jueves, marzo 28, 2024
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Murió Arnoldo Martínez Verdugo, emblema de la izquierda mexicana

Arturo Jiménez

Dirigente histórico de la izquierda nacional; reformador del Partido Comunista Mexicano (PCM), al que siempre se esforzó por mantener independiente de la línea soviético-estalinista; ex candidato presidencial por el Partido Socialista Unificado de México (PSUM) y pieza fundamental en el comienzo de la transición democrática del país y la unificación de las fuerzas progresistas, Arnoldo Martínez Verdugo murió la tarde de ayer en su casa de Tlalpan, a los 88 años, víctima de una larga enfermedad y con la convicción de que llegará el momento en que “los pueblos emprenderán una nueva ofensiva que ponga fin al periodo de dominación de la propiedad privada, que hoy se presenta como una fatalidad histórica”.

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Apenas el pasado 10 de enero, durante un homenaje que le hizo la delegación Tlalpan, dos días antes de su cumpleaños, los presentes –entre quienes se encontraba Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano– exclamaron a su llegada: «¡Se ve, se siente, Arnoldo está presente!»

Y Martínez Verdugo, también ex legislador y ex delegado de Coyoacán por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), les compartiría poco después: “Todo lo que he hecho a lo largo de mi vida fue con convicción”. Les plantearía además: “Nuestro proyecto político tiene que ir más allá de la política. Debemos confirmar nuestro liderazgo ideológico y promover una profunda transformación de la sociedad”.

Su vocación unificadora de movimientos democráticos, socialistas, de izquierda y progresistas, dijo Cárdenas en esa ocasión, es hoy muy necesaria para acumular fuerzas y transformar el país. A su vez, el antropólogo Roger Bartra Bartra –en un texto que envió a la ceremonia– se refirió a la falta de una biografía amplia acerca de Martínez Verdugo, cuyo papel democratizador equiparó con el de los dirigentes Enrico Berlinguer, de Italia, y Santiago Carrillo, de España.

El investigador criticó además que en la historia de la izquierda mexicana Martínez Verdugo sea una figura olvidada por muchos, pese a ser “pieza clave” para entender la transición a la democracia. Dijo que fue un dirigente comunista que, en contraste con la tradición estalinista, renunció a ser objeto de cualquier clase de “culto a la personalidad” y se escondió detrás de la “máscara gris y opaca” de su posición como secretario general del PCM.

Originario de Pericos, municipio de Mocorito, Sinaloa, Martínez Verdugo fue obrero en su estado natal y en la ciudad de México, adonde vino para estudiar un tiempo en la Escuela de Pintura y Escultura La Esmeralda, en la que fue ayudante de Miguel Covarrubias, cuando éste pintó dos murales en el desaparecido Hotel del Prado.

Ya radicaba en la ciudad de México cuando, en 1946, al final del sexenio de Manuel Ávila Camacho, ingresó al Partido Comunista Mexicano (PCM), donde más tarde empezaría su liderazgo. En 1959, en el contexto nacional de los movimientos magisterial y ferrocarrilero, y de un férreo control y represión por parte de los gobiernos priístas, así como de la guerra fría entre los bloques encabezados por Estados Unidos y la Unión Soviética, los compañeros de Martínez Verdugo lo eligieron como miembro del secretariado colectivo del partido.

En 1963, al final del gobierno de Adolfo López Mateos, fue nombrado secretario general del Comité Central, cargo en el que fue reelecto hasta 1981, cuando el líder izquierdista encabezó el proceso de transformación que desembocaría en la fusión del PCM con el Partido Socialista Revolucionario, el Movimiento de Acción Política, el Movimiento de Acción y Unidad Socialista, el Partido del Pueblo Mexicano y el Movimiento de Acción Popular para dar origen al Partido Socialista Unificado de México (PSUM), del que sería candidato presidencial en 1982, año en el que recorrería todo el país en el autobús El Machete, nombre del reconocido periódico del PCM.

