jueves, marzo 28, 2024
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Notas al sol: Agua y aceite

Alirio Córdoba Moreno

Se equivocan el gobierno nacional y su consejero Lucho Garzón en dos cosas. Una, cuando afirman que el paro organizado por los movimientos populares, “busca debilitar al presidente Santos”. Y dos, cuando mezcla a la izquierda con la derecha en objetivos comunes en esta coyuntura.

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Las movilizaciones y la participación en este paro, organizado por sectores populares y de izquierda, busca ir más allá del debilitamiento de Santos, el objetivo es acumular para cambiar el modelo neoliberal, expoliador y extractivista, que tiene sumidos a vastos sectores en la pobreza. Santos es un accidente en todo esto, como lo fue Uribe en su momento. El modelo sigue su avance y nuestra tarea es detenerlo y cambiarlo, esté quien esté en el gobierno.

No hay acuerdo entre la izquierda y la derecha. No puede haberlo, ya que la agenda del movimiento popular es de largo plazo, viene siendo fraguada en cada paro local, en cada movilización nacional y regional realizada durante los últimos años, en cada organización de base. Esta movilización no va a parar, continuará antes y después de Santos, antes y después de La Habana, por encima y a pesar del uribismo, en contra y como alternativa al actual bloque de poder y seguirá antes y después de las elecciones.

Los sectores de la izquierda no actuamos con base en cálculos electorales, tenemos un plan de largo plazo, no utilizamos la movilización para montar candidaturas, el pensamiento del Polo Democrático alternativo, no representa la generalidad ni la totalidad del pensamiento de la izquierda y del movimiento popular. Entre otras cosas porque no creemos en este sistema de democracia representativa, al cual proponemos como alternativa, un proceso de democracia directa y primaria como las constituyentes por la paz, donde el pueblo sea el verdadero protagonista y no quienes hoy se hacen llamar sus voceros en las actuales corporaciones públicas. Seguimos firmes en que la llave de la paz la tiene el pueblo.

El movimiento popular no puede, no debe, sacrificar su movilidad, su organización y su voz de protesta, con el argumento de que estamos en un proceso de diálogo. Es al contrario, si Santos tiene realmente vocación de paz, debe respetar y garantizar el derecho a la libre protesta, a la movilización, debe dialogar en medio de ella y respetar a los verdaderos voceros y líderes de los campesinos y sectores populares.

Las agendas del movimiento popular y las agendas de sectores de la derecha, son como agua y aceite. No actuamos con base en lógicas simplistas, el “enemigo” de Santos no es necesariamente el amigo de la izquierda y el movimiento popular. El movimiento popular es consciente de la complejidad del momento, la paz no se construye con concesiones gratis al establecimiento, sabemos que a este poder imperante hay que arrebatarle la paz con justicia social.

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