viernes, marzo 29, 2024
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La paz en el centro del debate

Marcha Patriótica

El pasado 19 de noviembre se cumplió un año del proceso de paz, entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la insurgencia de las FARC-EP, luego de presentar ante la opinión publica el acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de la paz estable y duradera. Al igual que en anteriores intentos de dialogo, los enemigos de la paz se han hecho presentes. En este caso sin aun haber logrado su cometido. De forma simultánea crece el movimiento social y popular que exige justicia social como elemento fundamental de la paz que se acuerde. El balance es positivo, en este lapso de tiempo las partes han presentado como resultados la firma de acuerdo en dos de los seis puntos de la agenda de diálogo y negociación, acuerdos parciales en los puntos de la problemática agraria, tierra y territorio y participación política.

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Sin embargo, durante este año de proceso de paz, el gobierno ha tenido un doble discurso: se mantiene en la mesa de diálogo en la Habana -Cuba-, mientras que en Colombia profundiza la agenda neoliberal y la política de guerra.

En medio de esta contradicción gubernamental, los enemigos de la guerra, que en otrora estaban agazapados, quieren pescar en rio revuelto; pretenden volver completamente al gobierno en el 2014. So pretexto de mantener la guerra se atreven a alzar banderas propias del campo popular y de izquierda del país. Tal ha sido el oportunismo que en algunas protestas han posado de estar al lado del interés de sectores populares, como de los campesinado y la salud. El discurso guerrerista se mantiene al interior del gobierno. Sectores visibles del establecimiento se atornillan en sillas ministeriales como la del ministerio de defensa. La guerra total es su mejor negocio, le ha sido rentable para la acumulación de riquezas y de poder, y la pretenden perdurar en el tiempo.

El movimiento popular y democrático se moviliza en respaldo al proceso de paz y en rechazo a la agenda continuista de Juan Manuel Santos. Grandes movilizaciones han dado un fuerte espaldarazo a los diálogos con la guerrilla de las FARC al tiempo que han demandado el inicio del dialogo con el Ejercito de Liberación Nacional –ELN-. El proceso de paz debe incluir necesariamente a estos dos ejércitos guerrilleros. La voluntad popular expresada en las calles está a favor del proceso, insiste en la paz como sinónimo de justicia social, y para lograr este anhelo popular se requiere un corte con el modelo económico impuesto en las dos últimas décadas en el país y una necesaria democratización de la vida en los campos sociales, políticos y culturales.

El pueblo ha logrado, a pesar de las dificultades, mediante la movilización y la protesta demostrar que viene tomando control de la llave de la paz. La paz no se logrará por concesión de los sectores del establecimiento, no son ni los Santos ni los Uribes, por el contrario, solo podrá ser una conquista popular. En tal perspectiva, la unidad popular y democrática, la acción decidida y coordinada y la exigencia de una nueva Constitución política de Colombia a través de una Asamblea Nacional Constituyente, una Constituyente que refrende los acuerdos de paz a los que se llegue en la mesa de diálogo, y además oriente el marco constitucional hacia la democratización, la justicia social y la soberanía, son los elementos que están en el centro del debate actual.

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