La UP refuerza su trabajo electoral en todo el país y afirma sus objetivos políticos a favor de la unidad, la paz y la apertura democrática
Gabriel Becerra Y.
La campaña electoral ha entrado en la recta final. Por estos días a lo largo y ancho del país, en 114 municipios de 25 departamentos la bandera amarilla y verde de la UP se levanta otra vez; por entre las grietas de una guerra que amenaza con llegar a su fin, florecen rosas amarillas.
Agitando un programa de paz
Teniendo en cuenta sus particularidades departamentales, municipales y locales las candidaturas de la UP agitan un programa renovado que mantiene vivos los principales postulados políticos fundacionales y proyecta un ideario de soberanía nacional, democracia y paz con justicia social acorde a las necesidades actuales. Solución política del histórico conflicto social armado en Colombia y paz con justicia social.
Reparación integral a las víctimas, reparación política y deber de la memoria.
Democratización efectiva de todas las dimensiones de la vida social.
Pleno goce de los derechos humanos y de los derechos de la Madre Tierra.
Soberanía, internacionalismo e integración latinoamericana.
Transformación de las relaciones de poder hacia un Estado y gobierno democráticos.
Tejiendo unidad
Junto a las ideas vigentes de la UP se encuentran sus candidatos, expresión en lo fundamental del liderazgo social y político de diversas generaciones en regiones rurales y urbanas donde su legado logró sobrevivir de diversas maneras. A estos voceros con trayectoria, se han sumado también otros líderes, hombres y mujeres, que provienen de sectores independientes y sin militancia política, identificados con su proyecto.
Entre ellas, se destacan las candidaturas en regiones de frontera como Maicao, en La Guajira; en el Catatumbo, los municipios de San Calixto, Teorama, Hacarí, Ocaña y la candidatura de la defensora de derechos humanos Judith Maldonado a la Gobernación de Norte de Santander; en Arauca, los municipios de Arauquita y Fortul; en Nariño, la UP logró en alianza con sectores populares inscribir candidaturas en varios municipios, incluyendo su capital, Pasto.
La candidatura de Imelda Daza a la Gobernación del Cesar es una de las más emblemáticas, es un símbolo político del retorno de cientos de exiliados, y única carta política honesta y transparente en un departamento y región que sigue presa de las mafias políticas tradicionales. Es ejemplo de tesón y coraje, de convicción y compromiso con la defensa de las ideas de la paz con cambios en una de las regiones más desiguales del país. Condición que comparte con el conjunto de candidaturas de la UP en los departamentos de Córdoba, Sucre, Atlántico, Magdalena, en donde ha sido necesario hacer frente a los intentos de la política tradicional por infiltrar las listas.
La UP no hizo feria de avales, ni convirtió su personería jurídica en un negocio, se esforzó al máximo para actuar con rigor e impedir que su imagen y legado sean utilizados por intereses ajenos a su ideario.
La UP también retornó a otras regiones representativas del país mediante candidaturas propias o en alianzas, se destacan Urabá, Caquetá, Meta, Eje Cafetero, Huila, Tolima y varios municipios del Valle, Cauca y Chocó.
Derrotar el miedo
El retorno de la UP ha implicado también derrotar la cultura del miedo y enfrentar las amenazas que persisten. A Hugo Sánchez, candidato de la UP en el municipio de Los Palmitos, Sucre, no solo le dispararon, el comandante de Policía en el departamento desestimó la agresión, estigmatizándolo ante los medios por un hecho del cual la Fiscalía certificó fue archivado por falta de pruebas.
A Marino Grueso, candidato con más opciones para ganar la Alcaldía de Guapi, un fiscal especializado decidió detenerlo y mantenerlo preso como estrategia para impedir su campaña en medio de un proceso judicial amañado y sin garantías. Las organizaciones populares de Barrancabermeja han protestado igualmente por la detención del candidato al Concejo de la UP, Juan Francisco López Bautista, señalado y casi condenado anticipadamente por una desproporcionada propaganda en los principales noticieros nacionales.
A lo anterior, se suman los vicios de la política tradicional que beneficia fundamentalmente a los partidos de siempre a través de la corrupción, el clientelismo, el uso descarado de grandes cantidades de dinero, legal e ilegal, y de los medios de información a favor de sus candidaturas.
Como parte de esa política ventajista y excluyente que persiste, la UP fue revictimizada por la mayoría del CNE al negarle los recursos de funcionamiento que durante 12 años dejó de recibir, afectando su capacidad organizativa e indirectamente limitando su capacidad política para competir en igualdad de condiciones.
El gobierno tiene sobre sus hombros el compromiso de cumplir. Ni un atentado, amenaza, encarcelamiento y persecución más contra la UP o contra cualquier luchador popular. Llegó el momento de la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición.
En la recta final
Quedan dos semanas para reforzar el trabajo y lograr canalizar el mayor número de respaldos posibles. Es un momento para redoblar esfuerzos, visitar y recordar a militantes, afiliados, familiares y amigos la importancia de salir a votar por la UP.
La UP regresa con coraje, ideas y esperanza a levantar la tarea política de abrir espacios a los movimientos alternativos, al cambio con paz y justicia social, a la unidad, a las luchas que la firma de un acuerdo de paz impone para transformar a Colombia.
