jueves, abril 25, 2024
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Mujeres que exorcizan la guerra

María Eugenia Guzmán, después de la muerte del adorado compañero José Antequera, abrazó a sus hijos y les explicó por qué habían asesinado a su padre.

María Eugenia Guzmán viuda de Antequera. Foto Karina.
María Eugenia Guzmán viuda de Antequera. Foto Karina.

Ana Elsa Rojas Rey

María Eugenia Guzmán es una de las tantas viudas del extermino de la Unión Patriótica, se observa en ella cómo el paso de los años ha dejado la huella, su blanca cabellera se ilumina con el brillo de sus ojos, su mirada es triste y silenciosa, contempla cada espacio de su casa, sin perder detalle de los momentos vividos, con la pasión que caracteriza a los y las revolucionarias. No le temían a la muerte, pues su persistencia contribuía a erigir un proyecto de vida digno y generoso con el convencimiento, que algún día el hambre no llegase a perturbar la morada a un pueblo pujante, que no se arrodilla ante los opresores. María Eugenia y José Antequera eran parte de esos soñadores.

Narra con ternura el amor por los ideales, que los hizo sensibles al sufrimiento, jamás perdieron la esperanza, de ver un país libre y soberano. Recorrieron la patria contribuyendo a desentrañar el enemigo oculto, que muta permanentemente en una sociedad excluyente.

3 de marzo de 1989

María Eugenia describe sin perder detalle cómo fue ese fatídico día del 3 de marzo de 1989, cuando a las tres de la tarde en el aeropuerto El Dorado un adolescente, disfrazado de mujer, según comenta el ex presidente Ernesto Samper Pizano, quien también fue herido cuando el sicario cegó con 27 impactos la existencia de su amado Pepín, José Antequera, él le expresaba su amor hasta en las cubiertas de los libros.

Ella lo describe como un joven inteligente; desde muy niño aprendió a leer, a los 14 años entró a las filas de la Juventud Comunista, fue expulsado de distintos colegios, pero él no hizo de eso una tragedia sino por el contrario, la adversidad lo hacía más grande. Se hizo abogado en la Universidad del Atlántico, hizo parte de la dirección del movimiento estudiantil colombiano.

Junto a mujeres como Aída Avella hoy presidenta de la Unión Patriótica y a hombres ilustres como Jaime Pardo leal, Manuel Cepeda Vargas, Bernardo Jaramillo Ossa, Miller Chacón, Teófilo Forero y muchos más, José Antequera se formó y llegó a la dirección de esta organización. Pero la desidia, el odio y la intolerancia, lo convirtieron en el número 721 de los asesinados, 721 de la Unión Patriótica, movimiento político que salió de las negociaciones del Gobierno de Belisario Betancur y las guerrillas de las FARC-EP. José Antequera planteaba que “las negociaciones deberían darse sobre la base en primer lugar de erradicar la guerra sucia en Colombia, de la disolución de los grupos paramilitares” e instaba al gobierno a hacerlo solo “si tiene voluntad política” o que “el gobierno Nacional debe decidirse por una gran acuerdo democrático, que sea la expresión de una Nueva Asamblea Nacional Constituyente de contenido democrático de la cual surjan esos cambios sociales.”

Sola formó a su hija e hijo

Después de la muerte del adorado compañero José Antequera, abrazó a sus hijos y les explicó por qué habían asesinado a su padre. La niña, Erika Antequera Guzmán, vive en España y no descansa haciendo permanentemente la denuncia de lo que fue el exterminio de la Unión Patriótica, para que el mundo sepa de los crímenes de Estado, los cuales en su mayoría se encuentran en la impunidad. Hoy, el movimiento político exterminado, volvió a la plaza pública después de 27 años, los sobrevivientes, como María Eugenia, Erika o José, siguen en inminente peligro a pesar que se está negociando un tratado de paz en La Habana, Cuba. El niño José Antequera Guzmán de la mano de su madre, aprendió, que la vida es árida si no se llena del contenido necesario, como interpretar los fenómenos sociales, por eso es que hoy los dos, están dedicados a los temas de la paz, igual que sus padres, tanto es así, que José, su hijo es uno de los nominados por el euro diputado Heikki Holmas a premio Nobel de Paz, en representación de las víctimas del conflicto armado, ellos representan una generación, del conflicto pero también de la reconciliación.

8 de marzo

El 8 de marzo, para María Eugenia, es de optimismo, cree plenamente en los diálogos que se están desarrollando en La Habana, piensa que es la oportunidad de este país, para que no se sigan matando y desapareciendo tanta gente inocente, así como es la de la reconstrucción del tejido social por 60 años de guerra, es la oportunidad para las mujeres en este 8 de marzo, para reclamar el derecho que tienen las víctimas a saber la verdad, pues la paz no es un asunto de los negociadores sino de todos y todas, sobre todo las y los que tenemos la firme convicción que después del postacuerdo, la vida será otra. Por eso relatar lo sucedido ayudará exorcizar la guerra.

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