Durante la invasión soviética a la antigua Checoslovaquia, en 1968, para terminar con la llamada Primavera de Praga, Martínez Verdugo y el PCM se opusieron a esa acción, con lo que se convirtieron en el único partido comunista de América Latina en tomar esa posición crítica.

En 1978, durante el sexenio de José López Portillo y en medio de polémicas de izquierda, Martínez Verdugo fue una de las figuras destacadas en las negociaciones con Jesús Reyes Heroles, secretario de Gobernación, para la primera reforma electoral del régimen priísta, que había entrado en una fuerte crisis de legitimidad.

En 1979, el PCM se alió con el Partido del Pueblo Mexicano, el Partido Socialista Revolucionario y el Movimiento de Acción y Unidad Socialista para formar la Coalición de Izquierda, con la cual participó por primera vez con registro condicionado en un proceso electoral. Dicha alianza obtuvo 705 mil votos, lo que le permitió obtener 18 diputaciones. Martínez Verdugo se convirtió en el coordinador parlamentario de esa fracción en el Congreso.

El 1 de julio de 1985 se informó que “cinco hombres armados secuestraron a Arnoldo Martínez Verdugo, candidato a diputado federal por el PSUM”, después de que el Partido de los Pobres reclamó una cantidad millonaria que dijo había dejado a resguardo del PCM, dinero que dicho partido había obtenido como pago por el rescate de Rubén Figueroa Figueroa, a quien secuestró una década antes, cuando era candidato del PRI a gobernador de Guerrero. Supuestamente el PCM utilizó los recursos para adquirir un edificio y algunos vehículos.

El dirigente comunista fue liberado luego de que el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado pagó su rescate.

Tres años después, el PSUM elige a Heberto Castillo Martínez como candidato a la Presidencia, pero cuando faltaban unas cuantas semanas para la elección, éste decide declinar su candidatura, y su partido, encabezado por Arnoldo Martínez, se suma a la del abanderado del Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc Cárdenas, quien enfrentaría al priísta Carlos Salinas de Gortari. De dichas alianzas más tarde surgió el Partido de la Revolución Democrática, al que el líder histórico también perteneció.

Como legislador, Martínez Verdugo siempre expresó y defendió sus posiciones y la de su partido. Por ejemplo, en marzo de 1996, como diputado perredista y en medio de un fuerte debate, propuso que la Cámara hiciera un pronunciamiento contra la “desnacionalización de las petroquímicas” y que designara una comisión que estudiara “otras salidas” para la conservación, modernización y desarrollo de esa industria nacional.

En 2003, en el contexto del gobierno del panista Vicente Fox y durante un homenaje del entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, y de la fracción del PRD en la Asamblea Legislativa, Martínez Verdugo advirtió que en México “el retroceso” se expresa en los intentos de un régimen que representa “el interés del capital transnacional por privatizar un recurso fundamental de la nación: la industria eléctrica”.

Asimismo, criticó la intención del gobierno federal de resolver sus requerimientos de recursos “para seguir fortaleciendo a la banca”, con base en una reforma fiscal que afectaría a la mayoría de la población, y de propiciar la desaparición de instituciones que han sido impulsoras de la cultura.

“Ideales para el proyecto de nación”

En esa ocasión, López Obrador destacó los ideales de democracia y honestidad de Martínez Verdugo; dijo que cualquier actividad requiere de ideas, principalmente la política, por lo que para quienes tienen un proyecto de nación es necesario conocer “de dónde se viene y quiénes han contribuido con el país”, a fin de saber “a dónde se tiene que ir”.

Y entonces señaló que su gobierno estaba inspirado en los ideales de José María Morelos y Pavón, Benito Juárez, Pancho Villa, Emiliano Zapata y Lázaro Cárdenas, así como de otros hombres de izquierda, como Valentín Campa, Othón Salazar, José Revueltas, Heberto Castillo y Arnoldo Martínez Verdugo.

La Jornada

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