El lenguaje directo y sin ambages del mandatario ruso resultó más seductor que el discurso de la mayor potencia imperialista del mundo
José Ramón Llanos
La tragedia que está viviendo el pueblo sirio es la misma que ya han vivido los habitantes de los continentes de África, Asia y América Latina desde finales del siglo XIX, cuando comenzaron sus fechorías los gobiernos de los Estados Unidos.
Generalmente ha sido el mismo pretexto: la imposición de la seudodemocracia, modelo estadounidense. Sin embargo, todos saben que la verdadera motivación es el afán imperial de ganar posiciones estratégicas o apoderarse de los recursos naturales, especialmente los llamados minero-energéticos de cualquier país considerado como débil.
Siria está situada en el llamado Oriente Medio, es uno de los países considerados cuna de la humanidad. Al norte limita con Turquía; al sur con Israel y Jordania; al este con Irak y al oeste con El Líbano. En su territorio desarrollan su curso dos ríos de gran significación en el desarrollo de la cultura prehistórica, el Éufrates al norte y el Tigris que lo separa de Turquía.
Características de Siria
Tiene una población de 22’500.000 habitantes. El 90% son árabes. Tmbién viven allí unas minorías kurdas y armenias. La mayor parte de la población pertenece a las sectas sunitas y chiitas; pero también hay practicantes del cristianismo.
Antes de la guerra civil auspiciada, financiada y armada por Occidente, especialmente Estados Unidos y Gran Bretaña, Damasco, la capital tenía 3’900.000 habitantes; Alepo, 2’500.000; Homs, 700 mil; Latakia, 400 mil y Hama 310 mil.
Economía y política
La agricultura y la ganadería producen el 49% del producto interno bruto. Los principales cultivos son los cereales, algodón, tabaco, cítricos y aceitunas. Explotan petróleo, gas natural, fosfatos y asfalto. Contribuyen de manera importante a la economía del país el turismo y el cobro por el paso por su territorio de los ductos de petróleo.
La política relacionada con los ingresos de los asalariados es muy favorable para este sector, las empresas deben destinar un 25% de sus utilidades como remuneraciones extras. Además, la educación primaria es gratuita, igual los servicios médicos.
El presidente Bashar al Assad representa una coalición política llamada Frente Nacional Progresista, cuyo partido mayoritario es el Baaz, fundado en 1947, un año después de la independencia del país. El hecho de que la nación haya tenido unas sólidas relaciones con Rusia, desde la época del socialismo, le ha permitido a Siria contar con el apoyo de ese país para afrontar las agresiones de los imperialistas occidentales.
El conflicto actual
La guerra actual que soporta el pueblo sirio es consecuencia de las repetidas agresiones desatadas por la Unión Europea y los Estados Unidos, a partir del año 2011, cuando impusieron un bloqueo económico al país con la finalidad de debilitar la economía y fortalecer una oposición organizada y financiada desde el exterior. El plan, similar al que soporta Venezuela hoy, tenía como objetivo causar desabastecimiento y descontento en la población.
El segundo paso fue la campaña internacional contra el gobierno de Bashar al Asad, para justificar el apoyo financiero y armado de la oposición y las consecuentes acciones bélicas, que obligaron al presidente sirio a reprimir a los sediciosos. La intervención norteamericana y de la UE convirtió el conflicto en el infierno que ya ha causado 98 mil muertos, de los cuales siete mil son niños, según las estadísticas elaboradas por la ONU.
Ya que ni así han podido derrotar al ejército legítimo, ahora Obama, como siempre lo han hecho los gobiernos yanquis, se inventa la mentira del uso de armas químicas por parte de Bashar al Asad, para intervenir descaradamente en la guerra contra el pueblo sirio.
Putin se opone a la política guerrerista
Cuando los Estados Unidos creían tener todo listo para legitimar su agresión con el apoyo del Grupo de los 8, Putin, el gobernante ruso, se los desbarató. Primero, en la conferencia previa que sostuvieron los dos gobernantes y después en la reunión plena del G-8 llevada a cabo en Irlanda del Norte.
Sencillamente con firmeza se opuso a la agresión, desmontando el embeleco de las armas químicas. Así mismo dejó al descubierto la tramoya de la propuesta de la reducción de las armas nucleares, que no era sino la cortina de humo para ocultar o minimizar el impacto sobre la opinión pública de los ataques destructores contra Siria y sus habitantes.
Las palabras de Putin fueron crudas, muy distantes del lenguaje diplomático: “¿A quiénes van a ayudar? ¿A esos que abren los cadáveres de sus víctimas y se comen sus entrañas? ¿Son a esos a quienes quieren ayudar?” En esta situación hasta Ban Ki-moon salió en apoyo de la propuesta rusa de organizar lo más pronto posible una reunión en Ginebra del gobierno sirio y sus agresores para buscar una salida política al conflicto. Debemos señalar que en la reunión realizada en el mes pasado entre el secretario de Estado, John Kerry, y Putin, ya habían dialogado sobre esa conferencia de paz.
Así fue como se desbarató lo que un periodista europeo llamó: “EE.UU corteja al G-8 para actuar en Siria”. Lo que demuestra el resultado de la conferencia del grupo de los potentados es que el lenguaje directo y sin ambages de Putin resultó más seductor que el del imperialista genocida.
El resultado de la Conferencia del Grupo de los 8, no sólo tiene consecuencias político-militares, también tiene secuelas económicas. En una coyuntura caracterizada por la crisis que obstaculiza el desarrollo del mundo, la inversión en armas y otros insumos que requiere la guerra, se convierte en un estímulo para el crecimiento de la industria, el sector financiero y la disminución del desempleo.
Seguramente los guerreristas ya se inventarán otros subterfugios para incentivar la agresión a Siria y, a un enorme costo de sacrificios humanos, lubricarán su economía para intentar superar la crisis.
