siquiatra Fanon fue un gran símbolo de la lucha argelina; una bandera que siempre ondea en todos los combates anticoloniales.

Fanon, no solo fue un luchador político, también tuvo una actuación destacada en el campo de las letras, como lo prueban sus hermosas páginas del libro: Piel negra máscaras blancas, donde entrelaza la reflexión psicológica, penetrante, profunda, sobre el alma del negro, con su proceso y destino en la vida humana, discriminada, excluida, marginal, en muchas partes del mundo. Fanon exaltó la “negritud”, negando la supremacía de la civilización y la cultura blanca. “El negro, dice Fanon, no es un hombre… El negro es un hombre negro”, cuyo proyecto nunca debe aspirar a la blancura, sino a la negritud, que es su núcleo vital, su esencia humana. En todo caso, lo que importa es “desamarrar y soltar al hombre”, mediante la lucha individual y colectiva. No se puede olvidar que lo importante no es sólo conocer el mundo, sino contribuir a transformarlo, siguiendo la tesis de Marx.

El Che

Para rematar este breve y ligero artículo, vale la pena hacer un parangón entre los grandes hombres: Ernesto Guevara De La Serna, el famoso Che, y Frantz Fanon, ambos combatieron en tierras diferentes a sus patrias, fueron médicos, con un mismo tramo ideológico: la revolución, inspirada en el humanismo marxista, los dos adoptaron una actitud tercermundista, del campo a la ciudad, el Che, en Latinoamérica, Fanon, en África. Ambos escribieron hermosos textos revolucionarios, al calor de la lucha, que a veces, estaban en contravía de las directrices establecidas por los movimientos políticos revolucionarios; sin embargo, siempre fueron instrumentos de conocimiento, explicación y transformación del mundo; los dos murieron muy jóvenes, el Che enfrentado al ejército boliviano, apoyado por el gobierno de Norte América, Fanon, víctima de una cruel leucemia, en Estados Unidos: El Che y Fanon, sin duda alguna, son figuras legendarias, heroicas, paradigmáticas, en la historia universal de los pueblos que luchan por conquistar un mundo mejor, que busque erradicar la explotación de los humanos, que se encamine a combatir el autoritarismo, en la sociedad, el Estado y el individuo.

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