viernes, abril 19, 2024
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“Mi madre Blanca fue una heroína que nos enseñó a trabajar”

El funeral de doña Blanca Herrán García, madre del camarada Evelio Villarreal Herrán, se realizó ayer en Ibagué. El acompañamiento fue numeroso.

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Camarada Evelio Villarreal Herrán interviene durante el funeral de su señora madre. Foto Nelosi

Nelson Lombana Silva

El funeral de la señora Blanca Herrán García, madre del camarada Evelio Villarreal Herrán, se realizó ayer en el templo de San Roque y después cremada en los Olivos de la ciudad de Ibagué, Tolima. El acompañamiento fue numeroso.

Durante la misa exequial el camarada Evelio Villarreal Herrán intervino para agradecer las distintas manifestaciones de acompañamiento y solidaridad de la comunidad ibaguereña, especialmente miembros del Partido Comunista y el sector de transporte que es donde precisamente el camarada Villarreal se desenvuelve, principalmente.

Al destacar la personalidad de su señor madre, dijo que era una heroína, no porque hubiera sido política o sindicalista, sino por el esfuerzo y la enseñanza a trabajar honradamente. “Blanca fue una heroína, no porque hubiera sido política o sindicalista, sino porque fue una mujer que nos enseñó a trabajar. Me enseñó a coger café en la vereda La Chamba. Íbamos a trabajar para poder comprar un uniforme de segunda de color negro, porque en esa época, nosotros los estudiantes teníamos que venir a misa vestidos de paño negro, y ella hacía ese esfuerzo, pues nosotros venimos de una familia muy pobre”.

Dijo que hace 63 años aproximadamente su madre junto a su padre lo trajeron a bautizar en ese templo San Roque, temiéndole al cura de Payandé que condenaba como en la Santa Inquisición los matrimonios por unión libre. “Recuerdo que hace 63 años aproximadamente mi madre me trajo a bautizarme en esta iglesia, porque en nuestra patria chica. Había un sacerdote (con todo respeto) bravo con las mujeres que vivían en unión libre o “amancebadas”. Agregó: “Temiéndole a esas cosas, mis padres decidieron traerme a esta iglesia. Si hubiera estado el papa Francisco, muy querido, creo que no hubieran sucedido esas cosas de discriminación. Nuestra patria pequeña es Payandé, municipio de San Luis”.

El camarada Villarreal aprovechó el numeroso y concurrido escenario para denunciar la política antiambientalista de las multinacionales y transnacionales, casos concretos de la transnacional Cemex S.A. en Payandé y Anglogold Ashanti en Cajamarca. Dijo que Cemex acabará con su pueblo natal Payandé. Por lo tanto, exhortó a la juventud, especialmente sus primos y demás comunidad a luchar para detener esta hecatombe que se cierne contra Payandé y Cajamarca.

“Tengo que expresar una anécdota que sucedió aproximadamente 55 años cuando llegó Cementos Diamantes a Payandé con mentiras, dizque iban a comprar unas tierras para para un cultivo de ovejos y chivos, pero en realidad era para explotar la caliza. Abelardo Peña, que ya murió, vendió su finca por $25 mil pesos y La Esmeralda que tenían tanto que ver Laserna y otros señores de apellido Peña valió $80 mil pesos”, señaló.

Agregó: “El mal que nos está haciendo al pueblo de Payandé ahora en manos de Cemex, una compañía extranjera, que piensa acabar con el pueblo de Payandé. Dejo este mensaje para los primos y demás familiares, para que hagamos una lucha y no permitamos que siga creciendo este desierto, toda vez que Payandé está construida sobre caliza, entonces el pueblo tiende a desaparecer y a convertirse en un desierto, lo mismo que le va a pasar al municipio de Cajamarca con la mina de oro La Colosa”.

“Estas gentes son irresponsables porque nos envenenan el agua. Hay que exigirles a nuestros gobiernos acciones para que no continúen con estas políticas depredadoras del mismo ser humano”.

El cura que ofició el rito religioso dijo que no había que temerle a la muerte y todo había que dejarlo en manos de Dios. El camarada Evelio le contestó diciendo que efectivamente no hay que temerle a la muerte, pero no hay que dejar todo en manos de Dios. Hay que ayudarle para que haya salud para todos en Colombia y los niños no se sigan muriendo de enfermedades curables.

“Sí, a la muerte no hay que tenerle miedo –dijo– pero hay que luchar y que Dios nos ayude con sus brotes progresistas para que la salud en Colombia, en nuestro país, sea una realidad y no que se nos sigan muriendo los niños, nuestros nietos de 2 y 5 años por falta de atención médica. De esa forma hay que ayudarle a Dios para que nuestras vidas sean más eternas, más largas, porque de esta manera está reclamando nuestro país y nosotros no entendemos la situación y como digo yo: No le pongamos toda esa carga a Dios, ayudémosle a Dios, ayudémosle siquiera con gobernantes que sean más conscientes con la vida humana”.

Finalmente, el camarada Evelio Villarreal Herrán destacó la generosidad y solidaridad de su madre y su padre al criar unos nietos que quedaron huérfanos. Con sacrificio los alimentó y le dieron estudio. Hoy son personas ejemplares en la sociedad tolimense. En ese sentido, indicó: “Tuvimos la fatalidad de que nuestra hermana mayor muriera fatalmente con su esposo en un accidente de tránsito. Esos niños que quedaron huérfanos los trajeron mi mamá y mi papá, los pudimos educar mediamente y aquí los tenemos porque son muy queridos y creemos que se ha cumplido una misión” (Sonoro aplauso).

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