jueves, marzo 28, 2024
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Ibagué, cumple 463 años

Nelson Lombana Silva

La ciudad musical de Colombia, Ibagué, Tolima, se encuentra de pláceme, nada más y nada menos que por estar cumpliendo 463 años de su fundación, hecho que tuvo ocurrencia el 14 de octubre de 1.550 por el capitán ibérico Andrés López de Galarza y su patota invasora, después de asesinar cientos y cientos de aborígenes de la etnia Pijao que con coraje dignidad vendieron muy cara su derrota.

Esta ciudad intermedia se encuentra ubicada en el corazón de Colombia, sobre la cordillera central de los Andes, entre el imponente cañón del Combeima y el exuberante valle del río Magdalena en cercanía del nevado del Tolima.

Su altitud promedio es de 1.285 metros sobre el nivel del mar, tiene trece comunas, 17 corregimientos, 144 veredas y 14 inspecciones de policía. Cuenta actualmente con 600 mil habitantes aproximadamente.

El título de “Ciudad musical de Colombia”, se debe al francés conde de Gabriac, quien concedió dicho título en sus crónicas de viajes publicadas en Europa hacia 1.886, al quedar gratamente impactado con el ubérrimo ambiente musical de esta población y su entorno.

Por su parte, Andrés López de Galarza era natural de Villabragima, provincia de Valladolid, España. Era contador graduado, llegó al país con el cargo de Tesorero de la Real Hacienda. Sin embargo, se le encomendó la misión de arrasar con el pueblo Pijao, tomar el denominado “Valle de las Lanzas”, siendo nombrado capitán y justicia mayor para fundar una población de españoles y establecer un camino más corto a Popayán.

El pueblo aborigen Pijao vendió cara su derrota. Prácticamente fue exterminado con la caballería y la fiereza de los perros amaestrados para devorar indígenas. Tuvo que hacer varios intentos. Este invasor murió en Tunja donde reposan su despojos. Los últimos días los dedicó a la agricultura y la industria textil, después de haber sido también alcalde de Bogotá y de Tunja. Su deceso se produjo en 1623 a la edad de 51 años.

Conmemora su onomástico 463, en medio de una crisis sistémica terrible. Ibagué, es una de las ciudades con el mayor índice de desempleo a nivel nacional, la inseguridad va en aumento y la pobreza resulta galopante. Niños y ancianos mueren de física inanición. La corrupción campea y la politiquería se multiplica. Las elecciones se ganan a punta de compra literalmente del sufragio, es vox populi. No hay empresas que ofrezcan empleo. No hay alternativas promisorias para la juventud.

El neoliberalismo avasalla todo rastro de esperanza. El pueblo es víctima del terrorismo de Estado, el narcotráfico, el tráfico de armas y el paramilitarismo. La izquierda es muy débil todavía sobre todo por su atomización.

Ayer, comenzaron las diversas actividades para la celebración de su cumpleaños, un desfile multicolor por las calles céntricas se realizó reflejando la identidad cultural de este pueblo que aún no ha roto sus cadenas.

Hoy se presentarán 205 músicos en el parque Manuel Murillo Toro, a partir de las siete de la noche, quienes interpretarán la novena sinfonía de Beethoven. Durante el domingo y el lunes, se complementará la programación con mucha alegría y cultura en honor a la ciudad musical de Colombia.

Dentro del barullo de las actividades realizadas para la efeméride encontramos a la dama Enelia Caviedes, una de las matronas de la ciudad, quien ha dedicado su vida al periodismo radial y a las obras sociales y comunitarias. Una mujer nostálgica y otoñal que recuerda a la ciudad cuando era feliz e indocumentada para traer a colación el lenguaje macondiano.

Con sumo romanticismo hace una interesante semblanza de Ibagué 40 años atrás y plantea unos desafíos bastantes cercanos a la realidad. Según su parecer el futuro de la ciudad radica en la educación y en menos presupuesto para la guerra y la violencia. Señala: “Que hayan miles y miles de maestros, más que armas, más que fusiles, más que violencia, que hayan educadores y que hayan ingenieros que abran caminos veredales y carreteras”.

La página web: www.pacocol.org dialogó brevemente con la dama Enelia Caviedes en el parque Manuel Murillo Toro, mientras observábamos el vistoso desfile:

– Ibagué está de pláceme, preparándose a cumplir un año más de vida. ¿Qué recuerda usted de esa Ibagué antigua?

La ciudad era muy fría. La temperatura promedio era 15 grados centígrados. La gente vestía de saco, corbata y ruana. Pero, se ha venido calentando mucho. Se ha llenado de mucha gente, vivimos unas 600 mil personas. Estamos muy felices de vivir aquí.

– ¿Cómo era la forma de ser de la gente de esa época que usted evoca ahora?

La gente de esa época era muy pacífica, muy callada, muy introvertida. El clima ameritaba que así se fuera. Esto se volvió tierra caliente y ha venido gente de todo el país a vivir aquí.

– ¿Cómo se celebraban las fiestas en esa época?

Eran muy sencillas, más que todo, culturales a través de la música del conservatorio de música del Tolima, a través del encuentro entre las familias, era costumbre que las familias se reunieran con motivo del cumpleaños de la ciudad.

– ¿Cómo era el ambiente, la paz, la tranquilidad, la seguridad de esa época?

Era grande. Había poca gente, se podía controlar había una buena policía; hoy en día ha crecido mucho la ciudad y por lo tanto, los problemas también.

