jueves, marzo 28, 2024
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Importancia del debate de Iván Cepeda sobre paramilitarismo en Colombia

La principal conclusión y, a nuestro modo de ver la más importante, es cómo el régimen capitalista y su pútrida clase dirigente están cruzados por el narcotráfico y el paramilitarismo. Como dijera alguien: “Por donde chuce sale pus”.

ivan cepeda

Nelson Lombana Silva

Mientras la derecha y la extrema derecha hacen ingentes esfuerzos por minimizar el contenido, el fondo del debate que desarrolló en el parlamento colombiano el senador por el Polo Democrático Alternativo Iván Cepeda Castro el pasado 17 de septiembre sobre el paramilitarismo y uno de los grandes mentores de éste, Álvaro Uribe Vélez, ex presidente y actualmente senador de la república, el pueblo común y corriente se despabila y lanza sus propios puntos de vista sobre la pútrida clase dirigente nacional que hace más de 200 años está empotrada en el poder en forma ilegal y fraudulenta.

Los medios de comunicación adictos al régimen capitalista luchan por minimizar el contenido del debate que puso en blanco y negro la forma corrupta y criminal como los supuestos “héroes de la patria”, vienen succionando la sangre y el sudor del pueblo humilde que a diario hace ingentes esfuerzos escasamente por sobrevivir.

“¿Vio el debate?”, le preguntó un anciano a su contertulio, mientras almorzaban en el modesto restaurante del centro de Ibagué, sobre la carrera tercera con calle 12. “Claro –contestó el contertulio–. El gobierno quería eso, destapar el avispero”. Por su parte, el ex parlamentario Gustavo Ramos Arjona, en cerrado debate radial con el secretario general del Partido Comunista Colombiano, local Ibagué, y el diputado de Opción 7, Juan Carlos Mendoza, ante la contundencia del citado debate, no tuvo más que decir que seguiría siendo uribista a morir. “Estoy dispuesto –dijo– a dar la vida por Uribe”.

“Vi el debate desde que comenzó hasta que terminó. Los argumentos de Iván extraordinarios. Además, las posiciones de algunos parlamentarios de la derecha. Ayudaron mucho a desenmascarar al señor Uribe y su patota”, dijo Édgar Sánchez Cortés, dirigente regional del Partido Comunista Colombiano.

Momentos del debate

Es evidente que el señor Uribe y, en general, la derecha y la extrema derecha movieron todos los fierros, como se suele decir en el argot popular, para evitar el debate. Cada quien puso su parte. Sin embargo, la tenacidad del parlamentario polista y quienes de una u otra forma ayudaron a su organización hicieron posible que éste se realizara con suma grandeza.

Se saboteó el debate hasta por el mismo presidente del senado, Jimmy Chamorro, la persona que estaba en la obligación de brindar garantías para todos, llegando al extremo de pretender cercenar el uso de la palabra, posición vergonzante y deplorable por cuanto la herramienta fundamental, la esencia del parlamento, son las palabras para exponer ideas y controvertirlas. Pretendió desde un principio aplicar la censura.

Iván y su unidad legislativa vencieron con entereza ese obstáculo. Y a pesar del poco tiempo para sustentar las distintas afirmaciones, el senador Cepeda Castro pudo sintetizar magistralmente la turbulenta y borrascosa vida del ex presidente Álvaro Uribe Vélez. Pudo demostrar una vez más lo que hace un tiempo atrás vienen denunciando el Partido Comunista Colombiano y distintas fuerzas democráticas y de izquierda en Colombia.

“¡Ojo con Uribe!”, solía decir el famoso humorista Jaime Garzón, por ejemplo. Durante el debate radial con el doctor Ramos Arjona, le pudimos recordar que Uribe prostituyó el Palacio de Nariño, al extremo de convertirlo en guarida de narcotraficantes y paramilitares. Por eso se solía denominar durante los terribles ocho años de Uribe la “Casa de Nari”, porque así le solían decir los paras y narcos al referirse a la Casa de Nariño.

