Álvaro Martínez – Asoprensa
Cada año los trabajadores colombianos asisten como en Semana Santa a ver la misma película, a escuchar las mismas siete palabras, a recorrer las mismas estaciones de dolor. O como en Navidad a rezar la misma novena, a cantar los mismos villancicos, a ver los mismos personajes, la mula, el buey, etc. Es la repetición cada año de la misma parodia. Igual pasa con la negociación del salario mínimo para el nuevo año.
Esta vez los aparentes contradictores alistan su “arsenal”, sacan a relucir “todo su armamento” para ver quién vence a quién. Claro que los representantes de los trabajadores asisten armados de “palo y piedra”, mientras que los representantes de los empresarios y del gobierno llevan “en comparación misiles intergalácticos”.
El conglomerado empresarial junto con el gobierno alistan los medios de comunicación para desde allí apoyar a sus representantes en la mesa y hacerles barra. Los “representantes” de los trabajadores, aislados de las bases sindicales, llegan desarmados a la mesa, nunca preparan a los trabajadores para que apoyen la negociación con movilización. Las peticiones que hacen los representantes de los trabajadores en la mesa no son discutidas con las bases.
Los trabajadores no saben qué ganancia están obteniendo en esta negociación, mucho menos la cantidad de trabajadores afiliados a sindicatos pequeños y no organizados que no figuran en esta negociación, cuyas necesidades no son tenidas en cuenta por quienes negocian en su nombre cada año.
Al final los empresarios y el gobierno de unidad “nazi-onal” terminarán ganando como han venido haciéndolo en los últimos 50 años, pues solo puede haber dos resultados de esta negociación: uno, que el gobierno apruebe el salario mínimo por decreto si los trabajadores no llegan a ningún acuerdo.
Dos, que los negociadores sindicales se plieguen a las imposiciones del gobierno y del conglomerado empresarial y no haya acuerdo como ocurrió el año anterior. Cualquiera que sea el resultado siempre los trabajadores serán los perdedores. Los que ganan allí son todos los negociadores incluyendo los representantes de los trabajadores que, como se sabe, pertenecen a un status quo dentro del movimiento sindical y sus intereses están más del lado del gobierno y del empresariado que de los trabajadores.
Este año, como los anteriores, vemos a los mismos personajes de la parodia interpretando el mismo papel: Julio Roberto Gómez, secretario general vitalicio de la Confederación General del Trabajo (CGT); Luis Pedraza, nuevo presidente de la CUT; y los demás que en la mayoría de veces cambian de nombre pero que cumplen el mismo papel.
Cuando este año los trabajadores conozcan los resultados de la negociación no será sorpresa, no será noticia, pues es la misma noticia del año pasado.
La Federación Sindical Mundial (FSM) invita a los trabajadores colombianos a exigir que el salario mínimo sea acorde con el crecimiento económico del país y el real costo de la canasta familiar, y sea el resultado de una amplia discusión al interior de los sindicatos y acompañada de permanentes movilizaciones.
