viernes, abril 19, 2024
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Los caminos de la duda: El momento de la unidad

Alfonso Conde

El respaldo al gobierno de Santos cayó al 21% por su tratamiento militarista a la protesta nacional agraria, esa que calificó hace unos días como inexistente; “es la caída más brava que hemos registrado en casi 20 años de medición”, dice el gerente de la encuestadora Gallup. Voceros políticos de la extrema derecha uribista, entre ellos el precandidato Luis Alfredo Ramos, fueron vinculados con el paramilitarismo por la justicia colombiana; el propio Uribe fue acusado de “promover, auspiciar y apoyar grupos paramilitares”, esta vez por el magistrado del Tribunal Superior de Medellín Rubén Darío Pinilla. La debilidad política de la burguesía se hace cada vez más evidente.

Foto: jorgepinzonc via photopin cc
Foto: jorgepinzonc via photopin cc

Por el otro lado, el nuevo ánimo popular ha permitido que la insatisfacción general reprimida durante tantos años, se manifieste ahora con fortaleza aunque con descoordinación. El movimiento agrario, desde las protestas en el Catatumbo hasta el paro nacional en desarrollo, ha mostrado un camino al que se han sumado y se suman sectores crecientes de la población urbana.

Las causas inmediatas del descontento general parecen diversas y dispersas y así las quiere mantener Santos para asegurar su gobernabilidad; pero las causas reales que originan los conflictos en todos los sectores provienen de una misma raíz: las políticas neoliberales que privilegian a los parásitos del sector financiero. Ellos han impuesto sobre los colombianos desde los tratados de libre comercio hasta la restricción al uso de semillas, desde la mercantilización de la salud y la educación hasta la insoportable renta del suelo y el costo de los créditos.

Los pliegos regionales o sectoriales son importantes: ellos ponen de manifiesto las necesidades concretas que viven los colombianos y sobre ellos pueden lograrse algunos avances, con efectos transitorios o distractores. Pero las verdaderas soluciones requieren el cambio de las políticas y del modelo económico, asunto sobre el cual la burguesía dominante no quiere admitir modificaciones.

Se necesita la unificación de las demandas que se presentan con carácter sectorial y la unificación de los movimientos que hasta ahora, y por la fuerza de la necesidad, han buscado aproximación sólo en lo temporal. Aspiramos a la unidad de la MIA, del CNA, de las Dignidades, de los trabajadores y usuarios de la salud y la educación, de los mineros del oro y del carbón, de todos los inconformes; en fin, Colombia necesita una alternativa política que se construya a partir de los movimientos sociales, que convoque a las organizaciones opositoras al régimen burgués neoliberal a conformar con ellos un verdadero frente común por la paz con justicia social, por la verdadera democracia y por la soberanía nacional.

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