viernes, marzo 29, 2024
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Hospital San Juan de Dios, ¿saldrá de cuidados intensivos?

El otrora más importante hospital de Colombia se encuentra en manos del Distrito Capital, pero su suerte aún no está definida

Hospital San Juan de Dios, en el barrio Hortúa, Bogotá.
Hospital San Juan de Dios, en el barrio Hortúa, Bogotá.

Mireya Gallo Piñeros

Es necesario explicar qué es el hospital y los problemas que ha tenido a lo largo de su existencia. Para nadie es un secreto que el primero y el más importante centro médico de América Latina y de Colombia fue el San Juan de Dios. Sus grandes aportes a la investigación y la salud hacen que Colombia sea reconocida como piloto en temas de salud; programas como Mamá Canguro, operación de corazón abierto, creación de vacunas y medicamentos son apenas una muestra, sin olvidar que las innovaciones de José Celestino Mutis, en su época, fueron en parte debidas a la existencia de los viejos y abandonados edificios de La Hortúa.

Poca literatura guarda las historias del hospital. Solo en la memoria de algunos pocos colombianos que hacen un silencioso trabajo social por la defensa de los derechos y la conocen. Es el caso de David Cristancho, un arquitecto, líder social y defensor del San Juan de Dios. Presidente del consejo de planeación de la localidad Antonio Nariño, un colombiano ejemplo de lucha por la memoria histórica, reflexiona:

“Decir que el hospital es un monumento nacional, es muy poco para toda la historia que tiene. Mucho antes de que naciera Bogotá, existió el hospital en el año 1723, antes de la independencia de Colombia. En ese momento en que los españoles estaban gobernando nuestro territorio, el rey español Juan de los Barrios funda el hospital más grande del momento y decide hacerlo en el pueblito de Bogotá, antes que en Santa Marta la primera y más grande ciudad en ese momento. Al encontrar todas las condiciones necesarias para hacerlo. Se reconoce a Bogotá como la capital del estado de Cundinamarca en este momento, una de las más importantes geográfica y políticamente”, explica.

Para la época de la Colonia, tener un hospital en la época era crucial para nuestro ejército libertador, que necesitaba recuperarse de cada una de sus batallas para emprender las siguientes; es por ello que Simón Bolívar lo honra como el hospital patrio y al servicio del pueblo, por ser el lugar donde nuestros soldados fueron atendidos, y en este mismo momento se caracteriza por ser el más importante y cumplir con un derecho fundamental: salud gratuita para todos los colombianos. Aunque son hechos históricos muy antiguos urge rescatarlos para entender por qué el hospital es hoy en día la piedra en el zapato.

La Beneficencia de Cundinamarca

Las autoridades de turno en 1875 crean la Beneficencia de Cundinamarca para separar las actividades de administrar el hospital y por otro lado “preservar, mantener y defender las propiedades de este mismo”. Hasta el día de hoy los gobernadores de Cundinamarca y la Beneficencia se han hecho responsables de las ventas ilegales de los terrenos que le pertenecen al hospital público.

El 1922 el señor J.J. Vargas testó la hacienda El Salitre, la cual corresponde al territorio actual de la avenida 30 hasta la Calle 68 con Avenida Boyacá, por la calle 22. Este territorio ha sido vendido por la Beneficencia y la Gobernación sin reportar el dinero al hospital, afirma Inés Valderrama, abogada defensora del H.S.D. “¿Cómo y con qué títulos se ha beneficiado la Gobernación de Cundinamarca vendiendo los predios heredados por testamento de J.J. Vargas?”, se pregunta durante varios años de investigación.

Los terrenos del centro comercial Gran Estación, que hacen parte de las herencias del hospital, fueron vendidos por 31 millones de pesos en el 2008 y la Beneficencia nunca invirtió este dinero al hospital. Por otro lado la venta de los terrenos de la Terminal de Transportes, Club del Salitre, la ciudadela Luis Carlos Angulo, pasan la cifra de los 12 billones pesos. Dinero que nunca ha sido entregado a Bogotá ni al hospital, por el contrario ha sido administrado por la Gobernación. Cabe aclarar que desde 1991 Bogotá es declarada como Distrito Capital de Colombia y tiene gobierno distrital propio, y desde ese momento el hospital le pertenece a Bogotá y no a la Gobernación.

Aunque es ilógico pensar que Bogotá capital del país y Distrito Capital tuvo que pagar por la compra de un hospital que no se entregó en las mismas condiciones, cuando la Beneficencia era su administradora y lo peor aun es que su legítimo dueño (Bogotá) tuvo que pagar la cifra de 150.280 millones de pesos. La buena noticia es que ahora es legalmente de los bogotanos.

Por la defensa de la salud

El hospital se cerró en 1998 y desde ese momento los 2.700 empleados fueron despedidos de su trabajo. Durante todo este tiempo el hospital ha estado en proceso de liquidación por parte del Estado, pero gracias a la lucha de los trabajadores se ha logrado mantener. El gremio sindical del San Juan está compuesto en su gran mayoría por trabajadores de oficios varios, jardineros, vigilantes, auxiliares y una pequeña parte de jefes de enfermería, quienes han tomado las instalaciones para defender el derecho a la salud y el trabajo. La ley 100 del sistema obligatorio de salud, liderada por el ex presidente Álvaro Uribe, dejó sin piso y sin sustento continuar con la apertura del hospital y los servicios de salud por parte de los trabajadores defensores.

Además de la gestión sindical, en el año 2002 la comisión sexta decreta la ley 735, de la senadora María Isabel Marulanda, en la cual se reconoce el hospital como patrimonio nacional. Este logro legislativo permitió al hospital librarse de la demolición y desaparición total. Al ser reconocido como patrimonio no se toca ni se altera su arquitectura, y con este paso legislativo el hospital sobrevive. Pero aún no hay nada seguro, falta mucho por conocer de lo que viene.

El centro asistencial tendrá que enfrentarse a un emporio económico muy fuerte de la salud. Empresas como Saludcoop, Café Salud, Cruz Roja, Colsánitas, son las más grandes EPS de Colombia y una gran competencia, quienes aspirarían a tomarse el hospital si el Distrito no logra hacer una buena inversión. El hospital todavía no se ha recuperado y se corre el riesgo de perderlo si los bogotanos se descuidan.

A la actual administración de Gustavo Petro le queda año y miedo para terminar este proyecto. El hospital ahora está bajo la red de hospitales públicos, para la apertura total tendrán que remodelarlo y hacer grandes cambios de construcción a cargo la Empresa de Renovación Urbana (ERU) y el Instituto de Patrimonio y Cultura (IPC).

Gustavo Petro dio un gran pasó por la defensa de lo público y los derechos a la salud, pero para construir un proyecto en Colombia se va una etapa de prefactibilidad, donde se contrata un estudio y este nos dice cuánto nos va a costar, una etapa de diseño del proyecto y luego se pone a licitación y el siguiente año es cuando ya se sabe con certeza la apertura total del San Juan. Eso será en dos o tres años, en el mandato del siguiente alcalde. Ahora solamente la veeduría ciudadana y la voluntad política de la Administración Distrital le podrán dar la certeza al hospital de salir de cuidados intensivos a estar fuera de peligro.

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