jueves, abril 18, 2024
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Golpe contra Jacobo Arbenz: Complot de la Casa Blanca

Libardo Muñoz

Jacobo Arbenz fue un político guatemalteco que en su juventud tuvo formación militar pero que después, en la vida civil, se convirtió en un hombre honesto que ganó en unas elecciones limpias la presidencia de su país.

Jacobo Arbenz.
Jacobo Arbenz.

Arbenz se posesionó el 15 de marzo de 1951, trató de gobernar de la mejor manera posible a un país pequeño, pobre, atrasado, con un alarmante índice de analfabetismo, dominado por terratenientes de mentalidad feudal, inescrupulosos en su afán de enriquecimiento personal, que tenían a los Estados Unidos como a su dios protector, y que pronto montaron una conspiración criminal contra su gobierno de orientación popular.

El presidente de EE UU en ese momento, Dwight Eishenhower, apoyó y ordenó el financiamiento del golpe, utilizando como punta de lanza a la United Fruit Company, explotadora de millones de hectáreas de banano guatemalteco, que sometía a miles de campesinos, en su mayoría indígenas, a condiciones laborales muy parecidas a la esclavitud.

Las medidas sociales de Arbenz estaban dirigidas a reducir de manera urgente el hambre y la pobreza, y los resultados obtenidos le hicieron ganar el respeto de obreros, campesinos, líderes sindicales y pensadores de avanzada, con el consiguiente disgusto de la derecha que comenzó por montar una campaña de mentiras en periódicos y emisoras de su propiedad, pertenecientes a cadenas que recibían dinero de publicidad estadounidense.

Obispos y curas de la iglesia católica eran parte de la conspiración contra Arbenz y desde los púlpitos los sermones calificaban al presidente como una encarnación del diablo.

En muchas capas bajas de población ignorante, el tono y el contenido de aquel mensaje hizo efectos devastadores.

Arbenz carecía del respaldo de un partido de masas, organizado, que lo apoyara y tampoco contaba con medios periodísticos con que contrarrestar la información manipulada de la burguesía local dueña de cadenas de emisoras apoyadas desde Washington.

A través de la UFC la Casa Blanca introdujo a Guatemala miles de millones de dólares para comprar políticos, jueces, difamadores, y además utilizó mercenarios internos para realizar sabotajes, desestabilizar al país, asesinar líderes y sembrar el terror con bandas de matones, que luego eran presentadas como consecuencia de la presencia del comunismo en el país.

En el vecindario reinaban sátrapas de la calaña de Somoza en Nicaragua y de Trujillo en República Dominicana, quienes a su turno, conspiraban contra un presidente que como Jacobo Arbenz les resultaba incómodo en la región.

En un momento, Arbenz parecía poder resistir, pero la embestida yanqui era feroz y la consigna era sacarlo del poder a cualquier precio, incluido el golpe y el asesinato del presidente.

Un joven médico argentino, recién graduado, llamado Ernesto Guevara, de paso por Guatemala, trató de organizar una resistencia armada, pero el embajador de su país lo hizo desistir del intento y le buscó refugio en México, pues los golpistas lo buscaban para matarlo. El Che iba así, a cumplir su cita con la historia.

Fue obligado Arbenz a dejar la Presidencia de Guatemala el 27 de junio de 1954, se exilió en México donde murió el 27 de enero de 1971, en circunstancias extrañas, mientras se bañaba en su residencia particular.

Su sucesor fue un militar mediocre y traidor que no vale la pena mencionar, que invadió su propio país con tropas apertrechadas por EE UU y apoyado por la aviación yanqui que bombardeó plantaciones y ciudades, donde murieron en forma indiscriminada mujeres, hombres, ancianos y niños.

Arbenz pasó a la historia como un presidente convencido de la necesidad del bienestar para los seres humanos, bajo los principios de la democracia y la honradez en el reparto de los recursos de su país, por eso nunca será olvidado.

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