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La inspiración del Abrazo de la Serpiente

El botánico Richard Schultes en la Universidad Nacional

Escena de película Abrazo de la Serpiente, nominada al Óscar de la Academia por mejor película extranjera.
Escena de película Abrazo de la Serpiente, nominada al Óscar de la Academia por mejor película extranjera.

Agencia de Noticias UN

Considerado uno de los grandes etnobotánicos del siglo XX y estudioso del uso de las plantas amerindias alucinógenas, Schultes (1915-2001) encontró en la Universidad Nacional de Colombia (UN) un ambiente académico ideal que facilitó sus actividades en el país.

La obra del estadounidense Richard Evans Schultes, que comprende escritos, expediciones, descubrimientos, vivencias locales y la compañía de cientos de personas, inspiró la película El abrazo de la serpiente, del director colombiano Ciro Guerra, la cual acaba de ser nominada en la categoría de mejor película extranjera de los Premios Óscar.

Aunque en el conjunto de su obra expedicionaria se muestra quizás la imagen de un mítico y solitario investigador, en realidad significó la participación de un gran número de personas, entre los que se cuentan antropólogos, botánicos, indígenas, chamanes, campesinos y otros personajes que la historia y la literatura revelará como sus grandes aliados.

Más de 30 mil colectas botánicas y 200 mil especímenes, el descubrimiento de nuevas plantas sagradas, como el yagé, el conteo de árboles de caucho del género Hevea a lo largo del río Apaporis y la amistad de un sinnúmero de personas a quienes involucró en su búsqueda etnobotánica le ocuparon al científico toda una década en Colombia.

Sus exploraciones amazónicas en Colombia, en busca de plantas sagradas, se inmortalizaron con el libro El río (1966) de Wade Davis, antropólogo estadounidense, quien en su narrativa revive, como receptivo estudiante de Schultes, los viajes, estudios, encuentros con indígenas y chamanes y toda su búsqueda etnobotánica, permeada por lo mágico y místico.

Precisamente, Wade Davis relata en su libro que el primer día de la llegada de Schultes a Bogotá, una fría tarde de domingo de 1941, viajó en el tranvía para recorrer las estribaciones del cerro de Monserrate, donde obtuvo un ejemplar de orquídea que su colega Oakes Ames la describió como Pachiphyllum schultesii.

De la mano con botánicos de la U.N.

Entre los archivos históricos del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la U.N. existe un registro fotográfico poco usual y muestra al biólogo recorriendo, durante esta época, el campus de la Universidad, en compañía de botánicos colombianos.

La institución fue una excelente aliada para la investigación de Schultes, pues conoció a los botánicos colombianos Hernando García Barriga, Roberto Jaramillo y Jesús Idrobo. También, Enrique Pérez Arbeláez y Armando Dugand, directores saliente y entrante del ICN por aquella época, testigos de la gran empresa que emprendería el científico visitante.

Fueron estos investigadores quienes invitaron al etnobotánico a conocer los páramos colombianos, el valle de Sibundoy, la serranía de La Macarena y amplios sectores de la Amazonia colombiana, como Putumayo, Vaupés y Apaporis.

Durante los doce años de su permanencia en el país, Schultes repartía su tiempo entre Boston, Bogotá, las selvas colombianas, las preparaciones logísticas de sus excursiones, así como las tareas de recepción del material botánico con destino a los Estados Unidos y el intercambio investigativo con sus colegas en el ICN.

Toda esta importante ayuda la reconoce emotivamente en una carta de despedida dirigida a la rectoría de la Universidad (el primero de julio de 1953), remitida a la dirección del Instituto en la que expresaba:

Quiero dirigirme a Ud. y a todos los jefes e investigadores de nuestro Instituto para agradecerles en la forma más sincera la ayuda inmensa y la amistad genuina que me otorgaron durante los largos doce años en que tan estrechamente estuve vinculado al Instituto. En verdad, sería apenas justo decir que fue un alto honor y un magnífico placer haber formado parte integrante del Instituto y será siempre un honor y un placer poder seguir haciéndolo durante mi permanencia en los Estados Unidos. El entusiasmo, la decisión, la competencia y amabilidad que todo el personal del Instituto mostró a mis investigaciones, sus gentilezas al publicar en Caldasia y Mutisia mis articulillos, el compañerismo demostrado al acompañarme en mis excursiones, el cuidado con que el Instituto preparó mis colecciones en formol para ser reexpedidas y el sinnúmero de otras demostraciones de colaboración y aprecio, son cosas que aseguraron el éxito por mí alcanzado y que siempre recordaré con infinito agradecimiento.

Los aliados crecieron

Su equipo de aliados aumentó con el tiempo, entre ellos el orquideólogo Álvaro Fernández Pérez (ICN), su colega español José Cuatrecasas (ICN), el profesor y botánico de la Universidad del Valle, Isidoro Cabrera, con quien recorrió el Apaporis, el zoólogo Federico Medem y el antropólogo nacionalizado Gerardo Reichel-Dolmatoff.

En cuanto a sus escritos, durante esta década mostraron que, además de quedar cautivado por un país que le brindó todo el apoyo, tenía una visión íntegra sobre la flora colombiana, la que consideraba como una de las más diversas de mundo. Esto fue plasmado en la publicación La riqueza de la flora colombiana, elaborado con un trasfondo histórico excepcional (publicado en el volumen 8, número 30/ 1951, Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales).

Se puede afirmar que Schultes cosechó el trabajo de una década de varias formas y una de ellas fueron los reconocimientos. Por ejemplo, en 1953 la Universidad Nacional le otorgó el cargo de Profesor Honorario y la Asociación de Ingenieros Agrónomos concedió la membresía honorífica. Cuatro años más tarde, la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales le confirió su condición de miembro correspondiente y en 1983 la Presidencia de la República le entregaba la medalla Orden de Boyacá, por sus servicios al rescatar saberes ancestrales y contribuir al conocimiento de la flora del país.

Recientemente, una vez más la Universidad Nacional rindió un nuevo reconocimiento al etnobotánico con la publicación del libro Protagonistas de la biodiversidad en Colombia, específicamente, en el capítulo cuarto, el joven historiador Sergio Ospina Rey hace un estudio exhaustivo de su papel como integrante de la comunidad científica botánica colombiana en los años 40.

Pero más allá de los reconocimientos, estará la inserción de nuevas generaciones de investigadores al sueño mágico de Schultes, considerado como uno de los protagonistas del conocimiento de la biodiversidad colombiana y, por supuesto, el inspirador de libros y largometrajes que documentan a un país con una gran riqueza biológica, étnica y cultural como Colombia.

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