jueves, marzo 28, 2024
InicioOpiniónEditorialLa comedia uribista

La comedia uribista

El uribismo, sin vergüenza alguna, pone en un mismo saco a personajes y agrupaciones con proyectos de sociedad completamente diferentes, por la simple razón de que coinciden en el hecho de querer terminar de forma pacífica un conflicto que ha cobrado la vida de cientos de miles de colombianos

BiTkdgDIcAAeszi

Andrés Felipe Manosalva Correa
@ManosalvaAndres

Como lo escribió Carlos Marx, algunos hechos y personajes se repiten una vez como tragedia y otra vez como comedia, cosa que se puede relacionar claramente con el discurso de Álvaro Uribe y los uribistas, discurso que no es ni original ni novedoso: solo cambia el contexto y algunos adjetivos. Por lo demás la lógica es la misma: meter en un solo saco a quienes sean sus oponentes políticos, a pesar de que estos sean profundamente distintos.

Sólo basta con acercarse al sector más radical de la Iglesia Católica en el periodo de La Violencia (1945-1965) liderado por personajes como Miguel Ángel Builes (¡candidato a santo!) obispo de Santa Rosa de Osos (Antioquia) y el obispo de Garzón (Huila) Gerardo Martínez Madrigal. Ellos dentro de su visión religiosa y política, repitieron en numerosas ocasiones el supuesto complot “liberal-comunista” para acabar con la religión católica y los principios morales de la patria.

Sin mayores evidencias, acusaron al “comunismo internacional” de haber asesinado a Jorge Eliécer Gaitán para promover una revolución y la toma del poder. Todo lo anterior, según ellos, con el consentimiento del Partido Liberal, que con sus reformas había abierto la puerta a los peores males de la patria. Así escribió Builes:

¿Y quiénes fueron los autores de tantos y tan grandes males? ¿Los conservadores? No. ¿Los comunistas solos? No. Queremos y es nuestro deber hablar claro: el comunismo planeó y organizó los horrendos desafueros pero no estuvo solo: el verdadero autor de la hecatombe es el liberalismo colombiano, vestido de comunismo, que concibió y realizó el movimiento[1. Palabras de Builes tomadas de: Carlos Miguel Ortiz Sarmiento. “Viva Cristo Rey”. Otras Quijotadas. [Medellín] Abril 1985: 37.].

Sin pudor indicaba que los propósitos del partido de los Lleras y los Santos eran iguales a los del Partido Comunista pues “en el liberalismo caben todos los errores y herejías, desde el ateísmo franco hasta el racionalismo y el Estado sin Dios y sin religión” y además “el liberalismo está bestializando a nuestra patria, de modo que ya ni los niños escapan a su diabólica maraña”[2. Palabras de Miguel Ángel Builes citadas en: Miguel Zapata Restrepo. La Mitra Azul: Miguel Ángel Builes: El hombre, el obispo, el caudillo. (Medellín: Editora Beta, 1973) 324.]. El “comunismo bolchevique vestido de liberalismo” como lo califica él, no era algo estrictamente nacional, sino que el “sovietismo ruso” había permeado a todo los partidos liberales latinoamericanos[3. Miguel Ángel Builes. “El liberalismo en Acción (Febrero 11 de 1949)” Cartas Pastorales del Excelentísimo señor Miguel Ángel Builes Obispo de Santa Rosa de Osos (Bogotá: Empresa Nacional de Publicaciones, 1957) 6.]. De esta manera, en 1949, respondía a la pregunta ¿Cuál es en Colombia el enemigo?

El liberalismo de izquierda, el liberalismo comunista, el liberalismo que fue capaz de producir un 9 de abril con todos sus horrores, el liberalismo que se prepara con diabólico furor, abierta o soterradamente, a librar su postrera batalla, ahora sí francamente contra Cristo y contra la Iglesia, batalla que inició el 9 de abril del año pasado en nuestra Patria[4. Ibíd. p. 12. ].

De una forma muy similar Gerardo Martínez indicaba que en las elecciones de 1949 se enfrentaban dos grupos: unos buenos, los conservadores, y otros malos, los liberales, aunque no usaba la palabra liberal, sino comunista: “Las derechas y las izquierdas […] diríamos con mayor precisión, el bien y el mal, cristianismo y comunismo. El cristianismo fuente de paz, de justicia y amor; el comunismo símbolo de guerra, de libertinaje y de odio”[5. Gerardo Martínez. “Circular número 46,” El Eco del Vaticano: Órgano oficial de la Diócesis de Garzón, [Garzón] marzo- abril 1949: 472.]. Este además, recomendaba abstenerse de la lectura de la “prensa impía” como El Tiempo, El Liberal o Jornada[6. Gerardo Martínez. “Pastoral para la Cuaresma de 1949,” El Eco del Vaticano: Órgano oficial de la Diócesis de Garzón, [Garzón] enero 1949: 438.].

No mi intención explicar las profundas diferencias del proyecto económico-político del Partido Liberal (que para esos años muy poco se diferenciaba al del Partido Conservador) con el comunismo, sino mostrar como Álvaro Uribe y los uribistas reproducen esta estrategia discursiva de manera muy similar.

En primer lugar califican de “castrochavista” a cualquier grupo o personaje que se opone a ellos o que defiende políticas contrarias a su proyecto. El ejemplo paradigmático es el de Juan Manuel Santos pues a pesar de que coinciden en el modelo económico que defienden y a pesar de que fue ministro del gobierno de Uribe, el presidente actual está “entregándole el país a las FARC” y dentro de poco Colombia será “otra Venezuela” pues no cabe duda que “traicionó” el legado uribista: es un “farcsantos” ¡qué susto!

En segundo lugar, señalan como defensores del terrorismo a quienes apoyamos el proceso de diálogo en La Habana. Señalan a organizaciones sociales y políticas como “plataformas políticas y comunicacionales” de las FARC solo por hacer visible a la sociedad los acuerdos logrados en la mesa de diálogo. En las redes sociales hacen sentir su furia y, como su líder lo hizo, califican como “terroristas vestidos de civil”[7. “Uribe demandó por calumnias al Nobel Adolfo Pérez Esquivel” Los Andes.com.ar 25 de febrero de 2015] a quien se atreva a cuestionar al, según ellos, “mejor gobierno de la historia de Colombia”.

Por último, en los medios de comunicación cuando otro de sus ilustres miembros es capturado (como ocurrió con Santiago Uribe) gritan a los cuatro vientos que es una persecución política al uribismo. Pero no es una persecución cualquiera, es “planeada estratégicamente” desde La Habana.

Tal cual como lo hacía Builes y Martínez, señalando que el liberalismo y el comunismo tenían “conformidad perfecta de doctrinas y sistemas”[8. Véase palabras de Pedro María Rodríguez en: Gerardo Martínez. “Circular número 46,” El Eco del Vaticano: Órgano oficial de la Diócesis de Garzón, marzo-abril 1949: 479.], el uribismo, sin vergüenza alguna, pone en un mismo saco a personajes y agrupaciones con proyectos de sociedad completamente diferentes, por la simple razón de que coinciden en el hecho de querer terminar de forma pacífica un conflicto que ha cobrado la vida de cientos de miles de colombianas y colombianos, o por el hecho de tener una posición crítica frente a Uribe y su partido. ¿Santos castrochavista? ¡Ya quisiéramos!

RELATED ARTICLES

Most Popular

Recent Comments