martes, abril 23, 2024
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La única fórmula presidencial consecuente con la paz la encarnan Clara López y Aída Avella

Hoy en Ibagué en la plazoleta Darío Echandía, después de las cinco de la tarde: Clara López y Aída Avella. Asista con su familia y sus amigos. La paz y la democracia lo necesitan

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Nelson Lombana Silva

La burguesía colombiana, en su afán de sostenerse en el poder contra el querer del pueblo, se empecina en polarizar el país nacional del cual hablara Gaitán, entre lo mismo y lo mismo. Es un viejo artilugio. Una artimaña para captar incautos y alienados, sin el más elemental respeto por los principios éticos que deberían caracterizar a esa rancia y plutocrática clase dirigente nacional.

Usando los medios masivos de comunicación, la publicidad a torrentes, pretende hacer creer que Santos y Uribe son diferentes. Que el primero encarna la paz y el segundo la guerra. Monumental falacia. En términos políticos ambos son la misma cosa. Es decir, la misma perra con distinta guasca, dirían los abuelos.

Santos encarga o representa el sector financiero. Lo más granado y puro de la rancia oligarquía santafereña; Uribe –por su parte– representa el sector terrateniente o latifundista. Los grandes propietarios de la tierra colombiana. El uno es cara y el otro sello de la misma moneda. En realidad no hay que elucubrar demasiado para entender la terrible realidad que encarnan estos dos siniestros personajes que se presentan hoscos para con el pueblo y dóciles a los crudos dictámenes de los Estados Unidos.

Al no tener argumentos para convencer, pues ambos representan un sistema capitalista enfermo y en franca decadencia, cada vez más incapaz de satisfacer las necesidades sociales, económicas y políticas del país nacional (pueblo), acuden a un supuesto enfrentamiento por las alturas de vastas proporciones y así presionar al analfabeta elector a concurrir a las urnas el 25 de mayo. Es una pantomima, una comedia de baja calidad, que el pueblo debe rechazar con toda energía y no caer en la red de la mentira y de la infamia una vez más.

La única fórmula presidencial que tiene claramente definido el desarrollo de la paz con justicia social la encarnan Clara López Obregón y Aída Avella Esquivel. Lo demás es paja, mentira venteada, que nos han dicho durante tantos y tantos años.

Hay que recordar que este país siempre ha estado gobernado por la derecha. Nunca la izquierda ha tenido la oportunidad de ser gobierno, mucho menos poder en Colombia. Por eso nadie podrá enrostrarle algo a la izquierda. Y si lo hace, no lo hace por voluntad propia, lo hace sutilmente manipulado por la clase dirigente.

Clara López Obregón por supuesto que no es comunista. Pero sí ha militado siempre en la izquierda, conoce la ideología e interpreta honestamente los anhelos de las muchedumbres secularmente engañadas y explotadas. Aída Avella Esquivel, por su parte, es una mujer valiente, humanista y comunista. Ha enfrentado el régimen con coraje, con dignidad, valor y conciencia social y de clase. Si se ha salvado milagrosamente de varios atentados, seguramente será porque está predestinada para grandes cosas. Muy pocos se salvan de bazucazos en el norte de Bogotá o ráfagas de tiros en Arauca, por ejemplo.

Este par de mujeres demócratas y humanistas, ante todo, encarna la nueva dinámica del mundo que cede al machismo y se abre a la potencialidad oceánica que encarna la mujer en la primera década del siglo XXI. La tosca filosofía de Schopenhauer de que la mujer es de cabellos largos e ideas cortas, se pulveriza en este siglo al extremo que hizo decir a Gabriel García Márquez de que es de vida o muerte de que las mujeres tomen las riendas del poder.

Tiene razón el hijo del telegrafista nacido en Aracataca. La nueva realidad muestra a la mujer metida en todas las áreas del conocimiento con reconocidos méritos. Hay presidenta en Brasil, Argentina, Chile, por ejemplo. Hay primeras ministras, embajadoras, magistradas, militares, etc. Si esa metamorfosis se ha venido dando en distintas regiones de América y del planeta, no hay razón para que Colombia sea la excepción. Una mujer coge cinco mil pesos y hace maravillas con ellos, un hombre está pensando en una cerveza, por ejemplo.

Hoy estará en el Tolima este maravilloso dúo: en horas de la mañana en Natagaima, hacia el mediodía en Espinal y después de las cinco de la tarde en la plazoleta Darío Echandía de la ciudad de Ibagué. Será la gran oportunidad para escuchar su propuesta, admirar su estilo y asumir una posición consecuente con el momento y la historia. Es un dúo puro, honesto y consecuente, con carácter y decisión para llamar las cosas por su nombre. Que nadie se equivoque. Pase la voz y asista.

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