jueves, marzo 28, 2024
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Nicaragua (I): “Hay un proyecto de nación, democrático, sandinista”

Se avanza en la superación de las condiciones de extrema pobreza, en la cobertura de los servicios de salud, de lucha contra el analfabetismo, con el apoyo de la revolución cubana

Alberto Acevedo

El pasado 19 de julio, miles de nicaragüenses colmaron la Plaza de la Revolución de Managua para conmemorar un aniversario más de la revolución sandinista. El secretario general del Partido Comunista Colombiano, Jaime Caycedo, fue uno de los invitados especiales a los actos oficiales. De la delegación colombiana hizo parte también Johhy Marín, de la dirección nacional de la Juventud Comunista, Caycedo compartió las impresiones de su visita con VOZ.

–Vivimos un panorama complejo en América Latina. ¿En ese contexto, cuáles son las prioridades de la revolución sandinista?

–Creo que hay cosas nuevas que he visto en Nicaragua. Yo había estado en 2008, en la conmemoración del aniversario. En esa oportunidad estuvieron el comandante Chávez, el presidente Evo Morales. Se reiniciaba con la presencia del Frente Sandinista y del compañero Daniel Ortega lo que ellos llaman hoy un segundo momento de la revolución sandinista. Hubo un primer momento, un intermedio complejo, neoliberal como le dicen ellos, y ha habido un nuevo momento con el regreso del Frente Sandinista al gobierno y creo que debemos mirar, y sobre todo valorar lo que eso representa en América Latina, en Centro América y para Colombia, con Nicaragua como un país limítrofe, vecino, de una larga tradición de amistad.

Entonces yo creo que ese punto es absolutamente crucial. Encuentro que hay cambios en Nicaragua, se nota un desarrollo en varios aspectos. Un desarrollo desde el punto de vista de construcciones, de nuevos proyectos en curso, de agilización de todo lo que tiene que ver con los suministros. Encuentro una actitud en la gente, de apoyo al gobierno. La movilización del 19 de julio en Managua contó con más de 250.000 personas, una manifestación enorme para una ciudad que tiene una población de un poco menos de dos millones de habitantes. Pero fue una movilización de muchas partes del país, con la gente en un espíritu de mucho entusiasmo, de un entusiasmo que conlleva compromisos, de apoyar un proyecto de sociedad. Hay mucha confianza en el futuro.

Desde luego me llamó mucho la atención la visión que tiene la gente en relación con la juventud, con los sectores jóvenes de la sociedad, del apego muy fuerte desde el propio discurso del gobierno hacia el tema de la religión. La religión en términos de teología de la liberación, en términos de iglesia avanzada, progresista, que es un asunto centroamericano muy importante.

Y creo yo que ese ambiente debemos analizarlo en función no solo de los proyectos de desarrollo que en el centro de Managua se están dando. Tuve la oportunidad de visitar la zona sur del país, la parte del llamado departamento de Rivas, que fue una zona crítica.

Parque eólico

Esa visita es impresionante, recorrer el país por tierra es muy impactante, un país de volcanes, lagos, y ese istmo de Rivas es una franja de tierra firme entre el Lago de Nicaragua, que es el gran lago, y el Pacífico, que es una franja relativamente estrecha. Es lo que llaman el istmo de Rivas, allí estuvimos en una localidad que se llama Tola, un municipio, se hizo un acto de homenaje al héroe de la lucha sandinista, un sacerdote guerrillero español que se llamó Gaspar García Laviana, que hizo toda su actividad social, pastoral en la región, se incorporó a las filas del ejército sandinista y cayó en combate. Cayó en el año 78.

¿Qué me llamó la atención de esta zona? El desarrollo que tiene, la participación de la gente, la experimentación que están haciendo cerca de esta área, de un parque eólico para producción de miles de kilovatios de energía eléctrica a partir de grandes molinos metálicos de viento que hay en varias regiones de Nicaragua, para sustituir petróleo, para sustituir combustibles fósiles. Que es parte de un proyecto en el que Nicaragua está empeñada en este momento.

–¿Ve usted fenómenos de corrupción como lo señala la prensa colombiana? ¿Apunta la Revolución a la redención de los grandes problemas sociales?

–Pues esa es como la tarea principal. Me parece que algo de esto ha habido como superación en relación con las condiciones extremas de pobreza, con la ampliación de la cobertura de los servicios de salud, con el apoyo, desde luego, de la experiencia cubana, de los voluntarios cubanos, que han acompañado esa parte. Lo mismo en los procesos de alfabetización que se siguen desarrollando en el país. Me llamó igualmente la atención que en la zona de la llamada costa atlántica, han dado sus frutos los procesos de autonomía, tanto en el área indígena misquita y de otros asentamientos étnicos, como en la zona de Bluefields, de afros, naturalmente con los raizales sanandresanos nuestros, emparentados además consanguíneamente, porque son familias extensas que se mueven en toda la zona, entre archipiélagos, de lo que se llama el caribe occidental, del cual hace parte nuestro archipiélago de San Andrés y Providencia.

El fallo de La Haya

Es muy interesante eso porque allí hace un par de decenios la contrarrevolución intentó afincarse, y tomar esa región como punto de acción. Hoy en día desde el punto de vista de la autonomía, participa de manera integrada a la vida política nacional. Por eso yo no encuentro fenómenos de corrupción. Puede haberlos, pero yo no encontré en esta corta visita una manifestación expresa de opositores encarnizados, y quiero plantear esta cuestión, porque creo que es un tema complejo y que debemos entenderlo en Colombia.

En esta segunda parte de la revolución sandinista, en estos últimos años se ha venido consolidando mucho más una especie de unidad nacional del pueblo nicaragüense alrededor del proyecto sandinista, como proyecto democrático de nación, en un contexto internacionalista centroamericano y caribeño.

Y traigo a colación esto porque naturalmente, como colombianos, sentimos como un golpe el fallo de la Corte de La Haya en relación con la delimitación de las áreas marina y submarina y los límites de frontera entre Colombia y Nicaragua. Colombia ha perdido allí, y creo que no es la responsabilidad exactamente de los nicaragüenses. Creo que esto merece reflexiones y análisis mucho más profundos en relación a la forma y la conducción que tuvo por parte de Colombia el trámite de su diferendo.

Y en segundo lugar porque en ese contexto, tal vez de parte de los gobiernos colombianos hubo una manifestación de hostilidad hacia la revolución sandinista sin entender que el camino era buscar mucho más acercamiento entre las dos naciones, antes que alinearse Colombia, las clases dirigentes colombianas, con las políticas antiinsurgentes, anticomunistas y macartistas de Estados Unidos contra Nicaragua en el período inicial de la revolución sandinista.

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