viernes, abril 19, 2024
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La historia a contrapelo: Refrendar los acuerdos

Sergio de Zubiría Samper

El proceso de las conversaciones en La Habana para acordar el fin del conflicto colombiano es el tema central de nuestra realidad política. En medio de grandes dificultades y esperanzas, continúa la mesa de negociación entre la insurgencia y el gobierno. En el horizonte ya aparece una importante discusión sobre la necesidad de refrendar los acuerdos por algún mecanismo de soberanía popular. El gobierno actual ha abierto la puerta para un referendo. Los motivos para anticipar este debate son sinceramente profundos y van más allá de una simple polémica formal o jurídica.

Acuerdos-de-Paz

La primera razón es el reconocimiento que la solución del conflicto y los caminos de la paz no son “propiedad” de un gobierno o de la insurgencia. La paz con justicia social es potestad indelegable del pueblo colombiano y sólo con el ejercicio de su participación directa es posible esa paz estable, duradera y democrática. Un acuerdo entre “dos” partes, no representa la soberanía plena del poder constituyente.

El segundo motivo es ratificar que el tipo y actores de refrendación de los acuerdos es determinante para las garantías, profundidad y legitimidad de todo el proceso de finalización del conflicto, porque la institución de refrendación es fundamental. Si se suplanta la soberanía popular, se pierde necesariamente poder vinculante y legitimidad. Dejar, por ejemplo, a un “Marco Jurídico” o al Congreso de la República o al Poder Judicial, la prioridad en otorgar legalidad al acuerdo, tendría consecuencias negativas como: pérdida tendencial de legitimidad y eficacia; identificación exclusiva con un gobierno o gobernante; falta de compromiso y participación; desconocimiento de la soberanía popular; excusas para los saboteadores de la paz; etc.

El tercer motivo es la necesidad de analizar con rigor que esta tarea histórica exige una amplia discusión sobre las virtudes y defectos de los diferentes mecanismos de validación democrática. La dimensión del problema también exige mayor concentración reflexiva y discusión colectiva. Además de los mecanismos de participación contemplados en la Constitución Política (voto, cabildo abierto, iniciativa legislativa, revocatoria, consulta popular, plebiscito, referendo), tenemos que analizar distintas opciones para sembrar los verdaderos caminos hacia la paz. Por ejemplo, en el referendo se convoca al pueblo para que a través de su voto apruebe o rechace un proyecto de norma jurídica, pero esta última no es elaborada directamente por el pueblo, como tampoco puede ser modificada. La discusión hasta ahora empieza. Están convocadas las “constituyentes por la paz con justicia social”. Se trata de reflexionar y deliberar sobre el contenido de los cambios necesarios para cultivar la paz en Colombia.

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