viernes, abril 19, 2024

La fortuna

Tal es el efecto de las consecuencias positivas o negativas de acciones sobre los sentimientos, tanto de la persona que las realiza como de los demás; y así, la diosa Fortuna, que gobierna el mundo, ejerce alguna influencia allí donde no estaríamos dispuestos a permitirle ninguna, y dirige en alguna medida los sentimientos de las personas con relación al carácter y la conducta, tanto de sí misma como de las demás. El que el mundo juzgue por los hechos y no por las intenciones ha sido queja de todos los tiempos y es el gran desaliento de la virtud.

Todos están de acuerdo con la máxima general de que en la medida en que el hecho no depende del agente, no debería influir sobre nuestros sentimientos en lo tocante al mérito o corrección de su proceder. Pero en la práctica comprobamos que nuestros sentimientos virtualmente nunca se ajustan exactamente a lo que esta máxima equitativa prescribe. La secuela feliz o ruinosa de una acción no sólo tiende a imbuirnos de una opinión positiva o negativa acerca de la prudencia con que fue realizada, sino que además casi invariablemente anima nuestra gratitud o resentimiento, nuestro sentido del mérito o demérito de su designio.

Smith, Adam: De la causa final de esta irregularidad de los sentimientos en “La teoría de los sentimientos morales”. Edición de Carlos Rodríguez Braun, Filosofía Alianza Editorial, Madrid 2011, página 212.

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