jueves, marzo 28, 2024
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Movimiento sindical en crisis

Rubiel Vargas Quintero

La actual etapa del capitalismo ha generado nuevos cambios en el mundo del trabajo, nuevas formas de dominación, destrucción de las organizaciones de los trabajadores, posibilitando la generalización de la masacre laboral. Estas características del capitalismo contemporáneo la desarrollan con el modelo neoliberal.

Debe recuperarse el carácter clasista de la Central Unitaria de Trabajadores.
Debe recuperarse el carácter clasista de la Central Unitaria de Trabajadores.

El modelo neoliberal se fundamenta en sus condiciones históricas, en el fetiche del mercado, la transformación de la correlación de fuerzas entre el capital y el trabajo, y por los efectos que produce sobre los trabajadores. La flexibilización laboral significa inestabilidad del empleo, implementado el subempleo, reducción de salarios y ampliación de jornadas de trabajo, contrataciones infames, generalización del trabajo infantil, eliminación de la seguridad social y la pérdida de los derechos adquiridos en la calidad de vida de los trabajadores. La tarea de los capitalistas es hacer creer a la inmensa masa de trabajadores y sindicatos que este es un orden normal para el crecimiento económico del país.

La masacre laboral en Colombia se ha dado en dos formas: la primera, a sangre y fuego, mediante el asesinato, desapariciones forzadas, torturas, amenazas intimidatorias, la guerra sucia. Por esta modalidad pretenden silenciar a los trabajadores. La segunda, con nuevas formas de masacres colectivas de empresas, maquilas, que utilizan condiciones de trabajo inhumanas como en las minas. Privatización y concesiones al sector privado de lo público que genera despidos masivos y miseria en amplias capas de la población.

Nuevas formas de dominación

Con la ofensiva del capital contra los trabajadores es necesario reflexionar en lo siguiente, el cambio de los modelos productivos como la reprimarizacion extractiva, que están en manos de capitales trasnacionales, y sus nuevas formas de dominación que están cambiando las subjetividades. Las clases sociales no pueden simplificarse en la clase obrera-burguesa, sino que es necesario mirar las resistencias que se están dando y los sujetos que la componen, que frente a la ofensiva del capital, las formas de resistencia y de confrontación tienen que ser diferentes.

Identidad de clase

Hoy nos encontramos con más trabajadores precarizados y fragmentados, que no logran entender la situación de enajenación en que se encuentran y para resolverlo necesitan de una acción práctica, de una organización, y de conciencia de clase.

Que como grupo, como identidad social, como capital histórico de identidad lo compone la solidaridad, acompañada de lo ético, generando una ruptura con prácticas clientelistas, y corruptas. Que los trabajadores lo identifiquen como no corrupto y representativo. Dirigentes que no obedecen a ningún principio, a ningún programa político, que se identifican como individuos que no reconocen la confrontación de clases, privilegian las prebendas, acuerdos personales sobre los colectivas, que reconocen la dependencia del sindicato con el Estado, construyen sindicatos patronales, solamente aspiran a la negociación en aspectos reivindicativos, llegando a una visión reduccionista que no ven más allá de los trabajadores. Todos estos aspectos son los permeados por el modelo neoliberal.

Duramente golpeado

Un movimiento sindical que ha sido duramente golpeado, donde la oligarquía nacional ha generado formas de cooptación, de atracción y distracción en las formas de confrontación del movimiento obrero, que han venido ganando con cierta influencia de un nacionalismo reformista, es la tendencia dominante en los sectores de la izquierda, de los sindicatos.

Frente a estas posturas ideológicas, los trabajadores deben de acercarse a la cultura, y a la ideología a la cual pertenecen, que aporta en la articulación de los trabajadores clasistas, donde predomine la historia sindical, los principio sindicales, la necesidad de rescatar la identidad, el sentido de pertenencia de clase, en contraposición de la educación sindical de conciliación, donde influye la filosofía neoliberal, la pragmática, el tráfico de influencias y de puestos, prácticas del egoísmo, como posturas individualizantes que generan burocratismo y caudillismo.

Es necesario recordar lo que decía Marx en la Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel: “la teoría se convierte en poder material tan pronto como se apodera de las masas. Y la teoría es capaz de apoderarse de las masas cuando argumenta y demuestra ad hominem, y argumenta y demuestra ad hominem, cuando se hace radical, ser radical es atacar el problema por la raíz. Y la raíz para el hombre, es el hombre mismo”.

La crítica de las relaciones sociales, entender los procesos de resistencia de los movimientos sociales y populares, es el factor que a los sindicatos les corresponde reflexionar, asignándole un papel revolucionario. Entender la teoría y la práctica como formas de ajustarlas, procesarlas y transformarlas. Combatir críticamente y decididamente las corrientes del pensamiento que le son ajenas al movimiento sindical. Enfatizar en el estudio de la realidad donde se ponga como centro al hombre y no el capital.

Entender los procesos de las luchas por la paz, las lucha campesinas e indígenas, las relaciones del movimiento popular y las insurrecciones sociales, las relaciones con los partidos políticos. Son aspectos necesarios para ganar en la correlación de fuerzas.

Frente a esas posturas, la lucha por la democracia como elemento central en un momento de autoritarismo, es una tarea inaplazable, asumiendo la noción de democracia avanzada en las acciones de la clase obrera.

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