Uribe se retira del recinto cuando va a comenzar el debate, regresa cuando ha pasado la intervención central de Cepeda Castro, no responde absolutamente nada, se dedica a acusar y a parafrasear seguramente con el propósito de engañar incautos. Sarta de palabras y frases incoherentes intentando levantar cortinas de humo para pretender tapar el sol con las manos y minimizar el contenido, el fondo, la esencia, la almendra del debate.

Pero ni su poder militar, ni su poder paramilitar, ni su poder económico, le resultaron suficientes para que el senador Iván Cepeda Castro no lo desnudara y lo presentara con su verdadero rostro criminal, mafioso y paramilitar que identifica al señor Uribe y que esconde hábilmente con el rostro ingenuo e inofensivo de seminarista de pueblo.

Gustavo Ramos Arjona, el uribista pura sangre, dijo también durante el debate radial que el senador Cepeda había llegado al final, se había desahogado y que seguramente había descansado y para siempre. A lo cual le contestamos: Posiblemente descansaron los familiares de los 60 mil desaparecidos mal contados durante los ocho años de gobierno de Uribe, los familiares de las más de cuatro mil víctimas de los “falsos positivos”, los miles y miles de campesinos que perdieron sus tierras, los cinco millones de desplazados y un largo etcétera, porque el senador Iván Cepeda Castro le pudo quitar el antifaz al señor Uribe Vélez, pudiendo demostrar claramente que él fue el principal líder de esta tragedia nacional que nos avergüenza ante propios y extraños.

Lecciones para desarrollar

El debate resulta histórico. Se hace necesario en consecuencia analizar detenidamente las conclusiones en el marco de la lucha de clases y las perspectivas del proceso de diálogo que se adelanta con las FARC en La Habana (Cuba). Por supuesto, cada quien deberá sacar sus propias conclusiones, las cuales deben desarrollarse al calor de la lucha revolucionaria en aras de avanzar hacia la democratización del país. Algunas serían:

1. La principal conclusión y, a nuestro modo de ver la más importante, es cómo el régimen capitalista y su pútrida clase dirigente están cruzados por el narcotráfico y el paramilitarismo. Como dijera alguien: “Por donde chuce sale pus”. De otra manera, la corrupción es la constante, prácticamente en todos los estamentos de la clase dirigente dominante en Colombia.

2. Los tentáculos del paramilitarismo y del narcotráfico han permeado las supuestas instituciones democráticas del país. ¿Quién podría decir lo contrario?

3. El fenómeno del paramilitarismo que comenzó en Medellín con las Convivir, siendo Uribe alcalde y después gobernador de Antioquia, no es cuento del pasado, no es historia patria, como algunos socarronamente lo que quieren insinuar e, incluso, plantear. Es una realidad latente. El jefe sigue vivo y coleando.

4. Todos pensábamos que Álvaro Uribe Vélez era la oveja “negra” de esta familia antioqueña. Pues no es así. Iván Cepeda Castro pudo demostrar que su padre, sus hermanos y primos, prácticamente todos, tienen relación de vieja data con el narcotráfico y el paramilitarismo.

5. Los Estados Unidos tienen la hoja de vida de Uribe y su familia. Sabe quiénes son y qué hacen. La pregunta elemental es: ¿Por qué aún no han sido extraditados? La hipótesis más fuerte es la siguiente: Uribe es un agente de la CIA, un alfil para implementar el plan contrarrevolucionario gringo para intentar hacer fracasar los procesos democráticos y revolucionarios que se vienen sucediendo en América Latina. El día que no le sea útil, seguramente ese día será esta familia extraditada. Los Estados Unidos no maneja relaciones humanas, maneja relaciones comerciales.

6. El debate logra colocar en blanco y negro la realidad borrascosa de Colombia, saca a flote nuevos enemigos declarados de la paz y la salida política. Pero también enseña que solo la unidad alrededor de un frente amplio por la paz puede encarrilar al país por un sendero distinto.

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