jueves, abril 18, 2024
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La meca por la paz en Colombia es Bogotá

Nelson Lombana Silva

El país nacional, del cual hablara el mártir del 9 de abril Jorge Eliécer Gaitán Ayala, se moviliza desde las regiones más distantes de la nación hacia la capital de la república con el fin de participar de la marcha por la salida política al conflicto social y armado que lleva más de 50 años.

Foto: El Turbión via photopin cc
Foto: El Turbión via photopin cc

El objetivo central y claro que tiene en cuenta el pueblo colombiano es la paz y por eso hace el inmenso sacrificio de salir a Bogotá, ciudad que se convierte en la meca de la paz este 9 de abril. Paz con justicia social, que implique transformaciones estructurales para que el pueblo pueda transitar caminos de convivencia, fraternidad y justicia social sin el temor latente del terrorismo de Estado y la criminalidad del paramilitarismo.

Esta movilización busca, más que tesis políticas como lo viene afirmando la caverna de la ultraderecha en cabeza del tristemente célebre Uribe Vélez y sus secuaces, una jornada de sensibilización nacional por la paz con justicia social, que no es otra cosa que decir claramente que la paz nos incumbe a todos y todas, desde nuestras propias actividades cotidianas.

Entender que la paz no es un simple pleito por las alturas entre Santos y las FARC-EP, que se puede resolver simplemente con buenas intenciones. La paz hay que entenderla como la consecuencia lógica de la justicia social. ¿Y qué implica la justicia social? Cambios estructurales en la dinámica del país: reforma agraria integral, zonas de reserva campesina, educación popular y de calidad financiada directamente por el Estado, la salud como un derecho para todos y todas sin privilegios de ninguna naturaleza, cambio de modelo económico, respeto a la soberanía nacional y alimentaria, rechazo a la megaminería y defensa a ultranza del medio ambiente, entre otras cosas.

Para nadie es un secreto que el presidente Santos ha persistido en la lógica de la guerra, con la vieja intención de rendir a la insurgencia militarmente y llevarla a la mesa, más que a negociar políticamente el destino del país, a negociar su propia rendición. Esta burguesía es criminal, no quiere hacer una sola concesión al pueblo colombiano.

Uribe Vélez manejó con extrema criminalidad la tesis guerrerista de la mal llamada por cierto “seguridad democrática”; Santos plantea la tesis de “prosperidad democrática”. Tesis esta acompañada de dos planes militaristas: el Plan Consolidación y el Plan Espada de Honor. O sea, decir que Uribe era el militarista y Santos el pacifista resulta ser una mala interpretación, porque la realidad es que ambos son guerreristas. Recordemos que Uribe quiso adelantar diálogos con las FARC e hizo algunos movimientos secretos pero su podredumbre de gobierno lo impidió.

En esas condiciones concretas, el pueblo tiene claro que se moviliza este 9 de abril para exigirle a las partes que no se paren de la mesa hasta tanto no se concrete la paz que se viene discutiendo en La Habana (Cuba).

Todas las demás conjuras que viene haciendo la ultraderecha con la complicidad pusilánime de los medios de incomunicación de la burguesía, serán pulverizadas con la seguramente multitudinaria manifestación del 9 de abril, que conmemora el 65 aniversario del abominable crimen del caudillo popular Jorge Eliécer Gaitán Ayala, a manos de la CIA con la complicidad de la burguesía liberal y conservadora. Crimen que permanece en la impunidad.

Muy temprano todos y todas a la calle. El Tolima popular, indígena, campesino, dice sí a la paz con justicia social, sí a la marcha en Bogotá.

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