– ¿Cuáles son los principales retos que tiene hoy la ciudad de Ibagué, una ciudad intermedia?

Tiene que educar. Un gobierno que no educa a sus conciudadanos no tiene nada que esperar de ellos. Existe la facilidad por la cantidad de universidades, de colegios e instituciones educativas, son para sacarles partida y hacer que el pueblo esté muy educado.

– ¿Cuáles serían los principales desafíos de la ciudad musical de Colombia en este siglo XXI?

Que se contrate a todos los maestros que van saliendo de las Normales y de las universidades, que hayan miles y miles de maestros, más que armas, más que fusiles, más que violencia, que hayan educadores y que hayan ingenieros que abran caminos veredales, que hayan carreteras, que abran muchas obras de progreso.

– ¿Cuáles eran los barrios de más renombre?

El barrio La Pola que fue el primero que fue fundado y quedaba en las orillas del río Combeima, donde hoy es el barrio Libertador. La parte cultural era en la plaza Simón Bolívar y este barrio La Pola donde quedan los tanques del IBAL. El barrio Belén y después se fueron formando los demás barrios, entre ellos, el Interlaken y Cádiz que fueron haciendo crecer la ciudad para la parte comercial.

– ¿Qué personajes merecen ser recordados hoy en este cumpleaños de Ibagué?

Vale la pena recordar al maestro Alberto Castilla, que tuvo en su mente crear el conservatorio de música del Tolima y que hoy, cien años después, sigue brillando con luz propia y dando muchos valores a todo el mundo, a toda la patria colombiana y al exterior.

A doña Amina Melendro de Pulecio, a don Floro Saavedra Espinosa, fundador del periódico El Derecho, a doña Aída Saavedra de García, a Adriano Tribín Piedrahita, a Cecilia Castillo de Robledo, la madre del señor Robledo, una mujer de gran transcendencia que ayudó a los artesanos y muchas imágenes. Mucha gente valiosa ha pasado por esta ciudad, como Rafael Parga Cortés, impulsor de la universidad del Tolima; como nuestro amigo el doctor Rivera. Vuelvo y digo: Mucha gente que ha pasado por aquí sembrando semillas de esperanza.

– ¿Cuál fue el proceso mediante el cual Ibagué comenzó a pasar de pueblo grande a ciudad?

Después de los IX juegos atléticos nacionales que fueron hace cuarenta años con la construcción de las piscinas olímpicas de la calle 42 con carrera quinta y la creación de barrios que primero fueron alojamientos de los deportistas y luego como el Metaima y los barrios aledaños para venderlos a funcionarios públicos, a los empleados de todas las instituciones de la gobernación y de la alcaldía. Entonces, se fue creando una nueva Ibagué; luego, vino el doctor Merino Gordillo, que fue un excelente gobernador del Tolima, y crearon el barrio La Macarena, compraron esos terrenos alrededor de la unidad deportiva. Para mí, el despegue de Ibagué fueron los novenos juegos atléticos nacionales que se inauguraron el cinco de diciembre de 1970.

– ¿Qué le ha significado a usted vivir en la ciudad musical de Colombia, Ibagué?

Esta ciudad es muy bella, es muy amable, es muy culta. Las gentes son de muy buena calidad y la música es la compañera de todas las horas, de todos nosotros. Entonces el conservatorio de música del Tolima, la universidad del Tolima, los colegios, todas las universidades que han venido a engrosar este mundo de la educación, como la universidad de Ibagué, la Cooperativa, Antonio Nariño, la Unibagué, el Minuto, la CUN, muchas empresas de ese orden cultural que nos complace mucho que vengan a sentar sus bases en esta ciudad de Ibagué.

– Inicialmente, ¿Cuál era la calle o la carrera más importante de Ibagué?

Era la carrera tercera y la calle del comercio que era la quinta. Esta la ampliaron en el gobierno de Francisco Peñaloza, que fue un excelente administrador, como quiera que fuera alcalde en siete oportunidades y fue gobernador del departamento y también fue parlamentario. En ese tiempo se amplió la carrera quinta y la carrera tercera, frente a la gobernación es relativamente nueva, amplia, pero común y corriente. La volvieron peatonal y ha sido un buen acierto, durante el gobierno de Jorge Tulio Rodríguez.

– ¿Cómo fue posible la construcción del Palacio El Mango?

Este edificio de la gobernación se hizo durante el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla; él tenía gobernador y este gobernador se le ocurrió que tenía que construir una nueva gobernación. Hubiera sido para nosotros los románticos mejor haber remodelado la gobernación que había y dejarla como testimonio, como hacen en otras ciudades como Manizales o Popayán. Aquí la tumbaron e hicieron la que hay actualmente que se llama el palacio de El Mango por el árbol del mango que queda al frente.

– Ibagué no tiene una arquitectura definida. ¿Usted qué opina?

Pues no porque ha ido creciendo por “retazos”. Se está creciendo por la parte de Arkacentro, es un sector lleno de posibilidades para los comerciantes. Pero, le hace falta más planificación.

– Finalmente, ¿Qué siente, qué significa para usted asistir a la celebración de los 463 años de la fundación de la ciudad musical de Colombia, Ibagué?

Alegría. Quiero desearle lo mejor de mundo, que seamos todos positivos, que acompañemos las buenas acciones, que seamos muy estudiosos, muy trabajadores y muy comprometidos con la marcha de nuestra ciudad, nuestro departamento y nuestro país. ¡Feliz cumpleaños Ibagué, Tolima!

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