jueves, abril 18, 2024
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Notas al sol. Alfonso Cano

Por: Zabier Hernández Buelvas

“Lo sé. Quieren arrojar mi cadáver sobre la mesa antes de empezar los diálogos” Con esta frase de un hombre que logra mirar más allá del momento, Alfonso Cano, Guillermo León Sáenz Vargas, mostraría lo que sería la convicción y el compromiso de una fuerza político militar como son las FARC-EP (aún no hay dejación de armas).

El 4 noviembre de 2011 fue asaltada la seguridad del Comandante máximo de las FARC- EP, capturado, herido y vivo, fue asesinado con tiro de gracia, por orden del actual presidente Juan Manuel Santos, hecho que hubiera bastado para suspender las negociones secretas y exploratorias que adelantaban directamente Alfonso Cano con el hermano del Presidente, Enrique Santos. Se ha escrito mucho sobre este hecho, en especial los retratos que ha hecho en estos días Gabriel Ángel comandantes guerrillero, biógrafo y escritor que más ha investigado sobre sobre Alfonso Cano.

Tomada de: https://lamula.pe
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Pero la pregunta es ¿por qué las FARC-EP a pesar de este crimen ordenado por Santos, decidieron continuar con los diálogos secretos y llegar hoy hasta donde han llegado? La respuesta está, en que detrás, al lado y con Alfonso estaba una fuerza revolucionaria, una convicción política e ideológica colectiva sobre la paz y la justicia social. La muerte de un hombre de las calidades, humanas, políticas y militares de Alfonso, significó un duro golpe para las FARC-EP y para todas y todos los comunistas, pero por encima de los individuos está un pueblo, una gran masa de colombianos y colombianas que merecían esta oportunidad de intentar construir la paz y una nueva Colombia. Esa es la razón por la que las FARC- EP decidieron seguir por el camino del diálogo, asumiendo el dolor como parte de la fuerza y el sacrificio que ha tocado hacer para llegar hasta aquí.

Santos creyó que derrotaba a las FARC-EP cuando dio la orden de asesinarlo, hace seis años, pero lo que realmente logró fue, que sobresaliera en esta fuerza una mayor razón para luchar, que se potenciara la perspectiva política de una naciente fuerza, una moral revolucionaria más fuerte, una ética de la vida que hoy se ha puesto a prueba con los hechos acaecidos en la fase última de los diálogos de La Habana. Alfonso ha hecho mucha falta en los diálogos sin duda, pero están todas y todos los insurgentes que hacen parte del gran contingente formados por Manuel, Jacobo, Raúl, Jorge y Alfonso y muchos más que ofrecieron su vida. Los que están vivos han sido fieles al principio y el legado de sus mártires, han dirigido y orientado el diálogo y la construcción de los acuerdos de La Habana. El mejor homenaje a la memoria de Alfonso y nuestros muertos, es concluir la tarea, defender estos acuerdos y hacerlos valer. Guillermo León Sáenz Vargas, «Alfonso Cano». (Bogotá, 22 de julio de 1948 – Suárez, Cauca, 4 de noviembre de 2011).

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