Entrega de restos de Antonio Carvajal. Primera ceremonia de entrega de restos humanos bajo el Protocolo de Entrega Digna presentado el 28 de agosto pasado. Asfaddes sigue al lado de la investigación para que el crimen no quede en la impunidad
Kikyō
Era tan solo una niña de 10 años de edad, pero angustiada y enfurecida con los hombres que entraron a las malas a su casa y le amarraron las manos a su papá, tomó la escoba y empezó a golpear a uno de esos hombres para que lo soltara y no se lo llevara.
Ese 11 de marzo de 2003 a eso del mediodía, dos hombres habían ingresado sin ser invitados a la casa ubicada en el barrio Robledo (Aures) de Medellín, en donde vivía en arriendo Antonio Carvajal con sus hijos y su esposa Verónica.
“Uno de los hombres me dijo que si no controlaba a esa hp muchachita me la iban a matar en las patas. Así que traté de controlarla. Inmediatamente después de que se lo llevaron llamé a la Asociación de Campesinos de Arauca y a varias organizaciones de derechos humanos”, relató Verónica la esposa del desparecido.
En ese momento ante la impotencia de su esposa y su pequeña hija se lo llevaron. Antonio apenas hacía gestos como indicándoles que se cuidaran que se fueran y se escondieran. Verónica recuerda su mirada de despedida, casi augurando que no lo volvería a ver nunca más. En su memoria quedaron grabadas las prendas que su esposo llevaba puesta, su pantalón azul y su camisa a cuadros.
El reencuentro
Antonio y su familia eran desplazados de la región del Urabá antioqueño, por ser miembro del Partido Comunista-Unión Patriótica, además había sido presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Diana Cardona en Apartadó, directivo de la Junta de Acción Comunal del barrio La Honda en Medellín y a pesar de su pobreza (era vendedor ambulante) trabajaba con población desplazada, por quienes siempre fue muy apreciado.
El pasado martes 10 de septiembre en el Centro de Memoria de la ciudad de Bogotá, la Fiscalía realizó la entrega formal de los restos mortales de Antonio José Carvajal a su familia. Sus huesos, junto con los de otras personas, fueron encontrados en una fosa común en Antioquia, envueltos en bolsas plásticas. Gracias al apoyo y acompañamiento de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Asfaddes, se les practicó pruebas de ADN, prueba final para identificar al dirigente comunista.
VOZ habló con Gloria Gómez, de Asfaddes, sobre este caso:
“No es fácil lograr resultados tan rápido. Ya son 32 años insistiendo que los busquen, sin voluntad de quienes tienen el deber de encontrarlos. A comienzos de los 80, nosotras mismas íbamos y buscábamos cuerpos, claro ahora nos devuelven huesos. No hemos logrado rescatar a las personas vivas. Siempre los hemos reclamado vivos, pero creo que en estos tiempos donde la barbarie es la constante, hallar a una persona después de 11 años por supuesto nos llena de fortaleza para seguir en nuestra lucha”.
Protocolo de Entrega Digna
La ceremonia realizada el 10 de septiembre en donde participaron la Fiscalía, las organizaciones que han acompañado este caso y la familia de Antonio, es la primera después de la presentación del Protocolo Interinstitucional de Entrega Digna, presentado el 28 de agosto de este año, el cual contó con un gran aporte de Asfaddes y que surgió como necesidad de escuchar, atender a los familiares de las víctimas y a las víctimas con respeto, con consideración, pero sobre todo la necesidad de respetar la decisión de cómo quieren recibir a sus familiares, cómo los devuelven, en qué condiciones los devuelven y posicionar la dignidad por encima de toda norma.
Por su parte la familia ofreció una hermosa homilía liderada por el padre Henry Ramírez de la comunidad Claretiana, quien recordó a los cientos de desaparecidos en Colombia.
Por este crimen hay dos investigados bajo los cargos de concierto para delinquir, desaparición forzada, tortura y homicidio.
