viernes, marzo 29, 2024
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La Habana extiende su mano fraterna a Obama

El mandatario norteamericano confirmó oficialmente que visitará la isla los días 21 y 22 de marzo. No encontrará el panorama de deterioro de derechos humanos que pregona, sino un país que en condiciones de dignidad edifica su futuro

Los presidentes Raúl Castro y Barack Obama estrecharán de nuevo sus manos en La Habana en este mes de marzo
Los presidentes Raúl Castro y Barack Obama estrecharán de nuevo sus manos en La Habana en este mes de marzo

El pasado jueves 18 de febrero, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, confirmó oficialmente que en la tercera semana de marzo próximo visitará La Habana.

Será el primer presidente de los Estados Unidos en funciones que visite la isla en los últimos 88 años. Por la época en que Cuba fue huésped de un gobernante norteamericano, el país del norte hacía despliegue de sus apetitos colonialistas y expansionistas. En 1783, el presidente John Adams declaró que Cuba debería ser incorporada a la jurisdicción de los Estados Unidos.

La guerra de independencia del pueblo cubano contra el colonialismo español, fue capitalizada por los Estados Unidos, que se apropiaron de Puerto Rico y Filipinas e impusieron en Cuba un régimen similar a una neocolonia, con la Enmienda Platt.

En 1959 la Revolución puso fin a la ignominia y a partir de entonces el pueblo, de manera soberana, construye su futuro con alegría, con fe en un mañana luminoso.

Como dice un analista, si sus escoltas se lo permiten, Obama podrá entrar en contacto directo con ese pueblo amable que le extenderá una mano fraterna. Pero al mismo tiempo le reclamará con energía que no se inmiscuya en la construcción de su destino. No encontrará el titular del Despacho Oval de la Casa Blanca el país en que se violan los derechos humanos, como dicen sus mentores.

“Estados Unidos siempre defenderá los derechos humanos en todo el mundo”, dijo Obama en tono provocador, queriendo significar que el sentido de la apertura hacia Cuba entraña la intención de torcer el destino histórico de la isla e instalar un régimen que le resulte funcional a los intereses norteamericanos y de las grandes compañías transnacionales. Para saquearlo, para mancillarlo. Lo que no pudieron hacer en medio siglo de criminal bloqueo.

El gobierno cubano ha dicho que quiere y desea normalizar relaciones con su vecino del Norte. Pero no en condiciones de sometimiento de su dignidad. En marzo veremos hacia donde apuntará la aguja de la brújula de esta diferencia de criterios.

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